No pretendo que la lectora y el lector sean consumidos por las ansías, por lo tanto lo siguiente es totalmente revelador y lo pondré sin hacer más observaciones que no sean sobre lo que hacen las dos buenas amigas.
—Hace mucho tiempo, cuando mi marido vivía, que en paz descanse, Georgina era muy chica y tenía una amiga tan entrañable, eran de la misma sangre y siempre jugaban. Fueron a la misma escuela, por un tiempo, pues su amiga era bastante inteligente y ella pudo terminar antes sus estudios.
El viento recorrió la estancia y Emily cerró la ventana, impidiendo que fuera una distracción para Mrs. Catherine y no pudiera continuar con su relato.
—Su amiga entonces, ya que concluyó sus estudios satisfactoriamente, buscó empleo, pues no se resignaba al destino de una mujer, dictado por la sucia conciencia del ser humano. Al ver una oportunidad, buscó empleo como institutriz en una gran mansión, pues no quería ser una carga para sus padres. En ese momento parecía un ángel rodeado de luz. Los negocios de sus queridos padres decayeron y ella propuso, como solución emplearse en ese campo. Sus padres presentían un mal muy grave para ella, pero creyeron que sólo era una loca idea, que tenía su raíz en la superstición.
—¿En dónde prestó sus servicios?—preguntó Emily, aprovechando una pequeña pausa de la señora.
—En una mansión más allá de estos campos, decorada con estilo holandés, pues por las venas de sus habitantes corría sangre de Ámsterdam.
La señora tragó saliva y siguió.
—La muchacha prestó servicios durante tanto tiempo que se me ha olvidado de tanto contar. La extrañábamos tanto, que los lugares no eran iguales sin ella. La luz de las velas no daba tanta como cuando venía a visitarnos y nos regalaba minutos de su presencia y un pequeño obsequio. Los señores le metieron muchos sueños en la cabeza, como las grandes escenas que le pintaban de Londres y de su brillo prometedor a los foráneos. Pobre muchacha, dejó su empleo pensando en oficiar en Londres. Pero ahora que han pasado los años, puedo decir que le dieron tales esperanzas para deshacerse de ella, porque les molestaba que quisiera guiar a sus hijos a caminos agradables.
—¿Y Georgina?
—Ya había terminado sus estudios y mostró una enorme inclinación hacia las matemáticas, sobre todo era la mejor en su salón cuando se trataba de hacer cuentas y no se diga con otras áreas. Su sueño era estudiar Botánica, pero cómo, si la sociedad mató sus deseos. El caso es que estuvo un corto tiempo con nosotros, eso de un año. En ese año un muchacho serio y de buenas intenciones frecuento la casa y después de que graciosamente hayan sentido antipatía uno por el otro, tras una charla, descubrieron que tenían tantas cosas en común, que inevitablemente se frecuentaron hasta conocerse, incluso ambos podían enumerar los defectos que habían visto en el otro y seguían aceptándose. Angus, como se llama, le habló de un negocio que tenía y eso fue un motivo sobrado para que así se casaran. Una vez casados, viven felices y sin que el mundo lo sepa, porque es secreto, Georgina es quien administra toda la tienda, pero los demás creen que es un hombre. Ojalá así hubiera obrado su amiga.
—Tiene razón, porque ahora que vi a Georgina me parece una mujer encantadora, pero hasta el matrimonio ha retocado sus cualidades.
—Como decía, su amiga fue a Londres a trabajar, porque por el periódico puso un anuncio. Una familia de dudosa reputación la contrató, pero se encontró con cosas verdaderamente terribles. No lo hubiera imaginado si alguien más me lo hubiera contado. Vio que las mujeres ascendían, no por su cerebro, sino por sus encantos. Con ese marco corrupto, estuvo a punto de desanimarse hasta que una luz, proveniente de la fe y la esperanza, la hicieron encontrar un mejor lugar. Pobre de ella, porque recibía un sueldo modesto y casi todo lo enviaba a sus padres, quedándose con pocos chelines. A los pocos dáis, vio que la prometida paga, que era semanal, se veía retrasada y al sentirse impotente por la situación, buscó empleo pero nadie la contrataba, sobre todo porque sus primeros patrones y el vicario George, quien vio la manera de arruinarla, sólo porque odiaba que una mujer se superara. Con esa familia y ese vicario aliados, ambos lograron esparcir mentiras sobre el trabajo de esa pobre muchacha, hasta hacer que no la contrataran en un lugar decente.
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Emily
Historische Romane1840 se presenta de cualquier forma en el pueblo de Shaftesbury, Inglaterra. Pero pronto las cosas cambiarán en la población con la llegada de Emily, muchacha poco alegre que pretende buscar paz, pues la monotonía de la ciudad la tiene sumida en la...