Capítulo 5: Perros espectrales y vientos huracanados.

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Oliver

La luna brillaba en el cielo oscuro sobre nosotros, me encontraba volando con Swift pero todo estaba relativamente tranquilo en el luigar.

Aterrizamos en un claro y Swift salió volando de ahí, el viento soplaba sobre mí, era cálido, en el cielo aparecieron nuevamente las seis ya conocidas señales.

Los seis círculos de las seis bestias, solo que uno en particular parecía apagado, los demás brillaban con gran fulgor.

En el cielo apareció una espada, está tenía el aspecto de ser japonesa, el mango estaba reluciente con una extraña cabeza por mango, la hoja lucía afilada.

De repente una sombra gigante apareció, está tomo el arco que había encontrado en indonesia, no solo eso tenía también la espada en sus manos, el anillo que emitía el brillo amarillo se volvió tenue.

Abrí lentamente los ojos, estaba acostumbrandome a dejar de despertar gritando.

El cuerpo me dolía, como si hubiera estado haciendo ejercicio toda la mañana.

Me levanté y fui a mi ropero, ahí estaba el arco parecía como nuevo, desde que regrese de indonesia lo había ocultado en secreto, aunque estaba comenzando a preocuparme si estaría realmente seguro en el instituto.

En menos de una hora estaba listo, este día me faltaría el ejercicio, pero podía vivir con ello.

Fui al comedor donde ya se encontraban la mayoría de los científicos, disfrutaban su desayunó entre risas y bromas.

Definitivamente se habían ganado su lugar aquí, muy pocos ingresaban, eso me hizo pensar que yo solo tenía un lugar aquí por mi poder, si bien daba los mejores resultados en parte era por mi habilidad de comunicarme con los criptidos.

Fruncí la boca, tomé mi desayuno y salí de ahí sin que nadie se diera cuenta.

Regresé a mi habitación, aproveche que la mayoría del personal estaba desayunando para poder sacar el arco y las flechas de aquí.

Subí a la azotea como ya me era costumbre, utilice el silbato y Swift apareció en el cielo, se veía increíble como siempre.

-Veo que hoy dormiste un poco más, aunque eso no te ayudo lo suficiente.

-Solo estoy un poco cansado Swift, eso es todo, desde que regresamos de indonesia siento pesadez.

-Eso no es típico de ti.

-En fin... Te traje tus panes como siempre.

-Comételos, está vez traje mi propio aperitivo.

Swift tenía una ardilla muerta entre las garras, parecía diminuta comparando el tamaño de mi amigo.

-Veo que vas a extinguir la población de ardillas locales de nuestro bosque amiguito.

-Está ya era demasiado vieja, solo le ayude a pasar al otro mundo, para mí no es más que una galleta.

-Crujiente por fuera suave por dentro y con un relleno cremosito, ¿Gustas?.

-No son gusanos, qué asco.

Comencé a desayunar sin mucho entusiasmo, pero ciertamente no tenía apetito.

La puerta que daba a la azotea se abrió repentinamente, haciendo que pegará un brinco, si alguien veía a Swift sería mi fin.

Afortunadamente solo era el bobo de Benjamín, en cuanto lo vi supuse que no había desayunado, en sus manos traía una charola con diferentes tipos de fruta.

Oliver Blair y El Misterio de las Seis Bestias (Sin Editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora