Capítulo 21: La senda de las plumas.

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Oliver.

Estaba furioso, no quería llevarlo conmigo, justo en ese momento el ave de trueno aterrizo, pero eso ocasiono que las nubes y los relámpagos volvieran a formarse en el cielo.

-Perfecto.-Comente con ironía.

Una serie de relámpagos y truenos comenzaron a impactar contra el instituto, muchos eran detenidos por el edificio pero otros impactaban contra el terreno.

Uno de ellos justo iba a darles de pleno a Rubí y a Emma, que habían bajado del auto de la última, corrí hasta ellas como si eso fuera a evitar que la electricidad las golpeara, esto era muy malo, Charlie iba a matarme si algo le pasaba a Emma, siempre era mi culpa incluso si no lo era desde mi boda.

Aquellas marcas que la espada y el cetro habían hecho en mis brazos comenzaron a brillar mágicamente conforme mi angustia y emoción incrementaron.

En un parpadeo las sombras me llevaron hasta donde mis amigas se encontraban, logré empujarlas para que el relámpago me diera a mí.

-¡¡¡Oliver nooo!!!

La marca de la luz brillo más desviando aquel relámpago, este solo me hizo salir volando debido al impactó contra el suelo.

Estaba bien por poco, pero más relámpagos estaban por freírnos, debería de usar la espada pero está estaba enterrada bajo tierra en la cámara de seguridad del instituto.

Justo cuando el instituto estaba por ser destruido, un campo mágico de fuerza nos cubrió.

-Definitivamente no puedes estar sin meterte en problemas Oliver.

Jaime había aparecido, se veía más maduro que la última vez que lo vi, llevaba un cetro de madera del roble donde estaba el hogar de las brujas.

Este comenzó a elevar el escudo hecho por un tipo de magia de protección invisible casi como si de un velo se tratase, Jaime lo elevo sobre todos nosotros, protegiéndonos momentáneamente.

-Voy a necesitar ayuda, Oliver, Ben, Rubí, Emma y Charlie vengan conmigo.

Todos llegamos hasta donde estaba Jaime, mi madre y Taron se quedaron en la puerta lateral del instituto observándonos la fascinación del ultimo creció en ese preciso momento, lo pude ver en su cara.

-De acuerdo, cada uno tome a su pareja por la mano, comenzarán a hacer un baile que Rubí y yo les enseñaremos.

Las tres parejas sostuvimos en el aire la mano contraria del otro, comenzamos a girar sobre nosotros mismos lentamente igual que lo hacían Rubí y Jaime.

Movíamos los pies para hacerlos chocar contra la parte trasera del otro, era una danza lenta para no cometer errores.

Dimos dos vueltas, después con el pie derecho trazamos un arco, las tres parejas nos separamos al mismo tiempo.

En el suelo lenguaje mágico se comenzó a dibujar, Jaime levantó las manos y comenzó a moverlas haciendo extrañas figuras en el aire con sus brazos y manos.

-Sigan bailando en círculos.

Las dos parejas restantes seguimos bailando mientras Rubí ayudaba a Jaime con los movimientos de brazos y manos.

Después de dar un par de vueltas y haciendo movimientos cada vez menos controlados por nosotros mismos volvimos a unir nuestras manos.

De estas una luz comenzó a nacer, la marca de la luz en mi brazo se iluminó, seguimos bailando está vez tomados de la mano.

La luz que nuestros cuerpos emanaba, se expandió creando una burbuja protectora.

Una vez terminamos de bailar, la burbuja dejo de crecer ella detenía todos los relámpagos y truenos complementando el escudo con el que Jaime había llegado, está cubría los jardines, parte del bosque, el instituto y hasta la marca con los brotes de hierbas anti criptidos que Jaime había sembrado.

Oliver Blair y El Misterio de las Seis Bestias (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora