Cap 7 ~¿Hogar? ¡No para mi!

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[...]—¡Mikellino! Te hemos estado buscando ¿Que sucedió?



—¡Mike, soy yo: Mikellino! ¡Por favor cálmate!



—¡MIKE.EXE CUIDADO!

[...]

—¡Mikellino!—. Gritó asustado al revivir el momento del golpe en aquella ladera, lo último que recordaba era la voz de la fusión y le preocupaba que esta estuviese herido, todos los recuerdos le llegaron de repente como una corriente de río que va a toda velocidad.

Respiraba ahitado con la esperanza de que todo hubiese sido solo un sueño y que él estuviese a salvo, pero al ver a su alrededor y ver que estaba recostado en una superficie suave y cubierto con una manta esos pensamientos de disiparon tan rápido como aparecieron.

—¿Estas seguro de lo que dices?—. Escuchó una voz que provenía de la cocina, quiso averiguar de qué hablaban pero sus intentos para levantarse fueron en vano, sentía como si todo su cuerpo hubiese sido víctima de una aplanadora, y es que eso se asemejaba mucho a ser aplastado por un deslave ¡Menos mal que fue el! Si hubiese sido alguien más de seguro y no la contaba.

—Créanme, el no es como ustedes piensan, solo necesita alguien que lo trate bien, ¡como a uno de nosotros!—. Reconocía esa voz, era Mikellino.

—Yo si le creo Trolli, demosle una oportunidad.

—Yo no sé si sea buena idea, es un exe, ¿entienden? ¡Un exe!

Se escuchaban las voces de todos los CoMPaS, luego de que el cachorro de ojos rubíes quedó enterrado, Mikellino, Mayo y Víctor fueron rápidamente a ayudar, el espartano llamó a todos los demás CoMPaS y les dijo que Mikellino lo explicaría todo luego, y aquí estamos, el bando de los anti-exe's y el bando que los apoya.

En cuanto a él, no estaba contento con ninguno de los dos bandos, buscaba escapar de su mundo no para ir a un "hogar" sino para ser libre, para el la familia era una carga y los amigos una debilidad, si no fuera por sus heridas ya se hubiese marchado para no regresar.

—Hola Mike, ¿Como estás?—. El mencionado volteó a ver quién lo había llamado y se encontró con la razón por la que había pasado por todo eso en primer lugar.

—Pues muy bien, claro de maravilla—. Habló sarcástico.

—Me alegro—. Sonrió cálidamente, sé nota que no entendió el sarcasmo.

—Si, si... Sin contar que tengo la mitad de los huesos rotos, anoche fue luna llena, mi herida de pata empeoró, casi te asesino ¡y encima estoy atrapado aquí contigo y tus estúpidos amigos!

—Lo siento, pero lo dices como si estar conmigo fuera algo malo—. Mikellino de sentó en el sillón que estaba junto a el.

—Para mi si lo es—. Susurró.

—Al menos ahora tienes un hogar... ¿no te alegra?—. El oji rubí entró en un mini shock al oír la palabra hogar... había abandonado esa idea hace ya mucho tiempo.

—¿Hogar?—. Repitió inconscientemente pero rápidamente sacudió su cabeza para alejar las ideas que venían a su mente. — ¡No para mí!

—Descuida, no es que nos agrade mucho tu compañía—. Se escuchó una tercera voz proveniente de la cocina.

—Trolli no seas tan frío, Mikellino confía en el.

Aprendiendo a amar || Mikeno (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora