Capítulo 1: "Te besaría"

381 19 3
                                    


Cuando piensen que las cosas no pueden ir peor, siempre pueden estar mal, terribles, u horribles. Al tocar fondo en cualquier aspecto, ya es muy difícil salir solo. Yo siempre fui una chica perfeccionista conmigo misma. Me gustaba hacer de todo bien y esperaba que la gente me respondiera de tal forma, como al saludar llegando a un sitio, sonreír al mesero que te atiende por la mañana. Ser amable, respetuoso y paciente. Pero por más buena o bueno que seas, nunca podrás lograr que otra persona lo sea si nunca lo ha sido.
¿Cuándo me di cuenta que mi vida iba mal? Cuando la persona que más amaba comenzaba a fallarme constantemente. Pero hoy, era un día especial, iba a tener una especie de “segunda luna de miel” en un lindo hotel en Los Cabos frente al mar. Un lugar tranquilo y que para la temporada, estaba vacío y muy agradable.
Llegamos a las doce del mediodía y fuimos a nuestra habitación a refrescarnos y cambiarnos para comer, cuando, por sorpresa para mí, nos encontramos casualmente con compañeros de trabajo de mi esposo Eric.

—¡Oh! Trajiste a tu esposa, espero que no se aburra con estas reuniones—comentó uno de ellos y yo me quedé atónita unos minutos.
—Sí, es como matar dos pájaros de un tiro—contestó Eric. Aquello me había molestado de una forma increíble. No estábamos ahí por los dos, por revivir nuestro matrimonio después de cinco años. Era un estúpido viaje de negocios en el que aprovechó para que dejará de molestarlo en casa acerca de que siempre me dejaba sola.
No comi ni un bocado, estaba tan molesta, sin embargo no me paré por respeto a los hombres de negocios que no tenían ninguna culpa. Fue hasta que íbamos de regreso a nuestra habitación que escupí la bilis.

—¿Matar dos pájaros de un tiro? ¿¡En serio!?—reclamé en el pasillo, cuando el abrió la puerta de nuestra habitación.
—Sabía que si te lo decía no ibas a querer acompañarme, amor—excusó con tono inocente.
—¿Y preferiste engañarme? ¿Creíste que no iba a darme cuenta?—grité y azoté la puerta.
—Lo siento mucho, cariño, lo importante es que disfrutemos la vista, la piscina, la cama—intentó abrazarme pero lo aparté.
—Y a tus juntas de trabajo, las cuales si no te acompaño, tendré que esperarte aquí como una idiota tal cual lo hago todos los días en casa.
—No será así, cariño. Trataré de estar todo el día disponible…--el sonido de su teléfono comenzó a sonar.
—Claro—dije con sarcasmo.
—Solo esta vez, cariño. Prometo compensarte. Cenamos esta noche, ¿Sí? Haré reservación a las ocho, yo vendré por ti. Lo prometo—masculló caminando hacia la puerta y atendió el teléfono saliendo de la habitación.
Y así me quedé sola durante varias horas, en las cuales, dormí un poco en la suave y grande cama. Luego tome una ducha larga, depilé todo mi cuerpo, y al secarlo, unté crema por toda mi piel y me coloqué un vestido de seda rosa palo ceñido al cuerpo bastante corto, el ual, solo adornaba dos tirantes ligeros. Tacones dorados. Me maquille y peine mi cabello dejándolo con unas ondas suaves. Luego espere.

Y esperé.

Y esperé. Hasta que el reloj marcó las nueve con treinta minutos de la noche. Mi celular no tenía ninguna llamada, y molesta, decidí salir a buscarlo. No había demorado tanto en arreglarme para quedarme en la habitación.
Llegué al bar y no había señas de él. Marqué a su teléfono pero al parecer rechazaba la llamada.

—Es un imbécil—dije entre dientes. Caminé a la barra y me senté en un taburete.
—Un vodka solo, por favor—pedí al chico. Suspiré de cansancio y miré a mí alrededor. El lugar era bellísimo. El bar y la recepción tenían una vista estupenda de las piscinas y del mar. Me sentía triste por estar en el paraíso sola, y con un sentimiento enorme de enojo que no podía sacar, solo con alcohol.
Al pedir mi segundo vaso, noté de reojo a un hombre, sentado a dos taburetes de mí, que me observaba. Al dar un trago de mi nueva bebida, el hombre se sentó a un taburete de mí, acercándose.

—Hola—dijo una voz masculina y gruesa. Sonrió—¿Quieres bailar conmigo?—giré a la pista de baile, donde había muchas personas bailando al ritmo de la música urbana.
—No, gracias—respondí sin siquiera prestarle atención.
—¿Aún no bebes lo suficiente como para animarte?
—No bailo con extraños—escuché que soltó una risita, y ahí fue cuando la curiosidad me ganó. Giré levemente la cabeza y observe al hombre, que al instante, me impresionó un poco su reluciente sonrisa y las arrugas finas de sus ojos al sonreír. Luego miré sus ojos azules. Eran enormes, como nunca los había visto. Era de piel bronceada y cabello negro. Pómulos marcados y complexión delgada. Vestía un esmoquin muy elegante.
—¿También te dejaron plantado?—pregunté por instinto, ya que su ropa no cuadraba como para venir solamente al bar.
—Algo así. ¿A ti?—me encogí de hombros bebiendo de mi vaso. Dando por terminada nuestra conversación casual.
Al pedir mi tercera bebida decidí marcharme. Fingí que caminaba bien al cruzar  recepción. Bajé unas escaleras y caminé por el área de las piscinas, luego, a unos metros más, podía entrar a la playa. Me quite mis zapatos de tacón para caminar a gusto sobre la arena.
Los golpes de las olas del mar eran un sonido majestuoso para mí. miré al cielo en lo que caminaba más hacía adentro, el cielo estaba tan estrellado y bello, que me distrajo de mi caminar. De pronto, me encontré en la orilla del mar, y sin darme cuenta, una ola enorme se avecinaba hacia mí.
De la nada, una mano me jaló del brazo, salvándome de ser arrastrada y tragada por el mar.

—¿Estas siguiéndome?—reclamé hacia el hombre que vi hace unos minutos en el bar.
—No deberías venir aquí sola—respondió.
—No deberíamos hacer muchas cosas, o más bien deberíamos hacer muchas cosas—reclamé y me tropecé con mis propios pie. Él alcanzó a sujetarme y luego, me guio a unas camas de playa que estaban a unos metros de nosotros, bajo unas lindas palmeras.
—Cosas como no mentir, engañar, decir cosas que no son verdad. Comportarse como un idiota, no usar el cerebro—hablé sin coherencia mientras miraba el cielo.
—Por lo que veo alguien te decepcionó—comentó sentándose en la cama a un lado.
—Esta iba a ser como nuestra segunda luna de miel—confesé—Pero solo fue un estúpido viaje de trabajo. Y luego, me arreglé, como siempre, para cenar, y no llegó—tenía ganas de llorar pero lo sostuve.
—Lamento que ese idiota se haya perdido la oportunidad de verte—comentó. Lo miré.
—¿Y tú por qué estabas en el bar también tan elegante?—sonrió.
—Iba a cenar con mi prometida y sus padres, pero ellos no pudieron llegar, así que ella se molestó y ya no quiso salir siquiera.
—¿Cuándo es la boda?
—En cinco días, justo aquí.
—Oh vaya, las bodas en la playa son hermosas—volví mi vista al cielo.
—Aún no sé si podremos bailar en la arena.
—Claro que se puede—me levanté y tambalee un poco. el chico me sujeto y entonces yo lo jale, lo sostuve de los hombros y comencé a simular un baile.
—Dijiste que no bailabas con extraños.
—Déjame, ya estoy ebria—se río.
—¿Crees que pueda casarme todavía si no podía quitarte la mirada cuando llegaste al bar?
—Sí, porque nunca me volverás a ver. Y no es necesario que digamos nuestros nombres. En realidad ni siquiera quiero saber el tuyo—se carcajeo.
—Te besaría si no estuviera comprometido.
—Te besaría si no estuviera casada.
—Creo que ambos estamos lo bastante ebrios como para no recordar nada de esto mañana—reímos.
—Aun así no te besaré—recalqué.
—Espero que tu esposo se dé cuenta de la mujer que tiene.
—Espero que tengas una linda boda—respondí.

Sin darnos cuenta, estábamos abrazados; yo le sujetaba los hombros y el mi cintura. Nos miramos directamente a los ojos, con la poca luz del hotel que alumbraba la playa. Y así estuvimos durante unos minutos, suficientes para haber grabado ese par grande de ojos azules en mi mente.

****
Hola, niñas!! He vuelto, ¿Por que tan pronto? Se preguntarán.
Ya tenía esta idea en mi cabeza pero la comencé a escribir con otro artista para variarle a mis novelas, pero descubrí que nadie más mr inspira tanto (y les gusta a ustedes xd) como Rami, entonces aquí lo tienen❤ díganme que opinan de este primer capitulo♥️
Besos y abrazos😍

Bailando con un extraño 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora