capítulo 13: El Posible Reencuentro.

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Elsa

El camino quedaba bastante lejos de la casa, claramente nos perdimos como unas tres veces ya que mi tía se equivocó de calle y el GPS no es adivina..

En fin, ya estábamos llegando.

Por lo que las chicas me contaron, la iglesia es linda, la más linda y grande de la ciudad.

Se me hizo raro que todas tenían que ir vestidas de color blanco y los hombres de negro, pero bueno.

– ¡Elsa..! – escucho la voz de Anna y voy hacia ella. – Gracias a Dios viniste.. Merida aún no llega.

Anna tiene un lindo vestido corto con mangas y el pelo suelto. Sé que no le gusta el blanco pero le queda perfecto.

– ¿Ya empezó la boda?

– No, aún no. Tengo en claro que la novia llega siempre al final y tarda un buen rato para dar suspenso.. – susurra.

Miro hacia ambos lados y veo a los invitados. Algunos eran diputados, otros empresarios. Varios eran colegas de mis padres. No me sorprende que estén aquí, la familia Frost tiene una buena posición social en el país.

– Mi tía fue para ayudar a la novia.. – de lejos vi al novio, se le notaba tenso y nervioso a Adam. – Los nervios sí que están matándolo.

– ¿Qué más da? Es su boda, cualquiera estaría así en su lugar. – sonríe y se cruza de brazos.

En eso llega Merida.

Su vestido es blanco con pequeños puntos negros en la falda, encaje en el pecho y un lindo collar muy llamativo. Esta vez trae el pelo sujetado y a un lado del hombro.

No me quiero imaginar lo mucho que le habrá costado alisar su cabello, pero el resultado sí valió la pena.

– Perdón por la tardanza.. Mis hermanitos no querían venir y era imposible convencerlos. – me mira. – ¡Viniste! – sonríe.

– ...Por obligación, claro. – pongo mis manos en mi cintura. – Mi tía es la diseñadora y amiga de la novia.. No podía escapar.

En eso Anna se queda mirando fija y seriamente a los chicos. Sabía que Jack estaría aquí, pues es el hermano de la novia.

Merida me contó que Jack y Anna habían tenido una pequeña discusión que fue todo un problema dramático. Por lo tanto, ahora fingen no conocerse hasta que uno de los dos se digne a pedir perdón primero.

Yo no me quiero meter porque seguramente terminaría en un lío que, claramente, no me pertenece.

– No los mires, Elsa. – susurra Anna con inquietud. – Hay que ignorarlos.

– ¿Dónde quedó la amistad? – Merida se burla.

– Shh..

– Por mí es mejor. – sonrío cruzándome de brazos. – Al menos ahora Anna entiende que, tanto Jack, como sus amigos, son personas en las que no se puede confiar.

Volteo un poco la mirada y veo como alrededor de ellos hay un montón de las hijas de los invitados hablándoles. Algunas son compañeras de la Preparatoria, otras ni siquiera las conozco.

Resoplo.

– Mejor vamos adentro a buscar asientos. – Anna camina.

La ceremonia comenzó después de unos 20 minutos y la novia había llegado. Para eso las chicas y yo ya estábamos en nuestros lugares. Blanca se veía super linda con su vestido de novia.

El poco sol que entraba por los ventanales de la iglesia dejaba admirar el fascinante color de sus ojos, verdes cómo los de su madre. En sus manos tenía un ramo de flores jazmines.

Miré hacia el novio, Adam estaba tan contento de verla. Su sonrisa lo decía todo. Por otro lado, muchas de las invitadas, incluyendo a la Señora Frost, estaban llorando e intentando que el maquillaje no se les corra.

– Contrólate, por amor de Dios.. – Al parecer Anna también estaba llorando a mares.

La melodía seguía sonando hasta que el Señor Frost le entregó su hija en el altar a Adam. En ese momento me percaté de que Jack me estaba mirando.

Él sonrió de lado al darse cuenta de que yo lo estaba mirando también, así que volví a mirar a los novios.

Ignorarlo era la mejor opción en todo esto. No creo que sea fácil ya que vamos a la misma Preparatoria y, por desgracia, al mismo salón. Tampoco es algo imposible de lograr.

– Elsa.. – escucho lo susurros de Anna, sonaba como si estuviera en trance. Miré por encima de mi hombro y vi a mis padres llegando a la iglesia.

¿Qué estaban haciendo ellos aquí?

– ¿Tú sabías que vendrían? – pregunta Merida a mi lado.

– No tenía idea. – susurré totalmente confundida.

Volví a mirar hacia adelante y observé la mirada seca de la Señora Frost al reconocer a mi madre.

Jack seguía en su misma posición, pero también los estaba mirando. Con la diferencia de que le sonrió con educación a mis padres y luego me miró a mí.

¿Cúando me dejará en paz?

Desde hace días viene intentando tener una conversación duradera conmigo. Es desagradable que lo haga después de ligarse a dos o tres chicas en mi cara.

Me da tranquilidad saber que yo no estoy loca como muchas de ahí. Considero que soy la única que cuando está con él no se paraliza.

– "Amor" – presto atención a las palabras del cura. – ¿Qué sería del mundo sin aquel sentimiento perfecto? – baje la mirada al suelo. – El sentimiento más importante cuando nombras a Dios, nuestro señor.

Esa palabra sólo refleja a otra: Decepción.

Decepción de mí misma, de saber que me enamoré de chicos qué, solamente, me tomaron como un pasatiempo. De haber permitido muchas cosas malas en mi vida por creer en el "amor". Decepción de no distinguir lo bueno y lo malo cuando el "amor" interviene.

Creo que es por eso que uno se aferra a la idea de evitar ciertas cosas. Yo lo veo como una protección a mí misma. Supongo que me cansé de esperar que alguien más cuide de mí, sabiendo que no va a pasar.


*Continuará*

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