040: el final

31 0 0
                                    

Pasado

Emilia

— Entonces.. ¿nos vemos más tarde? — preguntó.

Ella se aproximó hacia mí y dejó un corto beso sobre mis labios.. yo solo asentí, con cierta tristeza.. ¿Cómo decirle que ésta sería la última vez que besaría sus labios..., la última vez que la vería? Ella se separó de mí y me dió una última sonrisa antes de caminar hasta la puerta.

Antes de que se saliera por esa puerta, la detuve.. — ¡Machu! — ella detuvo su paso, se giró a medida que fruncía el ceño. Yo caminé en dirección suya y la tomé por ambas manos, solté un largo suspiro y bajé la cabeza.. ella me tomó por el mentón y me dio una leve sonrisa, cómo brindándome su apoyo. — Te amo. — sentencié, ella me sonrió y besó mis labios nuevamente.

Me respondió con un 'yo más', antes de salir por la puerta e irse.

Y ahí estaba yo, parada en medio de esa habitación, vacía y sola. Ahogada en mis pensamientos, estos que me estaban aturdiendo. Llevaba días pensando en hacer esto, llegó el día. ¿Por qué vivir? ¿Por qué seguir aquí, si lo único que hago es sufrir? Estoy harta de tener que pasarme noches de desvelo por estar llorando. Odio tener que sentir ese nudo en la garganta, tener que caminar por los pasillos de éste instituto mostrando un lado de mí, que es totalmente distinto a lo que realmente soy.

No aguanto más tener que soportar cada sonrisa fingida, tener los ojos hinchados de tanto llorar. Tener que humillarme ante todos y ser la burla de todos aquí. Estoy harta de ser señalada por todos y qué me vean cómo un estorbo, una peste.

Por esa razón quiero decir, adiós para siempre, adiós a todo y a todos. Esta vida me ha enseñado muchas cosas, entre ellas el amor. Me ha enseñado lo qué es el verdadero amor y los tantos sentimientos que aquello te puede llegar a causar.

Odio..., me enseñó lo que es odiar tanto a alguien a tal punto en el qué ese sentimiento se transforma en amor. Amistad, esa palabra que para mí no tiene gran significado, pero que a lo largo de mi vida.. me ha brindando las mejores sensaciones, aunque hayan sido muy pocas. La hipocresía, ahora conozco la realidad de la vida, el secreto.

La vida está llena de estereotipos que al pasar el tiempo, creemos cómo verdades. Estamos tan acostumbrados con conformarnos con tan poco, que no nos percatamos de qué merecemos algo mejor, algo que jamás hemos tenido el privilegio de tener. Estamos rodeados de personas que llevan máscaras puestas, que se hacen pasar por algo que no son y todo para esconder lo que realmente son, sus verdaderos sentimientos.

No me justifico, yo he hecho eso todo éste tiempo, pero tuve una razón. Me han hecho de todo, me han lastimado no solo con palabras y actos, sino que también lo han hecho físicamente. He sido marcada, condenada.. me encuentro atrapada dentro de un hoyo lleno de vacío y dolor, del cual no puedo salir y no pienso hacerlo.

Me giré y di un último vistazo a la habitación.. aquí habían pasado tantas cosas. Tomé la carta que había escrito y la dejé a un lado.. Me acerqué a la mesita de lado y tomé mi diario entre mis manos, volteé las páginas hasta llegar a la última y ahí con tinta negra, con mayúsculas escribí.. "Adiós." Lo dejé ahí encima de la cama y volví a tomar la carta entre mis manos.

Mis piernas me guiaron hasta el baño, entré y cerré la puerta detrás de mí. Me detuve frente al espejo, estaba en muy mala forma.. mis ojos estaban rojos e hinchados, mi cabello todo despeinado y muy descuidado.. el tono azul de éste ya no era tan oscuro cómo antes, se había tornado a un color más claro. Tenía ojeras, producto del poco sueño que he estado obteniendo.. ni siquiera me había maquillado, no tenía humor para hacerlo.. soy un maldito desastre.

Dirigí mi vista hacia mis manos, estás estaban rojas producto a qué estaba apretándolas fuertemente en forma de puño. Volví a alzar la mirada y me vi a través del espejo, cómo lo había hecho anteriormente.
Levanté mi mano izquierda y la golpeé fuertemente contra el espejo, está inmediatamente empezó a sangrar. Me ardía, pero eso en éste momento no me importaba en lo absoluto. El golpe había causado que éste se quebrara y muchos vidrios cayeran al suelo.

Tomé uno de los vidrios entre mis manos y lo observé detenidamente, mi mano estaba manchada de sangre, al igual que mis nudillos, estos me ardían demasiado. Acto seguido, con el vidrio que tenía en mi mano proseguí a cortarme ambas muñecas ocasionando que estás sangraran mucho. Comencé a sentirme frágil, mis piernas se tornaron temblorosas, mi piel pálida y mi corazón palpitaba desesperado.

Caí al suelo.

Sentía los ojos pesados, sentía mi cuerpo desvanecerse poco a poco. Ahora sí, ya todo acabaría, todo sería mejor, para mí. Ya no tendré que sufrir más, podré estar tranquila, ya no más. Mis ojos poco a poco se fueron cerrando hasta que lo único que vi fue negro.

Adiós mundo.

FIN

—n;

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—n;

TODOS TIENEN SECRETOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora