29–30 de Septiembre
Como puedes ver, yo también escribí esto al final de un día y al comienzo del otro.
Como puedes ver, tu carta llegó a mis manos, a mi corazón y a mi alma. Pasé leyendo tus palabras durante todo el día, planteándome preguntas sin respuesta, preguntas que tú debes responder, y las respuestas a tus preguntas. Al menos, aquellas que puedo contestar.
Comenzemos con mis preguntas que tú debes responder. Dime, ¿desde hace cuánto es que sabes todo? Porque dijiste que suponías quién era, sin embargo, alguien que supone solamente y no está seguro, no afirma luego los hechos.
Tu supones conocer quién soy, y aún así, hablaste en la carta afirmando cosas que hacen referencia única y exclusivamente a mi persona. Así que dime, ¿desde hace cuánto sabes todo? ¿Y por qué seguiste fingiendo que no sabías nada?
Sabía que eras lista, pero confiaba en mi capacidad de mantener mi identidad secreta. Ahora sé que sería un pésimo súper héroe.
Como sea, mi siguiente y última pregunta es esta. ¿Él es bueno contigo? ¿Te hace feliz? ¿Estás bien con él?
Bueno, fue más de una. Pero todas van dirigidas al mismo tema, así que no importa.
Espero no entrometer mucho mis narices, sólo quiero asegurarme que estarás bien.
Las preguntas sin respuesta simplemente las guardaré para mi. Ya te he agobiado lo suficiente con mis dudas a lo largo del mes.
Ahora, las respuestas a tus preguntas. No creo que sea una buena idea seguir escribiéndote cartas en octubre, o en noviembre, o en los siguientes meses. Continuar con esto sería seguir aferrados a algo que nos hace daño a ambos.
Así que probablemente las cartas se vayan tan rápido a como llegaron. Lo siento.
Tu segunda pregunta inquiría si me quedaría, si estaría a tu lado esta vez, si sería capaz de convertirme en esa tierra fértil donde puedas florecer.
No quiero ahogarte, Alis. No quiero seguir ahogándote, quiero que flotes, que vueles, que nades, no que te ahogues. Y en este momento no soy una buena compañía; no lo soy ni para mi mismo. Quisiera mejorar, estoy en ello ahora, estoy tratando de mejorar.
Pero tú no mereces seguir esperando por mi; lo has hecho durante mucho tiempo y no ha servido de nada más que para causarte dolor. No quiero seguir hiriéndote.
Así que la respuesta, creo que sería no. En este momento no, al menos.
Si por alguna extraña casualidad, aunque ninguno crea en ellas, en el futuro nos volvemos a encontrar y ambos estamos listos, puede que las cosas se den. Sin necesidad de forzarlas o lastimarnos.
Pero, aquí y ahora, no puedo ofrecerte amor porque aún no logro amarme a mi.
Si tienes más que decirme, más que preguntar o si quieres insultarme, aunque tú no insultas, puedes volver a escribirme. Con más razón ahora que me has encontrado.
Espero que estés bien, Alis.
Por siempre tuyo, B.
