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Narra Ae

—¿Porqué miras tanto el anillo?—le pregunté a Pete.
—Es que no me lo puedo creer todavía.
—Pues créelo, porque a partir de ahora no te dejaré en paz.

Después de la pedida de matrimonio, Pete y yo nos acurrucamos en las sábanas que estaban dentro de la gran manta.

El se encuentra entre mis brazos, acurrucado, mientras que sus ojos admiran el anillo que esta en su mano izquierda y yo como unos de mis dulces favoritos, Pocky.

Pete entrelazó nuestras manos y tomó su cámara. Ya sabía con exactitud lo que iba a hacer; iba a tomar una fotografía.

Y tal cual pensé, tomo una fotografía y apartó la cámara. Me volteó a ver y pude ver como su sonrisa se deshizo al verme masticar el dulce.

—¿Estás comiendo, y sin mi?

Sonreí al verlo hacer un puchero. Él, al igual que yo, amaba estos dulces, son de nuestros favoritos.

Negué con mi cabeza y seguí comiendo el palito de chocolate hasta acabármelo. Entonces Pete intentó quitarme una de la caja, pero fui más rápido y no lo logró.

—Oh Ae, dame uno, sabes que me encantan.
—¿Porqué no te compras los tuyos?—dije de broma.
—Porque seré tu futura "esposa", entonces, todo lo que es tuyo, es mío también—dijo mientras se sentaba en mi regazo—. Así que dame uno.

Algo que hasta la fecha me sigue encantando, es como Pete inconscientemente me provoca hacerle cosas indebidas. Un ejemplo; ahora.

El esta sentado en mi regazo mientras esta cruzado de brazos y su cara muestra una tierna mueca de enojo. De repente, mi mente pervertida jugó con una buena idea.

—¿Quieres un dulce?—pregunté con una voz inocente.
—¡Si!
—Entonces...

Llevé a mi boca un palito de chocolate, dejando la mayoría del dulce fuera de mi boca. Enrollé mis brazos en la cintura y me acerqué lo poco que pude a su boca, para que el dulce quedara a su disposición.

Pete trago saliva mientras su rostro se sonrojaba, no fue necesario explicarle que tenía que hacer. Solo empezó a comer el dulce.

Cada vez se acercaba más a mi boca, sus ojos nunca se cerraron, solo me miraban pícaramente. Pero justo cuando el dulce se estaba acabando, y nuestros labios se estaban por conectar, el se alejó e hizo que me comiera el último pedacito del dulce.

Hice una mueca de disgusto, y Pete lo notó, solo soltó una risita por lo bajo. Volvió a tomar otro dulce entre sus manos y dijo:

—Quedan cinco Pocky's todavía, podemos comerlas de esta manera.

Solo asentí. Esta vez el puso el dulce entre sus labios, era algo sexy ver como el dulce hacía que sus labios gruesos resaltaran.

Volvimos hacer la misma acción hasta que llegamos al último dulce, solo que ahora lo hicimos más lento, poco a poco cerramos nuestros ojos, y cuando el dulce se acabó, nuestros labios ya estaban unidos.

Mis manos ya paseaban dentro de su playera acariciando su espalda. Nuestros labios se separaban y se unían de una manera lenta y sensual.

Pete bajó sus manos hasta el cierre de mi pantalón, lo abrió y metió su mano dentro de mi bóxer. Me separé de su boca, dejando un hilo de saliva entre nuestros labios.

Cerré los ojos al sentir la mano de Pete frotando mi miembro, estaba demasiado caliente que solo podía gemir. El calor que mi cuerpo emanaba era ya un poco incómodo, así que me quité mi playera lanzándole a no sé dónde.

𝚃𝚄 𝙼𝙸𝚁𝙰𝙳𝙰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora