Elsa
Estoy segura de que una no entra en la habitación de Jack Frost todos los días. Yo por mi parte no he estado nunca en la habitación de un chico por tantas horas, salvo aquella vez que miramos películas en la casa de Tadashi. Nos divertimos mucho ese día.
Pero hoy estoy con Jack estudiando para Literatura, la materia que más amo. Ya llevamos dos horas estudiando, ayer dieron la noticia de que en pocos días habrá un examen sobre esto y es la nota más importante.
Él está en una silla giratoria, leyendo un libro con su codo derecho apoyado sobre el escritorio. Yo estoy sentada justo al frente de él, por lo tanto, es incómodo encontrarme con su mirada de vez en cuando.
Al lado de nosotros está su balcón cerrado por la lluvia, durante estas horas ya me acostumbré a escuchar los repentinos truenos por la tormenta. La habitación es preciosa, tengo que admitirlo, el toque azul oscuro es uno de mis preferidos y creo que el de Jack también.
– ¿Ya te caigo bien? – pregunta con un tono de gracia mientras sigue leyendo su libro. – Por mi aprendizaje, claro.
El muy tramposo me mintió. Dijo ser malo en las materias, pero es mucho mejor de lo que esperaba.
– Sí.. Jack. – contesto algo seria. – Supongo que sí.
No puedo concentrarme mucho cada vez que me mira, eso parece divertirle pero a mí me fastidia. Además, yo siempre que estudio tengo mis audífonos y escucho música. Es algo que hago desde pequeña, me ayuda a concentrarme.
Siempre que me preguntan por qué yo digo que me gusta, además, en parte es verdad. La primera vez fue porque mi madre y Elizabeth estaban preparándose para una fiesta de gala y yo no quería ir, entonces mi madre empezó con su discurso moral mientras ayudaba a Elizabeth y yo terminaba una tarea para historia.
Fue por eso que utilice la música como una manera de aislamiento. La música, de cierto modo, me a acompañado en muchos momentos de mi vida, ya sean buenos o malos.
– ¿Desde cuándo te gusta la música? – digo yo, mirando su guitarra al costado de su cama. No sé por qué le estoy hablando.
Él continúa leyendo, – Desde que tenía seis años. – dice con orgullo. – ¿Y tú?
Decir que me sorprendió es poco. Tal vez él admiraba la música incluso un poco más que yo.
– Desde los nueve, creo.
– Te gané. – dice con un tono de burla.
Y aquí, por primera vez frente a él, le sonreí con sinceridad.
– Tienes una linda sonrisa.. – no podía dejar de sonreír.
– ¿Ya vas a empezar? – levanto una ceja.
– ¿Con qué?
– Con tus encantos de conquistador.
Él sonríe arrogante.
– ¿Crees que soy encantador? – se estira un poco en su silla y luego se cruza de brazos esperando mí respuesta mientras que yo me maldigo mentalmente. – Estoy esperando tu respuesta.. – se burla.
– No.. – no puedo sentirme intimidada por él, no después de ser la única chica que no se derrite por una sonrisa suya. – Para mí, no lo eres.
Jack se ríe. Su risa es tranquila y hermosa, no me molestaría escucharlo cantar en las próximas clases de música.
Pasaron horas y la lluvia no paraba, finalmente se hizo de noche y Jack me pidió que me quedara a cenar. Sus padres no están, ellos salieron de viaje ayer por un asunto importante, pero por suerte no estábamos solos.
ESTÁS LEYENDO
•Nunca Digas Nunca•
Teen FictionNo había mucho entusiasmo en la vida de Elsa, no hasta que sus padres le dan la noticia de que debe continuar con sus estudios en otro país, en otra ciudad. Las expectativas de cambiar su tímida personalidad estaban muy lejos de cumplirse, ya que pa...