Capítulo 15: "Guerra"

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Lacey.

Cuando yo, particularmente, decidí dar ese paso con Rami, no fue esencialmente para saciar el deseo que quedó en mi desde aquella noche que pudimos compartir, esto, tenía un significado más fuerte. Había sentimientos de por medio, y era mutuo, ahora que lo pensaba, y miraba a mi esposo directamente a los ojos, me di cuenta el error que cometí, pues el roce de sus labios y sus brazos sobre mi cuerpo, no eran lo mismo que los de Rami. Me sentí culpable y confundida. Ahora en adelante solo pensaba en cómo hablar con ambos y me aterraba la idea de que algo saliera mal.

Lo que resto del día, fuimos a almorzar con mi hermana y su esposo fuera de casa. Mantuve a Matt en mis piernas todo momento mientras le daba de comer.

—Chicos, ¿Están de acuerdo que Lacey se miraría hermosa de madre?—comentó mi hermana—Solo mírenla con Matt—elogió y Eric me miró.

—Es cierto—congenió Joe—¿Ya lo están planeando?

—Es demasiado pronto todavía—contesto Eric.

—Ya llevan cinco años casados, yo creo que ya es hora—replicó Blake.

—Aún disfrutamos de nuestra juventud y de los momentos libres—continuó Eric, sin siquiera conocer mi opinión al respecto, y en ese momento me di cuenta que no era importante para él lo que yo pensara al respecto. Él sabía que yo tomaba píldoras anticonceptivas y el no hacía más para cuidarse. Aquello era muy injusto y tampoco lo mencionaba para no causar problemas. No podía creer que me convertí en la clase de esposa de un hombre machista.

—Iré al baño un momento—anuncié. Dejé a Matt en los brazos de mi hermana, me levanté de mi asiento y camine al baño del local.

Me miré en el espejo y los recuerdos de la noche anterior me invadieron. Un escalofrió recorrió toda mi espina dorsal y llegue a sentir los cálidos dedos de Rami por mi cuerpo.

En ese instante lo supe, no tuve que esperar más. Sentía cosas por Rami y tenía que decírselo. Busqué mi teléfono en mi bolsillo y no lo encontré. Volví a salir con mis acompañantes y busque en mi bolso.

—¿Qué sucede?—preguntó Eric.

—Nada—respondí mirándolo.

—Ya debemos irnos—dijo. Asentí con la cabeza y volví a levantarme.

Esto no podía estar pasándome. No encontraba mi teléfono por ninguna parte. Busque en mi bolso, en el auto, en cada rincón de la casa y no había pistas de él. Estaba ansiosa y desesperada, prometí que lo llamaría y quería hacerlo. Debía hacerlo, pero sin ese aparato no podía.

—¿Qué es lo que buscas tan molesta?—preguntó Eric parado en la entrada del baño de nuestra habitación.

—Es mi celular, tenía mis citas de mañana agendadas ahí—me senté sobre la cama y lo miré fingiendo que no era muy importante.

—Te compraré otro mañana.

—No es necesario, debe estar aquí en alguna parte.

—Quizá se te cayó y alguien lo tomó. ¿Tenías algo más importante ahí?

—No—respondí aparentado seguridad. Me miró en silencio, caminó hacia mí y estando una vez cerca, me sujeto el rostro y lo inclino un poco hacia la izquierda.

—¿Acaso es una declaración de guerra?—preguntó molesto.

—¿Qué?—pregunté confundida y un tanto asustada.

—Rami Malek te marcó el cuello—abrí los ojos sorprendida y me ruborice de la vergüenza—Seguro le gustó la que yo te deje en el pecho—lo miré en silencio mientras me daba la espalda y ponía sus manos en la cintura, fastidiado.

Bailando con un extraño 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora