Nothing Is Forever

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Su rostro cambió en segundos, dejó esa loca sonrisa por un rostro algo preocupado y raro. Se acercó a mí y con su mano llena de sangre del cadáver la paso por mi comisura, haciendo con la sangre una sonrisa más grande.

—Taehyung-ah siempre sonríe de oreja a oreja. —las bocinas de los choches policiales se escuchaban y el corte de luz le dio tiempo de salir.

Al volver la luz, ya no se encontraba ahí, solo dije una palabra y me desmaye.

—Taehyung, ¿Qué sabes del asesino? —la mire algo confuso, me había ido por unos segundos a mis recuerdos.

—Ehm..No se nada.

—Vamos se que debes saber algo, debes aportar tu opinión sobre él en el trabajo. —deje un silencio por unos segundos y después me digne a hablar, debía dar mi opinión si no tendría una mala nota y eso no lo soportaría.

—Ese tipejo es alguien con muchos problemas mentales, que tal vez son por infancia, sus padres o sólo por que él invento cosas, parece gustarle las obras de arte, siempre hace algo nuevo con sus víctimas y la sonrisa en los rostros debe de ser por algún problema íntimo, un trauma. —la mire y ella asintió, sentí que lo había dicho muy, muy como si no fuera yo quien lo hacía, como si otra persona hubiera hablado.

Seguimos escribiendo el reporte sobre nuestro tema, deje el computador solo unos segundos en la mesa, quedándome dormido, ya que anoche estuve "arreglando" ciertas cosas.

Dormí, dormí tanto, no sentí nada, mi cuerpo se había relajado lo suficiente como para solo sentir como respiraba, nada más. Al despertar sentí algo cálido posarse en mis labios, sentí unas manos posarse detrás de mí cuello y vi a la chica con la que hacía mi trabajo Yaong-Mi.

—Que haces. —dije levantándome tranquilo mirándola.

—Algo en ti, me excita mucho.
—suspiraba sobre mis labios, haciendo que en mi entre pierna se sintiera muy bien.

Busque sus labios desesperado, mientras mantenía mis ojos entre abiertos, necesitaba sentirla, necesitaba, tenerla a mi merced y poder hacer cualquier cosa con ella, necesitaba entrar en ella.

Mire sus ojos y a continuación mire sus labios, humedecí mis labios pasando mi lengua por estos. Sus ojos mostraban lujuria, eso me calentaba mucho. Mis hormonas comenzaron a acelerarse y mi sangre hervía, ahora que estaba excitado, ya no podría parar.

—Si sigues mirándome así, me calentaré más. —dijo ella y después atacó mis labios introduciendo de inmediato su lengua.

Eso me dejó loco, dejé mis manos en sus glúteos, apretando estos, sentía que poco a poco estaba llegando al cielo y en verdad no quería llegar tan pronto, en un movimiento deje su cuerpo bajo él mío, bese sus labios, dejando que nuestras saliva humecten nuestros labios, me separe de sus labios cuando dejó su mano en mi entre pierna, encima de mi pantalón, dando pequeños círculos como acaricias, gemí ronco, estaba demasiado excitado y necesitado, gemí nuevamente, su mano estaba dándome una hermosa mamada.

No mantenía el control de mi cuerpo, mis manos viajaron a su cabeza, obligándola a bajar y que su boca llegue a mi miembro, su respiración caliente chocaba con mi miembro, sintiendo una corriente y una vibración.

—Mierda hazlo ya. —deje que mi mano fuera a su cabeza, haciendo que su boca estuviera en contacto con miembro.

Me estremecí y deje que su boca jugará con su paleta, sentí como sus dientes se hacían presentes y como con su lengua jugaba con mi glande, era magnífico él como hacía un buen oral, mi mano libre hacía un puño, mientras mi otra mano hacía que sus movimientos fueran profundos y mucho más placenteros.

Sentía que estaba a punto de venirme pero evite eso, quitándole su helado y haciendo que me mire bese sus labios y mientras hacía eso saque de mi pantalón un preservativo. No podía ser padre, estudiante joven y asesino en serie con un hijo, no, no, soy malo pero no tonto.

Me senté e hice que ella también lo hiciera y comencé que nuestro placer, haciendo que de una sola vez entrara en ella, los dos gemíamos, los dos sudábamos, los dos parecíamos enamorados de nuestros actos, los dos parecíamos querer más después de este acto, aceptó, aceptó tener sexo con ella, pero no todo era para siempre, nada es para siempre.

Últimos gemidos, últimas gotas de sudor y probablemente último sexo junto a ella.

—No te lo personal ni nada, pero si quieres te soy mi numero por si necesitas otra cosa. —dijo guiñándome un ojo y mientras sonreía, volvió a besarme para poder ponerse su ropa y dejarme su numero. —Aún falta vernos.

Me dijo, poniendo su dedo mi pecho y dibujo una línea recta hacia abajo hasta llegar a mi abdomen, la mire mientras sonría y volví a tocar esos hermosos labios con los míos.

—No pienses que soy zorra, piensa que soy un juguete al cual puedes hacerle todo tipo de cosas. —esta vez su sonrisa era diferente, esta vez se refería a otra cosa aparte del sexo.

En mi mente las voces me decían.

"Mátala, Mátala."

Pero no quería, mis impulsos me ganaban, pero aún así guarde silencio y me quedé en el sofá. Hasta que en un parpadear de ojos, tenía un lápiz en mi mano y su punta cerca de su cuello.

—Sabía que eras tú. —me dijo, me controle y abrí mis ojos de par en par.

Después de eso, me relaje y jugué con el lápiz en mis manos, ella se sentó de una mejor manera  y miró la salida de mi cuarto.

—Tal vez no te mate, pero si llegas a cruzar esa maldita puerta voy a moler tus sesos. —dije tranquilo, mientras ella se comportaba mal. —Si dices algo de todo esto te mataré.

—Lo tengo claro, sabía que eras tú y no diré nada pero jamás pensé que así era tu actitud.

—No sabes nada de mi, no podías suponer nada. —dije mientras sonreía y dejaba la punta en su cuello.

Ahora alguien sabe quien y que puedo hacer.
Sonreí.

Fear || KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora