I N E V I T A B L E

El camino a la victoria.

Narra Jun

La competencia estaba a la vuelta de la esquina y todos los equipos entrenaban hasta quedarse sin aliento.

Mi trabajo consistía en llevarles agua y comida cuando terminaran, pero, a veces no aceptaban probar un solo bocado, pues el rector BamBam les dijo que no podían subir de peso.

— Jun necesitamos toallas limpias para las duchas. – Jeong Han se veía muy pálido y mas delgado que de costumbre.

— En un momento las traigo.

Por dentro me sentía extraño, no era común que muchos estudiantes tuvieran un aspecto tan acabado.

— Jun ¿Ya no hay mas agua?. – RoWoon limpiaba su sudor con una servilleta.

— Hace rato puse una docena de botellas.

— Pues ya no hay ninguna, los hielos se derritieron y necesitamos tener agua. – Estaba molesto.

— En un rato les llevaré más, tengo que ir con el equipo de voleibol. – Traté de mantener la calma.

— Pues date prisa, no podemos darnos el lujo de estar sedientos. – Me empujo y casi me caigo.

Ese idiota media casi dos metros de alto y tenía un carácter de mierda.

Todos estaban dementes, el premio de la beca no era la gran cosa, es solo dinero a cambio de tu salud física y emocional, que imbéciles.

— Necesitamos vendas para las manos, nos arden mucho las palmas. – MyungJoon hizo un puchero y casi lloraba.

— En un rato les traigo las vendas ¿Algo más?.

— ¿Podrías traernos un poco de comida?. – SeungKwan dijo en voz baja.

— ¿Y si te regañan?.– En parte me preocupaba que me llamaran la atención a mi, pero, tampoco quería que hubiera problemas con los jugadores.

— Pon las vendas en una bolsa y aprovechas para esconder la comida, no te pido que sea la gran cosa, solo necesito algo en mi estómago.

Recuerdo que SeungKwan siempre que sonreía era más mejillas que nada, ahora solo puedo ver que su cara se ve delgada, nunca pensé verlo así.

— Bien, solo espera un poco más, tengo que ir con el equipo de natación para ver que todo este en orden.

— Muchas gracias. – Corrió para seguir entrenando.

Jihoon tenía un aspecto perturbador, su tinte rosa ya no era más que una ilusión óptica, su cabello estaba muy maltratado y las manos de porcelana que siempre ha tenido parecían de cartón.

Mientras caminaba al área de las albercas me daba un dolor en el pecho, los que organizaron este torneo siempre me preguntaban por la salud de los equipos y me veía obligado a mentir, diciendo que se encontraban en perfectas condiciones, pues si se enteraban que entrenaban sin ingerir nada más que agua y hielos estaríamos en problemas.

En cuanto entre a ver al equipo de natación mis ojos se cerraron de inmediato.

— Es Junnie. – La voz de Lia me hizo retroceder.

— ¡Oye! – Rosé me movía de un lado a otro.

— Hola. – Dije fingiendo una sonrisa.

— El entrenamiento recién empieza, debes ver nuestro rendimiento, ha mejorado mucho.

Lia es una chica delgada pero, ahora estaba casi en los huesos y sus piernas parecían no tener fuerzas para nada.

— Estamos seguras de ganar la competencia.