Capítulo 18: "Posesión"

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Rami.

Sé que había estado mal seguir a Lacey desde que salió del hotel, así como la seguí aquella primera noche que la vi. Pronto me di cuenta que mi instinto lo quiso y lo hizo porque sabía que podía estar en peligro. La primer noche la salve de caer en el agua y de ser probablemente arrastrada por una ola gigante, hoy la salve de un depravado. Y aunque estaba molesto y muy dolido, no podía permitir que algo malo le pasara.

Cuando estuvo sana y  salva en mis brazos, temblando y con la piel helada del miedo, sus palabras me dejaron igual, pero de la impresión, ya que no podía creer lo que me había dicho.

Me quité mi chaqueta y la coloque sobre sus hombros, luego nos levantamos de la acera y caminamos hasta mi auto. Una vez ahí refugiados conduje hasta mi casa. Ella seguía con su expresión de miedo y yo pasmado, hasta cuando entramos en la casa, la ayude a sentarse en el sofá mientras yo preparaba un poco de té para poder distraerla y calmar sus nervios.

—Aquí tienes—dije regresando con ella. Le extendí una taza con líquido caliente. Me miró al tomarla y articuló un débil "gracias". Bajé la mirada y de pronto, Lacey posó su mano arriba de la mía, la cual se encontraba sobre mi pierna.

—¿Qué pasa, Rami?—la miré y ella estaba observándome fijamente. Su rostro irradiaba una tristeza tan grande que me sentí terrible, al mismo tiempo, se miraba tan tierna, pero verla sufrir era algo que no quería. Me aparté y me levante. Di una vuelta sobre la sala sin saber que decir.

—No tiene sentido—murmuré.

—¿Qué?—exclamó sin aliento.

—Lo que me dijiste después de salvarte—me giré mirándola nuevamente—No deberías jugar así con mis sentimientos y con esas palabras.

—No estoy jugando—dejó la taza sobre la mesilla de centro, se levantó y acercó a mí.—¿Qué fue lo que hice para que digas esas cosas?—tomé mi teléfono del bolsillo de mi pantalón, navegue para encontrar la conversación y se la mostré. La expresión de su rostro al leerlo, fue de confusión.

—Yo no envié eso, Rami—me miró y volví a guardar el aparato.

—¿Entonces quien fue?

—Nunca te diría algo así, especialmente porque...--calló.

—¿Por qué?

—Porque esa noche que estuvimos juntos fue... increíble y yo... no quería irme, no quería que te fueras. Eric vio la marca que hiciste en mi cuello y enfureció, luego encontré mi teléfono en su oficina una semana después, creo... que él te envió esos mensajes—dijo con culpa.

—Él también te marcó, y dijiste que no habías estado con él, ¿Por qué mientes, Lacey?

—No lo hago, Rami, estuvimos juntos porque lo puso como condición para que tú y yo lo estuviéramos. No lo hice porque quisiera, él quería reclamarme—comenzó a fastidiarse.

—Y tú lo dejaste—reclamé de igual forma.

—¡Sí, porque quería estar contigo!—gritó—Quise llamar y decírtelo—comenzó a llorar—Me di cuenta esa noche y lo siento sino pude hacer nada más. Eric de repente es muy violento y posesivo... tengo miedo—se limpió las lágrimas y fue entonces que la abracé fuertemente.

—¿Te lastimó?—negó con la cabeza.

—No sé cómo enfrentar el hecho de que ya no lo amo. No sé cómo terminar esto—me miró directamente a los ojos—¿Te me amas?—la miré, y era obvio lo que iba a responder, pero fuimos interrumpidos al abrirse la puerta principal de la casa a un lado de nosotros. Lucy y Eric aparecieron por ella.

—Sabía que estarían aquí—comentó ella. Eric se abalanzó sobre nosotros y nos separó.

—No hemos hecho otro intercambio, así que vete olvidando de la idea—reclamó tomando a Lacey del brazo—Te lo dije muy claro, Lacey. Y estas colmando mi paciencia—murmuró molesto hacía ella, apretando su brazo.

—No la toques así—reclamé empujándolo. Él me miró sorprendido.

—¿Quién te crees que eres, imbécil?—espetó respondiéndome la acción.

—Es una mujer.

—Y es mi esposa. ¿Crees que me hizo mucha gracia la marca que le dejaste? Ganas no me faltan de partirte la cara, idiota.

—Eric, por favor—pidió ella.

—Te dije que no hablaras con él, ¿Qué? ¿Quieres volver a acostarte con él? Te gustó mucho ¿verdad? Dejémonos de tonterías y ya que estamos aquí los cuatro, ¿por qué no confesamos quien lo hace mejor?—al gritar aquello, su aliento a alcohol llegó hasta mi nariz.

—Eso no es necesario, ellas lo saben—dije yo.

—Vamos, Lacey, ¡Dilo!—gritó y la jaló de ambos brazos ella se resistió y en ese momento, lo alejé de ella.

—Es suficiente—trate de calmar la situación, pero solo gané provocarlo más, pues me propinó un puñetazo en la cara.

—¡Rami!—gritó Lucy.—Lárgate de aquí, imbécil!—dijo empujándolo, Lacey lo tomó del brazo y lo jaló.

—¡No vuelvan a acercarse a nosotros!

—¡Tu no vuelvas a golpear a Rami! Sino ya sabes lo que va a suceder—lo amenazó. Ambos se miraron unos segundos con coraje. Luego, él volvió a jalar a Lacey.

—¡Suéltame! No quiero ir contigo a ningún lado. Ya sé lo que hiciste con mi teléfono—lo enfrentó.

—Así como con ese teléfono, contigo puedo hacer lo que quiera—respondió él. Trate de nueva cuenta de alejarlo pero Lucy me detuvo mientras él y ella salían del lugar forcejando.

—Apártate, Lucy—pedí.

—No, Rami. Ahora tú vas a decirme lo que pasa en realidad—la miré.—Nadie aquí es tan estúpido como para no darse cuenta—me aparte en silencio—¿Te enamoraste de Lacey?—preguntó con un poco de dolor en sus ojos y predispuesta a la respuesta que ya tenía en mi garganta, lista para salir. Bajé la mirada, no quería responder, no quería lastimarla hasta tal punto.

—Dímelo, por favor—exclamó.

—Lo siento—fue lo único que pude decir, y al mismo tiempo, le daba a entender la respuesta.

Bailando con un extraño 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora