24 de Septiembre

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Me gusta mirar el cielo casi tanto como me gusta mirarte.

Creo que ya te lo había dicho, pero no importa, no le hacemos daño a nadie si te lo recuerdo.

Siempre me has parecido una metáfora, Alis, pero no en el mal sentido. Sino en uno bastante hermoso.

Tu alma, tu esencia y toda tu totalidad siempre me han recordado al cielo, a sus colores, a sus cambios y a sus fenómenos.

Los atardeceres, con su potencia tiñendo al cielo de rosa, naranja, rojo o violeta, siempre me han recordado a tus mejillas sonrosadas. Y se sonrojan seguido, imaginate lo que es ver atardeceres en tu rostro tan seguido. Es hermoso.

El cielo azul, despejado de nubes, es como tus ojos. A pesar de que estos son verdes, su vivacidad me recuerda al cielo.

Las nubes grises son como tu rostro cuando se enoja, o como tu alma cuando se pone triste.

Las nubes blancas, azotadas por el viento, me recuerdan a tu risa. Es el sonido que más me gusta escuchar.

El sol, brillante e imponente, es igual a tu sonrisa luminosa que, incluso cuando hay nubes grises, puede ser cálida.

El cielo es una obra de arte maravillosa, Alis. Y todo lo que sucede en él también lo es, es asombroso y majestuoso.

Como tú.

Pero, si me dieran a escoger entre mirar únicamente el cielo, o mirarte, te escogería a ti. Ahora estoy cien por ciento seguro de que, a pesar de todo, te escogería a ti.

Por siempre tuyo, 23.

margaritas {✔}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora