Primera promesa rota. Prometí hacerte una carta todos los días durante este mes, y mira, ya la rompí. Ayer no te escribí, espero no te moleste, es que tuve cosas que hacer. Después de tanto tiempo, mi rutina se vio interrumpida y eso me alegró, por ello olvidé hacerte la carta. Y, seguramente, leyendo esto, quieras golpearme. "Deja de justificarte" dirías. No lo hago, sólo quiero hacerte entender un detalle en medio de este mar de confusión.
Y ya que estamos aclarando detalles, supongo que tienes muchas y miles de dudas con respecto a mi y a mis cartas. Trataré de ir contestando una a una esas dudas. Hoy hablaré del por qué decidí escribirte en el mes de septiembre.
En lo personal, es un mes mágico. La estación que trae consigo siempre me ha gustado. Pero, debo decir que, lo que más me gusta de septiembre, eres tú. He tomado decisiones enormes en este mes, decisiones que marcaron el rumbo que tomó mi vida. Y en cada una de esas, estuviste tú, apoyándome y dándome soporte. Es un mes que trae cambios, buenos o malos. Ha significado para mi nuevas etapas.
Ignoremos el hecho de que cumples años el veinte de septiembre. Te juro que eso no tiene nada que ver.
Bueno, tal vez un poco.
¡Maldición! He dicho tanto y nada en esta carta. Perdona, son los nervios.
Bien, te diré. El calendario romano comenzaba en marzo, por ello, el mes de septiembre era el séptimo. Poniéndonos muy filosóficos, el siete es el "número perfecto" en la biblia. Lo sé, estoy loco, pero a un nivel inofensivo, no te asustes.
Ahora, llevo siete meses muerto en vida. Siete meses donde me alejé de todo ser humano a quien amaba, incluyéndote. Siete tediosos meses, justamente comenzando en marzo. Pero detente, no hagas analogías sin sentido; a ti ya te había perdido desde hacía más tiempo.
Pero entonces, el nueve de agosto, dijiste algo sobre hacer cambios. Que para ti, septiembre siempre fue bueno para hacer nuevos comienzos y esas cosas, por la transición de las estaciones y no sé qué demonios. Tú y tus temas espirituales. Así que decidí obedecerte, aunque en el fondo seguía creyendo que estabas un poco loca. Mas no me quejo; eso siempre me ha gustado tanto en ti.
Así que acá está la respuesta. En el pasado, hice cambios en este mes, tomé decisiones importantes para estas fechas, y con tu ayuda. Y luego vienes a decirme que para ti, también es un mes especial. Y, como te dije, habían pasado siete meses ya... Tal vez no tuvieran nada que ver una cosa con la otra, o tal vez, fueran señales del universo. No lo sé.
Sólo seguí mi voz interior, cómo tú sueles hacer, y me dejé llevar. Y acá estamos, acá estoy, creyendo que haberte escrito fue una locura que recuperó la poca cordura que me quedaba.
Espero que esto te haya servido, y no haya sido confuso al leer.
Dios.
Sentí como si redactara un correo electrónico para algún profesor, demonios, disculpa la monotonía al hablar. Bueno, al escribir. Como dije, son los nervios.
Por siempre tuyo, 23.