I N E V I T A B L E

One chance

Narra SeungKwan

Los días de entrenamiento eran cada vez peores, no comía mucho pues estaba prohibido.
Mi madre me decía que parecía un esqueleto andante, tal vez era cierto pero, si llegaba a subir de peso el entrenador no dudaría en ser grosero.

Estaba casi seguro de que la Warner no pasaba por todo esto, de hecho un chico que estudia allí, me dijo que están en semana de evaluaciones, así que se concentran primero en sacar un buen promedio y luego entrenan.

Cuando llegue a Seul pensé que la universidad Rainbow era buena pues todos hablaban de ella, creo que me equivoque, fue la peor decisión de mi vida.

— Cariño, por favor come un poco más de arroz. – Mi madre estaba muy preocupada y me veía con tristeza.

— Últimamente no tengo hambre, estoy bien con la porción que comí. – Mentiras, en verdad me moría por probar mas de ese delicioso arroz y carne de cerdo.

— Llevas días sin cenar, eso no esta bien, aunque llego tarde a casa, me doy cuenta de que no tocas los recipientes con comida que te dejo antes de irme.

— Es que me da sueño temprano y se me olvida calentar mi cena.

— Si siguiera entrando a las 6:00 am probablemente también dejarías el desayuno. – Frunció el ceño.

— Eso nunca, confía en mí, en la universidad compro algunas galletas y jugos. – Ya basta de mentiras SeungKwan.

— Te voy a creer, pero no voy a dejar de preocuparme por tu bajo peso. – Acaricio mi mejilla y se llevo los platos al fregadero.

Estaba muy hambriento, pero constantemente me pesaba en una báscula que compré a escondidas de mi madre.

Antes ya tenía complejos con mi peso, pero que una persona te diga lo inútil que eres por ser gordo, no era agradable.

Me despedí de mi madre y camine a la universidad, así podía bajar el desayuno mas rápido.

— Kwannie. – Mia me abrazó.

— Hola, buenos días. – Sonreí.

— Oye... No es por ser grosera pero, te ves muy pálido y acabo de sentir tus costillas. – Se separó de mí.

— Mia, no seas tonta, Kwannie ha estado haciendo mucho ejercicio por la competencia. – Jiwon sonrió.

— Sí, es por eso, pero no pasa nada, estoy bien y me siento de maravilla. – Los mentirosos no son buenos.

— Yo estoy en el equipo de natación y no he bajado de peso. – Mia se toco el abdomen.

— Tú eres muy pequeña y delgada, ayer comiste mas de tres platos de arroz con trozos de res. – Jiwon le dio un golpe en el hombro.

— Supongo que tienes razón, pero, Kwannie no te ves muy bien, ya no vas a nuestros círculos de lectura, la última vez fue hace casi un mes, me preocupas. – Se cruzó de brazos e hizo un puchero.

— Te prometo que estoy bien, deja que pase la competencia y volveré a salir con ustedes.

— Bien, debo ir al baño ¿Vienes Jiwon?.

— Te alcanzo en un momento.

— De acuerdo. – Mia corrió y la perdí de vista.

— SeungKwan... – ¿Uh?

— Dime.

— ¿Cuantos kilos has bajado?. – Su mirada era indescifrable. 

— No muchos, en realidad estoy...