🌸Especial 03: Niñeros en un aniversario🌸

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Habían pasado ya años de estar casados, Pete y Ae seguían siendo la misma pareja cursi, empalagosa y envidiosa de todo el pueblo. Aún vivían en el bosque, era tranquilo y se sentía bien ya que la mayoría de las noches Ae estaba en su forma de lobo, haciendo que aquella acción lo mantuviera relajado.

Pete se encontraba en la cocina haciendo el desayuno, esa mañana se despertó más temprano de lo normal, quería que el día fuera hermoso. No quería salir de su casa, se la quería pasar en la cama junto con Ae. Viendo películas, haciéndose mimos y tal vez hacer el amor igual.

Sonrío. Ese día se cumplía un año más de cuando le pidió ser novios, una risa se escapó de sus labios. Era un niño demasiado ingenuo pero muy inteligente para su corta edad.

Sabía que mucha gente los veía raro, pero nadie podía evitar que Pete se sintiera enamorado por Ae y es que como no hacerlo.

Sin duda quizás hubiera esperado crecer un poco más pero las cosas ya estaban hechas. Y se sentía feliz por los resultados.

También habían pasado mucho tiempo de que no sabía nada de su mamá. La buscaron por todas partes pero jamás la encontraron, su padre se encontraba en la capital, haciendo su vida. A veces hablaba con Pete, sabía que ambos se habían distanciado un poco pero seguían amándose.

Tin y Can se habían casado al año de estar comprometidos, tenían su propia empresa, una que estaba teniendo buenas respuestas. También de que están con los trámites de adoptar una hermosa niña.

Pete mordió su labio. Ae y él ya llevaban aproximadamente siete años de casados pero nunca han adoptado. A veces el deseo de tener uno aparecía pero ellos tomaron la decisión de no tener ninguno. Ellos eran la típica pareja de tíos sin hijos y que vivían al máximo de la compañía del otro.

Tenían también un pequeño gato, lo nombraron Kao, algo simple y lindo.

—Uhm, ¿y ese delicioso aroma?

La sonrisa en el chico castaño no tardó en aparecer, se volteó al sentir unas manos rodeando su cintura. Rodeó a Ae del cuello con sus brazos y picoteó sus labios. Si, Ae y Pete preferían ser los tíos que malcriaban a sus sobrinos, definitivamente,

—Quizás es la comida que estoy haciendo... —susurró Pete dando otro corto beso en los labios de su esposo.

—No, eso no. —Ae olfateó el cuello de Pete y este río—. Eres tú. Tú aroma, hueles exquisito como siempre.

—Aeee.

Pete se sonrojó y dejó que los labios de su esposo devoraran los suyos. Las mañana eran sus favoritas sin duda.

Muchos admiraban la relación de ambos, que a pesar de haber estado separados tantos años, ellos seguían juntos, era como si estuvieron destinados a encontrase. Eran la mitad del otro. Eran el mundo del otro. Eran ese "algo" que los complementaba.

Las manos de Pete se deslizaron por el cuero cabelludo de Ae, masajeándolo mientras el beso seguía en pie. La leve barba de Ae rozaba con su mandíbula, haciéndolo jadear ante tal sensación.

Las grandes manos de Ae fueron bajando desde la espalda de Pete hasta su trasero, alzándolo para poder sentar ese cuerpo delgado en la barra.

Ambos se separaron del beso, mirándose tan pronto abren sus ojos. Ellos sonríen felices y enamorados. La mano de Pete baja hacia la mejilla de Ae y la acaricia, este ronronea y ladea su cabeza, dejándose llevar por el tacto.

—Te amo, esposo Ae. —Dice Pete con una sonrisa.

—Yo más, esposo mío.

Sus labios se vuelven a unir, esta vez de una manera un poco lujuriosa. La lengua de Ae no tarda en entrar en la boca de Pete, invadiendo su zona bucal mientras que Pete trata de llevarle el ritmo.

𝚃𝚄 𝙼𝙸𝚁𝙰𝙳𝙰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora