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Capítulo 10 🌾 Día nueve: como bellas durmientes

La familia Yeun desayunaba gratamente junto a los ruidos de la televisión en el comedor. El padre era el más presuroso de los tres, pues debía cumplir con su estricto horario de doctor. Sus dos hijas, a pesar del medido tiempo, disfrutaban los cereales antes de dirigirse a la escuela. La mayor de las dos tenía la cabeza lejos de la Tierra esa mañana, y el padre lo había notado. Por supuesto, no le cuestionaría mucho a esas horas con la situación fuera de lugar; nadie había escuchado la alarma al despertar.

— Papá —Tzuyu llamó, recibiendo la mirada del hombre con su boca llena—. En el hospital donde trabajas... ¿No conoces a un tal "Jungkook"?

El nombre le sonaba. De hecho, un atisbo de aquel chiquillo se le presentó a la mente y asintió. 

—Sí, creo haberlo atendido —sorbió algo de leche y siguió parloteando—. Sin mal no recuerdo, el muchacho está en uno de esos comas mortales.

—¿Comas mortales...? —incrédula se susurró a sí misma, compadeciendo ahora a su novio. Se conmovió al imaginar todo el dolor en el corazón de su chico todos estos días y se sintió como una indiferente, hasta un poco flemática sin razón. Volvió el tiempo atrás, al día de ayer para ser exactos, recapitulando el trato que le dio al miserable Taehyung al no aceptar su compañía en la motocicleta vuelta a casa. Se sintió de lo peor.

—Es un coma crítico. Nadie sería tan fuerte como para tolerarlo. Esos pacientes son... increíbles. Parecen ser indestructibles, ¿no?

—¿Esos?

—Sí. Jungkook no es el único con aquel coma, pues ayer llegó otro chico gravemente herido llamado Jung Hoseok. Sin embargo, la diferencia entre ellos dos es nada más que cuestión de tiempo —ambas hijas le miraron sin siquiera pestañear—. A Jungkook le queda poco tiempo... Esa es la diferencia. Pero bueno, ¿ya terminaron sus desayunos? —saltó de su silla y se dirigió a lavar la loza con frenesí, pues estaba terriblemente atrasado. 

A Jungkook le queda poco tiempo... ¿Que quiso decir con ello? ¿Acaso iba a morir? Sintió una presión en el pecho al dibujar en su cabeza las dolorosas lágrimas de su novio. Era todo muy complicado como para no evitar una depresión, y Tzuyu se desvelaba por él y su bienestar.

—Pensé que las personas que estaban en coma eran como unas bellas durmientes —habló Saeron, la hermana menor de Tzuyu, sacándola de sus enredos—. Ellas esperan un beso.

—Sae, las personas no pueden despertar con un simple beso —rodó los ojos con cierta diversión.

Sin que ello le importase a la pequeña de catorce, alzó sus hombros con impasibilidad y recogió los platos sucios para continuar el trabajo de su tenso padre. 

Tzuyu prefirió olvidar todo lo ocurrido esa mañana.



Por más que tirase con hastío sus negros cabellos, Jungkook no percibía el dolor en su cabeza. Intentaba castigarse por lo acontecido con Taehyung la noche de Halloween. Supo entre lamentos que dejarse llevar por la adrenalina de la rebeldía anoche iba a tener malas consecuencias, mas con el príncipe al mando. Tan descuidado de su parte...

—¿Jungkook? ¿Estás por aquí? —oyó los gritos de aquel que invadía todo espacio de su mente. Ay no pensaba Jeon. ¿Qué querrá ahora?— ¡Oh, allí estás! Sabía que te encontraría en la Zahúrda.

—Sí... Ja, ja, ja... —rió bajo, evitando conectar con sus orbes.

—Hey, quería presentarte a Hoseok. El viejo le dio la bienvenida ayer en pleno Halloween —le mencionó tomando al castaño extraño por la espalda, para que se acercase al pelinegro.

post mortem • taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora