Jack
Viernes. Último día de la semana.
El mejor día para un estudiante de Preparatoria.
Los chicos no tienen una mejor idea que ir a la fiesta que organizó Vicky, una de las chicas más amadas en la Preparatoria. Lo que significa que, por obligación a la diversión, yo debo asistir.
– Vicky se muere si no vas, ¡apresurate de una vez, Jack!
– ¡Pues, eso hago! – digo con desesperación y sigo buscando el libro que me prestó Anna.
– ¿Qué se te perdió ahora?
– Moriré si no encuentro ese maldito libro. – suspiro.
– Suerte con la furia de Anna.. – lo miro mal.
Anna es fanática de los libros de historia antigua y esas cosas, por lo tanto, tuve que pedirle que me prestara uno. No porque yo sea fan y eso, sino porque hoy tuvimos clase-extra de Historia y, pues, yo me olvidé los libros en la casa.
Dije que se lo llevaría a su casa de camino a la mía, pero ya todos se fueron a sus casas y los únicos que quedamos somos Hiccup y yo.
– ¿Qué hago ahora? ¿Voy a la librería y compro uno nuevo? – es un jodido libro. No sé cómo lo fui a perder.
– No creo, Anna tiene Stickers de mariposas y esas cosas. – balbucea. – Pienso que, posiblemente, lo dejaste en tu casillero o por esos pasillos.
Salí del salón y fui directo a mi casillero. Efectivamente, no estaba ahí pero sí alguien que por ahora detesto.
Danny.
Ella es una de mis compañeras de clase en matemáticas, tiene un alto nivel en esa clase. Hace una semana, el profesor decidió juntarnos para hacer un trabajo en equipo, y bueno, no tuvimos opción.
En sí, me di cuenta de que es muy solitaria, pero que también tiene su lado salvaje. Habíamos quedado en hacer ese trabajo en su casa. Todo iba bien y tranquilo hasta que, de un momento a otro, se me lanzó encima y tuvimos una aceptable tarde juntos.
Ese día comprobé que cada chica tiene lo suyo. Claro que muy bien guardado.
Lo que sí, Danny confundió mucho las cosas. Pues yo jamás le prometí nada ni tampoco le pedí tener sexo. Las cosas habían pasado por sí solas y ella lo entendió todo mal. Cuando yo se lo aclaré ella me gritó muchas barbaridades y se fue furiosa.
¿Qué esperaba? ¿Una historia de amor para sus nietos?
Evadí mi mirada con ella y observé un libro rojo en uno de los rincones del pasillo.
– ¿Lo encontraste..? – pregunta Hiccup llegando pero se queda viendo a Danny. – Hola. – la saluda como si nada.
Yo ignoré las miradas pícaras entre ellos y agarré el libro.
– Sí. – dije mientras me dirigía a la puerta. – Ya vámonos.
– ¿No sería lindo que dejaras tu lado patán de lado? – suelta la peliroja detrás de mí.
Me di la vuelta y la miré.
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•Nunca Digas Nunca•
Roman pour AdolescentsNo había mucho entusiasmo en la vida de Elsa, no hasta que sus padres le dan la noticia de que debe continuar con sus estudios en otro país, en otra ciudad. Las expectativas de cambiar su tímida personalidad estaban muy lejos de cumplirse, ya que pa...