La ceremonia ya había acabado, ahora todos estábamos llegando a la mansión Frost. El salón es super grande y la parte del jardín era el doble. Todo estaba tan adornado que hasta las copas parecían ser de oro.
Caminé silenciosamente hasta mis padres, una cálida sonrisa se formó en el rostro de mi padre.. A diferencia de mi madre que parece darle igual mi presencia.
No me sorprende.
– Mi niña.. – mi padre se me acerca y me abraza unos segundos. – Que alegría volver a verte.
– Pudiste decirnos que vendrias, ¿No? – habla mi madre mientras sonríe falsamente y mira a otra parte. – Dios quiera que la gente no diga nada al respecto.
Mi madre es esa copia original de Elizabeth, todo lo que mi hermana sabe lo aprendió de ella. Una modelo que a sus años tiene mucho más talento y mejor cuerpo que yo. Para mi madre lo realmente importante es el famoso "qué dirán".
Resople y sonreí lo más tranquila posible.
– ¿Y Elizabeth? – pregunté sin rodeos y mi madre finalmente me miró a los ojos.
– En casa. – agarra una copa de la charola de bebidas. – Decidimos quedarnos aquí por un tiempo, además ella llegará en unos días.
Ay, Dios.. Que sea un chiste, por favor.
– Pero ¿y sus estudios?
– Su nueva institutriz ya está al tanto de todo. Pensamos en decírtelo, pero como ya estabas adaptada a tu nueva escuela..
Rodé los ojos.
– Claro.. – asiento con la cabeza. No puedo evitar sentirme un poco triste por su actitud.
– Hija, hablé con tu tía y lo mejor sería que te vengas a vivir con nosotros. – mi padre agarra una copa también.
– Su esposo está por llegar en dos días, supongo que mi hermana va a querer pasar tiempo a solas con él.. – vuelve a hablar mi madre. – ¿No te parece?
Incliné la cabeza y lo pensé mejor. No creo que le incomode mi presencia al esposo de mi tía, él es un hombre divertido y todo. Pero aún así lo correcto sería volver con mis padres.
Los vuelvo a mirar.
– Creo que tienen razón.. – mi madre sonríe. – Lo último que quiero es ocasionarle problemas a mi tía.
– Haces bien, cariño. – dice mi padre. – Ya era hora de que tu hermana y tú pasen tiempo juntas.
– Sí.. – asentí con la cabeza y le sonreí sin ganas.
Elizabeth siempre consigue lo que quiere, eso ya es un hecho. Mi madre su sumisa y mi padre un hombre consentidor. Ya es una costumbre el ser invisible para las personas que quiero.
~•~
De lejos pude ver como Jack y sus amigos estaban hablando con unas chicas. Yo ya me había quedado sola con Merida porque un amigo de ellas, Hiccup creo que era, se había acercado para invitarla a bailar.
– No aguanto cuando se comportan así. – Merida se queja mientras toma un poco de agua.
Pues qué suerte la mía. Yo tendré que vivir con una mil veces peor que todos ellos.
– Elizabeth vendrá a la ciudad en unos días. – solté.
Merida se sorprende y deja la copa sobre la mesa antes de entrar en un posible ataque de histeria.
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•Nunca Digas Nunca•
Teen FictionNo había mucho entusiasmo en la vida de Elsa, no hasta que sus padres le dan la noticia de que debe continuar con sus estudios en otro país, en otra ciudad. Las expectativas de cambiar su tímida personalidad estaban muy lejos de cumplirse, ya que pa...