Cap. 9 ~Amenazas

564 67 15
                                    

¡¡Nueva portada!! :D 100% hecha por mi ;3
|•|•|•|•|•|•|•|•|•|•|•|•|•|•|•|•|•|•|•|•|•|
La mañana transcurrió tranquila en lo que cabe, ahora Trollino no solo tenía que alimentar a Mike, sino que le hacía la comida a Mikellino, Mike y a su exe, aunque el no comía mucho, una boca menos que alimentar.

En el desayuno Trolli y su mascotita descubrieron que Mikellino tenía tanto gustos tanto de Mike como de Trolli, le encantaba el chocolate, incluso lo descubrió mordiendo un pedazo de papel después de desayunar, aunque también le gustaba tomar café, ya que cuando lo vio tomar su taza junto con las galletas no dudó en pedirle que le diera un poco de café también con algunas de las galletas que estaba comiendo, pero eso ya era abusar de su generosidad.

Ya pasada la hora del desayuno todos se fueron a hacer lo suyo, Mike.exe en ningún momento se dirigió a nadie, al único que le hablaba de vez en cuando era a Mikellino, y solo lo hacía para pedirle que dejara de joderlo ya que a el le encantaba bromear con el, ¡si es que tan solo dos días y ya andaba de confianzudo! Pero bueno, es como un niño aprendiendo a tratar con las personas.

—¡Mikellino!—Lo llamó Mike —¿Quieres ir a buscar diamantito conmigo?— Preguntó entusiasmado el cachorro de orbes negras llamando la atención del mencionado, que se encontraba hablando -o al menos eso intentaba- con Mike.exe.

—Em...— Tartamudeó con duda.

—Vete con el, así me dejas en paz por un segundo—. Pronunció con hastío.

El azabache suspiró rendido y aceptó la propuesta del can que esperaba su compañía para ir de aventura, ¿qué remedio? Además, podía ser divertido.

—Está bien— Se levantó de su lugar y se dirigió a la puerta, y antes de abrirla pronunció con entusiasmo: —¡Salgamos ya, a buscar diamante!

—¡No conformarnos con lo qué hay delante!—. Completó la letra de la pegajosa canción.

—¡Mi corazón está palpitante!

—¡¡Vámonos ya!! ¡Es emocionante!— La última frase la pronunciaron a unisonido mientras salían de la casa dejando al exe solo adentro junto con el azabache amante del café. Que, apropósito, estaba revisando la armería en una especie de cobertizo que estaba un poco alejada de la casa.

Recordó como lo molestaba Mikellino unos momentos atrás; lo pensó por unos momentos y llegó a la conclusión de que si a él le divertía hacerlo ¿por qué no hacerlo también?. ¡Estaba decidido! Iría a divertirse un rato con el.

[...]

Iban camino a una mina que Mike había encontrado hace no mucho tiempo aunque no la había explorado ya que la noche llegó demasiado rápido, claro, nunca hay suficiente tiempo cuando de buscar diamantito se trata, además debía regresar a casa si no quería morir de hambre.

Caminaron un rato hasta encontrar dicha mina, había un agujero en donde el más pequeño cabía perfectamente. Fue donde había cavado la primera vez que estuvo ahí, posó sus manos/patas en el borde de este, el cual estaba un poco más abajo de su cadera, fácilmente podía entrar ahí de un salto.

—Tu busca por ahí y yo seguiré cavando en este agujero ¿está bien?.

—Está bien.

Dicho esto, ambos fueron a cavar esperando encontrar algo bueno en la mina, Mike entró al agujero ya que su olfato perruno le decía que por ahí había diamantito, mientras que Mikellino apenas y sabía lo que hacía, solo quitaba rocas y tierra al azar y esperaba tener suerte, en una escarbada sus garras perrunas rozaron con algo duro que sonaba a cristal ¿será posible?. Sus ojos se abrieron y el resplandor de la gema le reflejó en su rostro.

Aprendiendo a amar || Mikeno (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora