Capítulo 25 🌾 Día veinticuatro: de Jungkook para Taehyung
Estaba centrado en el examen, torturándose la cabeza. Era física la materia que más detestaba Taehyung, y con solo ver sus respuestas en blanco ansiaba romper la hoja en pedazos. En esos momentos cruciales era donde su mejor amigo le patearía la mochila, sentado atrás y hablándole en señas. "Deja, que yo te ayudo". Jungkook era como un confidente en ese entonces, en cada clase junto a Taehyung. Luego el mayor se enfadaría con el pelinegro por aplastar su sándwich de la mochila pateada, pero siempre le perdonaría después de toda su ayuda. Estaban el uno para el otro, hasta ese día...
Kim se perdió en el cielo más allá de la gran ventana de su salón y suspiró pesado.
—Menos bostezos y más física, Kim -le regañó el profesor a cargo.
—Sí, profesor. Sí.
No podía evitar estar fuera de su órbita. Necesitaba volver a su cama, entremedio de sus sábanas ante pleno sosiego del hogar. Sin embargo, le amedrentaba haber caído en una etapa de depresión incurable. Las últimas semanas se habían vuelto añicos y condenas. Todo el mundo alrededor de él aparentaba mirarle con recelo luego que fue abandonado por su mejor amigo, quien ahora estaba en una cuerda floja entre la vida y la muerte. Por ello, no se sorprendía el poder haber caído tan bajo.
Le hería el presente.
Un revuelo en su interior surgió cuando algo impredecible ocurrió frente a sus ojos, algo inexplicable, pues su lápiz se movía por sí solo escogiendo respuestas en las preguntas de su examen. Intentó de que nadie se diese cuenta de lo sobrenatural de la situación y suspiró sobrecogido. Ya sabía quién era el autor de aquella obra milagrosa, y por eso le dejó ser hasta que no hubo más que acotar. Estaba todo hecho.
Sintiéndose cálido en lo profundo de su corazón, sonrió y quiso verle frente a él, con esos ojos humildes que siempre pintaban su contento, pero la puerta del salón ya se había cerrado. Todos en la sala quedaron mirando extrañados, menos Taehyung que daba por hecho el examen de física.
Sigiloso y con cautela de no ser revelado, se colocó sus auriculares con la intención de distraerse con música de su celular. Fue ahí que se vio a él mismo en lo incorrecto: Jungkook seguía allí. Había dado play a una de sus canciones favoritas sin tener que encender su celular. Last of American Girls.
Ah... Le conocía tan malditamente bien.
No pudo evitar cerrar sus ojos y disfrutar de la ínfima compañía que su alma le brindaba.
☠
Salió del salón tanteando con los dedos al son de la canción, tarareando con una cara inexpresiva. Tan flemático como el día nublado que yacía dibujado en el lienzo arriba de la ciudad. Le subió volumen al ritmo para poder olvidarse del exterior y conseguir finalmente un autobús para llegar a casa. Tenía mucho en qué pensar.
Todo se originó en una mirada inocente, una sonrisa cautivadora y unos cigarrillos en la noche de su cumpleaños. Sentía como si fuese tan solo unos días atrás que olfateó la exquisita toxicidad, tan inexorable como la rebeldía de Jungkook esa vez. Jungkook era innegablemente su principio y su final, no cabía otra forma de definirle. No entendía cómo nunca percibió una señal del enamoramiento del pelinegro, y si así hubiese sido, lamentablemente tampoco hubiera tenido la cabeza para meditarlo. Taehyung era consciente de él mismo y sabía que no le atraían los hombres. Pero, últimamente, había tanto de Jungkook en él que rogaba por explotar dentro de él.
Ya no podía resistir ni un segundo más. Se ingeniaría un plan para salvarlo de inmediato.
Apenas se buscó una parada de autobús, la hermana de Jungkook le encontró.
—¿Dahyun?
—Taehyung. Te estaba buscando —avisó tan pálida como las nubes en el cielo.
—¿Me buscabas a mí? ¿Qué hay de Tzuyu?
La chica le miró con tremenda duda.
—¿Qué hay con ella?
—¿No estaban siempre juntas en sus asuntos?
—No sabía que te hallaría con tal ánimo —se cruzó de brazos sarcástica y arrugó su ceño—. La verdad es que todo ha ido bien en nuestra amistad, y no debería interesarte. Digo... Ya no son pareja, y Tzuyu necesita un respiro luego de todo lo que le has hecho.
—Yo no le he hecho nada.
—Cortemos esto de una vez; no vine a discutir conmigo.
Taehyung se abrazó a sí mismo y cabizbajo asintió sin más reclamos.
—Tienes razón. Lo siento...
La chica se compadeció de la cara larga del amigo de su hermano y aguantó los reflejos de regalarle un abrazo de consuelo. Parecía más devastado que cualquier otra persona a causa de su hermano.
—¡Vamos! No me mires así... Si no, no te daré lo que mi hermano te dejó —se burló sacando fuera de su bolso una pequeña caja de regalo. Cabía en la palma de la mano. La pelinegra se lo tendió y Taehyung lo recibió fuera de sí, incrédulo—. Ojalá signifique lo suficiente para ti como lo parecía para él... —se rascó la mejilla— La encontré bajo su cama mientras ordenaba su habitación para cuando regresase —Oh pensó Taehyung. Tiene la esperanza de que su hermano vuelva a casa... No quiso romper a llorar frente a ella en cuanto la escuchó—. Espero verte pronto, Tae.
—Muchas gracias, Dahyun. Es en serio...
La muchacha solo le sonrió brillante y con unas palmadas en el hombro se despidió de él, dispuesta a velar por el bien de una bendición.
La caja era tan ligera que pensó que no tendría nada dentro de ella, pero cuando la abrió no pudo contener su llanto, sin alarmarse de la gente alrededor totalmente extrañada con su reacción. Intentaba camuflar sus sollozos tapando su boca, y simplemente le resultó imposible.
Dentro de la diminuta caja había una cajetilla de cigarrillos, la misma de su cumpleaños, y una nota. La leyó con la respiración entrecortada, cayendo arrodillado al suelo sin siquiera importarle que su autobús partiera sin él. Sentía sus pulmones apretados y solamente se quedó ahí, sin querer ninguna otra cosa en el mundo mas que a su amigo de regreso.
Se prometió que actuaría ahora o nunca. Lo rescataría costase lo que costase.
De Jungkook para Tae.
Nada nos separará.
Era su deseo.
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post mortem • taekook
Fanfic❝ Tienes treinta días para salvar tu alma. De lo contrario, te quedas aquí. La cuenta regresiva ya comenzó, Jungkook. ❞ Jeon Jungkook sentía un nudo en la garganta al ver la misma escena todos los insoportables días. Prefería desviar la mirada y zaf...