capítulo 17: La Llegada De Elizabeth.

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Elsa

Al regresar a la casa acompañada de los policías y de Jack mi familia no dejó de abrazarme al volver a verme, sobre todo mi padre. Fue un momento maravilloso ya que los extrañé mucho y tenía miedo durante todas esas horas secuestrada.

No pensé que iban a venir mis tíos y mis abuelos pero lo hicieron, están aquí. Al igual que la familia Frost.

Todo fue muy tranquilo para Jack y para mí hasta que comenzaron las preguntas y yo no tenía idea de qué decir. No solo estaba nerviosa por equivocarme y decir cualquier cosa, sino porque también estoy muy molesta teniendo a mi lado al mayor de los cómplices.

– ¿Vieron a alguien ahí dentro? ¿Escucharon algún tipo de acento o idioma? – pregunta el oficial encargado de nuestro caso.

– No, – responde Jack, instantáneamente. – ellos nos encerraron en ese cuarto con vendas en los ojos. Sería imposible que los reconozcamos, pero yo llegué a escuchar hablar al hombre que nos daba agua, tenía un acento francés.

Miente.

– ¿Qué más..? – pregunta mientras escribe todo.

Yo tenía la mirada en el suelo, no quería decir nada porque soltaría toda la verdad y esto acabaría mal.

Con el paso de las horas nos hicieron tantas preguntas que me olvidé hasta de mi propio nombre. No sé como Jack respondía con tanta facilidad, era como si en su mente tuviera una historia ya hecha y, obviamente, falsa.

Finalmente me dejaron ir a mi habitación, al fin y al cabo me moría por dormir un rato y olvidarme de todo lo que pasó.

– Al fin.. – suspire mientras abría la puerta de mi habitación.

Enseguida mis ojos se vieron fijos en una platinada de espaldas. Extrañamente es algo que no me ocasiona ni alegría, ni tristeza.

No siento nada.

– ¡Elsa! – ella voltea y sonríe con cierta falsedad en el rostro que ya conozco. – Qué alegría volver a verte, hermanita.

Estaba más distinta que la última vez que la vi, sé que han sido sólo unos meses pero era muy notable el cambio. Su pelo seguía siendo platinado como el mío, pero se tiñó las puntas de negro, su estilo de ropa era el mismo pero algo no era lo mismo.. Su cuerpo.

Tenía los senos más.. grandes. Unas curvas de modelo recién salida de cirugía, su nariz estaba más pequeña y bien formada. Ella antes no era fea, nunca lo fue, pero seguramente esto es trabajo de mi madre.

– Sí.. – sonreí igual que ella pero di un paso atrás antes de que me abrazara. – ¿Sabes? No hace falta hacer esto, mejor déjame sola. – borré la sonrisa de mi rostro y ella entrecerró sus ojos algo confundida.

– ¿Por qué eres tan mala conmigo? – finge tristeza.

A diferencia de ella, yo no le doy tanta importancia a mi aspecto. No es que esté siempre desarreglada, es solo que no estoy las 24 horas del día mirándome a un espejo o quemando calorías. Siempre fue mi madre la que me pedía a gritos que debía vestirme más "decente" para las fotos de revistas o para las grabaciones.

Hubo un punto donde simplemente deje de asistir a esos lugares y comencé a ser más cerrada con el mundo fuera de casa o de la escuela.

Supongo que fue por eso que mi madre se rindió conmigo y siguió con Elizabeth, tengo en claro que ella siempre nos trató de distinta manera a las dos. Primero me admiraba a mí por tener una belleza natural y sin necesidad de cirugías. Luego a Elizabeth, pero ella tenía muchos «problemas físicos» desde niña, o al menos eso era lo que mi madre decía.

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