Estás en mi más que yo mismo. Estás en mi mente, en mis recuerdos, en mis deseos, en mis anhelos, en mis sueños.
También estás en mi cuerpo. Tu tacto no se ha borrado de mi piel, tus besos no han dejado mis labios ni mis mejillas. Tus lágrimas no se han secado de mi pecho.
Estás en mi.
No sé si porque yo así lo quiero, o porque eso es lo que pasa cuando uno ama. Pero estás en mi.
Por siempre tuyo, 23.