Capítulo 20: "Una parte de mi corazón"

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Rami.

Lacey se levantó de golpe, lo que me hizo despertar de igual forma. Abrí los ojos y me senté sobre la cama, observándola. Ella, tenía su rostro pálido y sus ojos muy abiertos. Sostenía su teléfono sobre su oído derecho y no articuló palabra por unos segundos.

—¿Qué pasa, Lacey?—pregunte mostrado aparente preocupación.

—Voy para allá—dijo por fin y finalizó la llamada—Es mi hermana... está en el hospital—la miré extrañado, mientras ella se levantó y se vistió.

—¿Qué le pasó?—pregunté imitando su acción.

—Tuvo un accidente—dijo titubeando. Se vistió tan rápido y luego se colocó sus zapatos. Metió un par de cosas a su valija, y luego la cerró.

—Yo te llevaré.

—No—dijo de inmediato y nos miramos—Eric está con ella y... solo llévame donde dejé mi auto, por favor—le tomé la mano y la jalé hacía mí.

—Tranquila, estará bien—espeté acariciando su cabello. La acerqué a mi rostro y la besé. Ella se alejó y tomó sus cosas.

—Lo siento, pero tenemos que irnos—exclamó abriendo la puerta de la habitación. Me puse mi chaqueta, tome mis cosas y salí detrás de ella.

Cuando aparque mi auto a un lado del suyo, la miré y la detuve, pues amenazaba con salir disparada sin siquiera despedirse.

—¿Qué pasará a partir de ahora?—pregunté, mirándola a los ojos. Ella se tomó su tiempo para pensarlo en silencio.

—Rami, yo... necesito arreglar algunas cosas en casa, con Eric. Quiero que sepas que hay probabilidades de que podamos estar juntos y que no.

—¿Ahora no estás segura de lo que sientes?—pregunté un poco decepcionado.

—Son muchas cosas, Rami. Si dejamos a nuestras parejas, ¿Qué haremos después? Tenemos que planearlo bien, tú tienes tu vida en California y yo en Colorado. Tu vida es la de un artista reconocido, yo soy una chica promedio.

—Lacey, eso podemos arreglarlo después, no te preocupes por eso, lo importante es que tú y yo estemos juntos.

—Ya no debemos pensar solo en eso. Ambos somos adultos y debemos pensar bien antes de tomar una decisión.

—¿Qué fue lo que te hizo cambiar de repente?—bajó la mirada—¿Qué anoche no fue igual que la vez anterior?—pregunte, comenzando a sentirme inseguro.

—No es eso, es solo que debemos pensar más allá del sexo.

—Pero lo nuestro es más que eso.

—Lo sé--volvió a mirarme. 

—Es que tienes que elegir, ¿es eso? Entre Eric y yo—acerté, con un nudo en la garganta.

—Solo tengo que pensarlo más.

—¿Qué más tienes que pensar? Él es un abusivo, celoso, te puede lastimar, y quizá te ha sido infiel antes, ¿no lo has pensado?—reclame fastidiado.

—Por supuesto que sí lo he pensado—exclamó de igual forma.—No soy estúpida.

—Pues no estarías con él sino lo fueras—me miró un tanto con sorpresa. Giró su cuerpo y abrió la puerta con rapidez.

—Lo siento, cariño, no quise decir eso—repliqué siguiéndola fuera del coche.

—Yo te llamaré, Rami. Mientras tanto será mejor que no nos veamos—dijo por último abriendo la puerta de su auto. Se subió en el y arranco con velocidad hacía la carretera.

Suspiré mirándola alejarse. En ese momento, sentí como una parte de mi corazón se iba con ella.

Posterior a ese día, pasaron muchos más, y Lacey aún no me llamaba. Decidí respetar su espacio y me sostuve firme sin mandarle mensajes o ser yo el primero que llamase. Aun así no podía negar que estaba desesperado y muy nervioso, pues las pláticas de la boda  volvieron a ser muy recurrentes, y ya había otra fecha para el evento.

—Como se pospuso todo en Los Cabos tuve que cancelar el banquete y la banda, así que mi hermana está organizando la boda en Santa Mónica, será una ceremonia muy corta, y familiar—comentaba Lucy mientras cenábamos con sus padres—Y ya tenemos las invitaciones—su madre soltó un grito de la emoción y se levantó a tomar el papel que Lucy en seguida mostró.

—¡Es en tres semanas! Fenomenal—exclamó la mujer.

—Felicidades chicos—mencionó su padre. Yo solo sonreí.

Por la noche, Lucy y yo, volvimos a nuestra casa, y cuando estábamos a punto de recostarnos para dormir, ella llamó mi atención.

—¿Crees bueno que invite a Eric y Lacey?—la miré extrañado.

—Sabes que eso no terminará bien. La última vez lo amenazaste y me golpeo—me senté en el borde de la cama, mirándola.

—Es que, no sé... lo hago más por ella. Pobrecilla.

—¿Por qué dices eso?

—Eric es un patán. Es machista y cuando estuvimos juntos... bueno, digamos que no fue la gran cosa y ni siquiera me preguntó cómo me había sentido—hice una mueca.

—¿Él fue el de la idea en primer lugar?

—Él me lavo la cabeza, y sabes como soy. Se hizo la victima conmigo, además me confesó que ya le había sido infiel y se sentía fatal.

—No me sorprende. Pero, ¿por qué hacer el intercambio?

—Creo que quería saber si Lacey era la culpable de su disfunción.

—¿Qué?

—Y no es así. Claramente es él, yo puedo corroborarlo—desvié la mirada extrañado y sorprendido. En ese momento, mi teléfono recibió una llamada. Me levanté y lo tome del tocador de la habitación. Al ver el nombre de Lacey en la pantalla, las manos comenzaron a sudarme.

—¿Sí?—conteste.

—Hola, Rami. Lamento la hora, yo... quería decirte que... esto... lo de nosotros nunca podrá pasar—escuché por el auricular como tragaba saliva duramente y sollozaba.—Tuve mucho tiempo para pensarlo y ya lo decidí, y...elijo a Eric.

—Lacey...--mencioné, sin saber que más decir. Mi corazón estaba devastado.

—Lo siento—lloró y colgó la llamada. 

Bailando con un extraño 《Rami Malek》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora