Aprendiendo a amar || Mikeno (Editando)

Cap 15 ~ Nuestra noche

Antes que nada, unas disculpas por tardarme tanto en subir el cap., pero enserio quería que fuera especial ya que es algo que vengo planeando desde que inicié la historia y no quería arruinarlo.

Pero descuiden, ¡volvemos al horario de siempre! (Espero ;-;)

Ahora sí, ¡¡¡disfrútenlo!!!
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—¿Que haces?—. Abrazó a Mikellino del cuello tratando no caerse.

—Quiero que disfrutes esto tanto como yo—. Su voz era grave lo que le daba un toque algo sensual a los oídos del menor.

Mikellino lo llevó a la habitación, pero no de ellos.

—¿Que hacemos aquí?—. Musitó al ser bajado por el furry, quien aún lo sujetaba de la cintura. —Es el cuarto de Trolli.

—No quería estar en las literas—. Lamió el cuello del menor mientras lo empujaba hasta la cama, una vez en el borde este lo empujó haciendo que cayese en el colchón, tensó su cuerpo y esperó con temor a que prosiguiera, al notar que se detuvo alzó la vista al azabache, quien estaba en sentado sobre sus piernas en la cama con la cabeza gacha. Alzó su mano/pata y abrió su boca para tarar de decir algo pero las palabras no fluían así que desistió a los pocos segundos y al igual que su contrario, bajó el rostro.

—Lo siento.

las palabras provenientes del mayor le hicieron alzar la vista y mirarlo, sus puños en sus piernas eran apretados con fuerza y tenia una mueca en su rostro que, a pesar de ser cubierto por su cabello se notaba fácilmente que estaba enfadado. Antes de que pudiera decir una palabra la voz ronca de Mikellino volvió a hacer acto de presencia.

—Lo siento—. repitió tensando aún más sus puños. —No quiero obligarte a nada, es solo que...

—Es el celo—. completó la frase que el furry de corona no pudo, en su rostro se formó una pequeña sonrisa mas su mirada la ocultaba ya que en ella se podía ver reflejado su dolor.

—Lo siento Mikie, yo no quiero obligarte a nada—. Se disculpó de nuevo dispuesto a irse de la habitación y dejarlo respirar.

—No hay problema—. Musitó con voz apagada, lo que llamó la atención de Mikellino.

—¿Mikie?

—"¿Por qué?"—. Era la pregunta que inundaba sus pensamientos, una pregunta tan simple y a la vez tan difícil de resolver. —"¿Por qué me siento así al estar a tu lado?"—. No sabía en que momento su sonrisa desapareció y sus ojos se cristalizaron. —"¿Por qué tengo que pasar por esto de nuevo?".

—Mike.exe—. Exclamó preocupado al ver que de sus ojos empezaban a caer pequeñas gotas saladas y de deslizaban por sus mejillas.

—"¡¿Por qué a mi?!"

—Mike.exe reponde ¿estás bien?

—"¡¿Por qué..."

—¡Mike.e-

—¡¿Por qué tuve que enamorarme de ti?!

—...

—...

—...