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"Maratón" 4/4

Narra Ae

Tomé la mano de Pete y nos dirigimos a la cama. Pete fue cayendo lentamente frente a mí mientras que yo iba a su ritmo para estar encima de él.

Me quité mi camisa dejando mi torso desnudo a la vista de Pete. Con su dedo anular delineó lo trabajado de mi cuerpo, paseó sus manos por mis hombros y clavículas hasta que llego a mi cuello y me atrajo a un beso.

El beso era lento, más bien, todas la pequeñas acciones que hacíamos eran lentas. Nos queríamos tratar con cariño, era nuestra noche de bodas, por lo menos la primera ronda tenía que ser romántica.

Empecé a besar su cuello, sus manos acariciaban mis espalda pero me arañó ese lugar cuando mordisqueé su pezón. Yo a él ya le había quitado toda su ropa, sentía su erección chocar contra la tela de mi pantalón.

—Ae... Yo...

Pete me alejó de él y sostuvo entre sus manos mi rostro.

—¿Pasa algo, Pete?

—Quiero más acción.

—¿Ah?

En un movimiento rápido Pete me puso debajo de él. Tragué en seco al sentir sus nalgas encima de mi miembro a pesar de tener todavía mi pantalón puesto.

—Aquí sobra ropa—dijo Pete con una sonrisa pícara—. Déjame consentirte esta noche, amor.

Pete bajó mi pantalón y se puso frente a mi miembro erecto. Su mano derecha lo tomó y lo empezó a acariciar, su lengua acarició mi glande, bajó hasta la base y volvió a hacer el mismo procedimiento.

—Listo...—susurró.

Confundido observé sus movimientos, frotó más fuerte mi hombría entre sus manos, gemí pidiendo que no parara, tan solo faltaba poco...

—Aaaaah... Pete...

Cuando Pete se dió cuenta que faltaba poco para que me viniera, se sentó sobre mi miembro, dejándose llenar por este y el montón de mi semilla que estaba liberando. Tomo mis manos, cada una la puso de un lado de sus nalgas.

Mis labios atacaron los suyos de manera salvaje, los mordisqueaba cuanto quisiera. Hubo un momento en el que Pete se alejó de mi boca y se dedicó a brincar más sobre mi miembro.

Su mano izquierda masturbaba su miembro mientras que la otra acariciaba sus pezones. Mis manos solo apretaban sus nalgas dejando marcas rojas por su piel blanca.

—Ah... Ah... Ae~...

Sus gemidos eran más fuertes en cuanto mi miembro encontró su punto dulce. Pete quería aumentar la velocidad. Saltaba como un conejito en busca de su premio.

—Ae... O-otra posición... Ah... Por favor... Quiero... Ae... Ah... Rápido...

Sonreí y rápidamente salí del interior de Pete. Lo puse en cuatro, su trasero elevado para mi al igual que sus piernas abiertas.

De su canal se escurría toda mi semilla que antes había salido dentro de ahí. Mordí mi labio al ver tal imagen caliente. Acerqué mi rostro a sus muslos y con mi lengua limpié lo que mi excitación había causado.

Mi aliento estaba cerca de esa zona, claramente Pete se removía demasiado. Cuando llegué a su entrada la lubriqué con mi saliva y me paré de la cama.

Pete se quejó, pero le dije que esperara unos momentos, que iría por algo que nos ayudaría esta noche. Fui a la maleta de Pete y saqué una bolsita negra, Can me había comentado que Pete no usaría para nada su contenido, que me dejaba en mis manos convencerlo de utilizarlo.

𝚃𝚄 𝙼𝙸𝚁𝙰𝙳𝙰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora