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Capítulo 17 🌾 Día dieciséis: bienvenido a la Zahúrda

Sabía que sus piernas estaban tambaleantes mientras se dirigía al lugar que la hermana menor de Tzuyu le había indicado. "Zahúrda"... ¿No era eso un tipo de pocilga para cerdos? ¿Por qué un lugar llevaría ese nombre? ¿Era una burla o él mismo estaba siendo engañado por Saeron? Sería la payasada más grande que recibiría en su vida. Sin embargo, ello no descartaría el hecho de que vio "fantasmas". Eso es algo serio, ninguna niña era capaz de ver más allá de nuestro mundo. ¿Qué estaba pasando entonces?

Entretanto sus pasos vacilantes se acercaban a la zona, el día se estaba terminando. El sol caía y las nubes refulgentes ya no se apreciaban, solo la oscuridad inminente. Rascó con inseguridad sus antebrazos y percibió la canción Might Be Right de White Reaper en algún sitio cerca de él.

Tropezó al divisar a una bicicleta sin jinete a unos metros frente a él.  

—¿Q-Qué...?

Andaba por sí sola, como el insólito vídeo de internet. Creía firmemente que se trataba solo de un mito urbano y mal difundido, pero ahora que lo veía con sus propios ojos deseó nunca haber llegado a ese punto de la ciudad. La bicicleta daba giros y trucos para luego continuar acercándose al castaño. Con tal pánico Taehyung cayó trastabillando y sintió como unas incógnitas manos le salvaron la caída contra el suelo.

—Ya, Hobi —escuchó.

Al darse media vuelta lo vio: Jungkook le sostenía. Por un momento creyó haber reconocido ese apodo en algún lugar. "Hobi" le parecía muy familiar, sin embargo dejó pasar aquello. Observaba la bicicleta y supuso que, más allá de ello, fulminaba al alma arriba de la bicicleta. No faltó de pedidos para que el alma bajara de su asiento y abandonara cualquier presencia, dejando caer la bici. 

Taehyung se giró a mirar a Jungkook y se levantó del suelo para enfrentarlo. Su expresión era impasible y casi traslúcida. El pelinegro conservaba su inhumana piel diáfana como el agua, siendo hermoso. Se imaginaba como sería el aspecto de otros espectros como Jungkook, pero solo se limitó a él y solo a él. Para Taehyung, el solo hecho de tener al alma vívida de su mejor amigo frente a frente era inconcebible, fuera de este mundo totalmente. Se dirigía a las ventanas del alma de Jeon y se perdía en ellos, sintiendo sus mejillas enrojecer al recordar la última ves que se vieron en su habitación.

Rascando su nuca y cabizbajo quiso hablar para no incomodar el encuentro.

—Kookie.

—No deberías estar aquí. Vete.

Parpadeó varias veces al oír a su amigo y levantó suavemente su mirar para encontrarse con la cólera del chico.

—¿Qué dices?

—No puedo creer que hayas venido hasta aquí como un curioso. Nadie más que los muertos deben estar aquí, ¿¡escuchaste!? ¡Es un peligro! —su histeria se presentó como cristalinas lágrimas y su garganta comenzó a quebrarse— ¡Ningún vivo puede saber de este lugar! ¿¡Cómo supiste!?

—J-Jungkook, cálmate. Carajo. Yo solo--

—¡No...! No, no, no... —empezó a caminar en círculos y terminó por arrodillarse frente a Taehyung. Este no supo cómo reaccionar exactamente y solo se le ocurrió acompañarle de la misma forma— Tae, no... Yo no quería que tú...

—Cálmate, ¿sí? —intentó acariciarle una rodilla— ¿No querías qué? —Jungkook negó con la cabeza gacha y temblando de pies a cabeza. Taehyung entristeció profundamente al verle y mordió fuerte su labio inferior. Miró a su alrededor y luego a su amigo, sin poder resistir ni un minuto más su melancolía— Me voy a ir si tú quieres —se levantó, sintiendo repentinamente la mano sedosa como una pluma de Jungkook, presionando la suya para impedirle que se alejara un centímetro más lejos de él. 

Se miraron. Jungkook pestañeó con sus rojizos ojos.

—Bienvenido a la Zahúrda.

Era cierto entonces pensó Kim. 

Sus manos dejaron de estar sujetas y Jungkook se enderezó, yéndose. 

—¿Eso...? ¿Eso es todo? —preguntó en alto— Primero te alteras de mi llegada, luego me apenas con tu llanto y después ¿te alejas de mí? ¿No tienes ningún sentido común ya? ¡Explícate!

—¡No soy quién para explicarme! ¡No soy nada en este podrido mundo! ¡Soy un punto y coma sin sentido! —se giró a él y las lágrimas nunca abandonaron sus diamantes— No sigas entrometiéndote entre los límites de los muertos. ¡La Zahúrda es el colmo!

—¡Tú no te entrometas! ¡Pensé que solo me involucrarías a mí en tus asuntos! Dime qué tiene que ver la hermana de Tzuyu en todo esto —exigió. Observó como el habla de Jungkook se esfumaba y cada centímetro de sus ser se inmovilizó. Había dado justo en el clavo—. Bien. Es todo.

—Ella nos descubrió.

—¿Me ves con cara de creerte?

—Lo es, me creas o no. Escucha: —se acercó secando sus lágrimas ya evaporadas— ella es diferente porque puede vernos al instante. Descubrió este lugar y se enteró de mí. No soportó como iban los rieles de este asunto entre Tzuyu y tú. Tzuyu y yo. Tú y yo... Simplemente, todo se salió de control.

Taehyung quería rehusar el creerle, pero no había razón más lógica que esa. Era la única. 

—¿Entonces me dices que nunca quisiste involucrar a alguien?

—Ni siquiera a mi mamá... —se abrazó a sí mismo y contuvo sus lágrimas una vez más, con el solo recuerdo de la atesorada mujer que le dio la vida. Sentía lástima por ella— Ni a ella, ni a cualquier otro. Menos a ti —al admitir aquello sus ojos volvieron a encontrar su lugar en el otro—. Ni siquiera a ti, Tae... Pero en cuanto supe que mi deseo eras tú, yo...

Ahí fue cortado. Taehyung tragó duro, acercándose.

—Dime una cosa —susurró para él, viéndole asentir—. ¿Es esto en verdad lo que quieres? —Jungkook acalló— Porque tienes dos opciones: causar más desastres en el mundo o morir como se te fue sentenciado.

Jungkook palideció, se congeló. Estaba incrédulo y dolorido. Qué cruel... Qué cruel, por Dios...

—N-No... No puedo creer que me digas eso en serio —y de sus lágrimas centellando nació una pena tan profunda en el pelinegro que no dudó en huir del tormento que fue Taehyung en ese momento. 

Fue ahí que le vio alejarse cuando Taehyung se dio cuenta de sus sádicas palabras, y que los "desastres" que Jungkook provocaba eran por él. Por amor. 

—Dios, ¡Jungkook! —corrió desaforado tras él— ¡Perdóname! ¡No quise decir eso!

—Sé que no lo quisiste —paró en seco frente al castaño solo para empujarle con sus manos al duro suelo bajo ellos— ¡Pero ya lo hiciste! 

—Jungkook... —tosió y se reincorporó con suavidad, sin sentirse por nada del mundo afectado por el golpe.

—Ya comprendí que no me quieres contigo ni en vida. 

Al parpadear, le perdió de vista. Su rastro majestuoso ya no estaba, ni su aura ni él. Se lamentó profundamente del improperio que salió de sus labios y quiso olvidarlo todo; olvidar ese lugar, olvidarse de la muerte, olvidarse de los sentimientos.

Olvidarse de él mismo. 

post mortem • taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora