Elsa
No sé cuánto tiempo pasó, sólo desperté y un fuerte dolor de cabeza me estaba matando. Me dolían mucho las muñecas, fue entonces cuando me di cuenta de que una cuerda estaba amarrada a ellas. Las rodillas igual por estar tanto tiempo en una posición incómoda en el suelo.
Los dolores eran exactamente igual a los de un calambre, pero con la diferencia de que este era por todo el cuerpo. No veía nada, ni siquiera sé qué pasó con Jack ya que tenía una venda cubriendo mis ojos.
Me moví un poco intentando desatarme, pero fue inútil, no podía hacer nada. Todo fue silencio absoluto hasta que escuché ruidos que parecían venir de afuera. Era la voz de Jack y la de otro hombre.
Me quede petrificada cuando oí que le decía "amigo" a Jack. Luego se escuchó el sonido de la puerta abrirse y cerrarse. Alguien me desató la venda de los ojos, permitiéndome ver.
Era Jack.
– ¿Qué demonios es todo esto? – pregunté mientras intentaba desatarme por mi propia cuenta, – ¿En serio eres un criminal? – lo miro molesta.
Estoy en mi derecho de pedir explicaciones, al fin y al cabo él es amigo del dueño de todo este circo. Él no tiene las muñecas amarradas a una cuerda, no tuvo una venda en los ojos toda la tarde. Yo sí.
– Cálmate, no es así.
– Yo escuché perfectamente cuando ese tipo te llamó amigo, Jack.
Él resopla y se sienta a mi lado.
– Hace unos meses, mi padre había cerrado un negocio con el tío de Tadashi y luego nos hicimos algo así como amigos. – me desata las cuerdas. – Él quería que yo lo ayudara en unos asuntos a escondidas de mi padre porque su querido sobrino es un imbécil.
Yo sé que el padre de Tadashi murió cuando él era niño y que luego su tío se casó con su madre. Desde entonces sus negocios se hicieron muy importantes en la sociedad a la que pertenecemos.
Siempre habían rumores sobre el dinero, y cierto trabajo ilegal en la familia de Tadashi, claro que eso no les importó mucho a ellos. La madre de Tadashi es una mujer muy agradable y sumisa a su familia. El padrastro/tío de él es algo.. No sé.. Temperamental.
– Tú eres consciente de que puedes ir a prisión por complicidad de secuestro, ¿no? – por un momento creí que podía hacerlo entrar en razón.
– ¿Desde cuándo la princesa se preocupa por mí bienestar? – frunce el ceño y sonríe. – Tenía en claro que tú me odiabas, ¿no?
– Pues que tu ego no se emocione tanto. – él me mira confundido. – Yo misma seré la que les dirá a todos que tú estás metido en todo esto.
– ¿Debo tomar eso como una amenaza? – levanta una ceja.
– Tómalo como quieras.
– Bien, entonces voy a prepararme para la prensa. – se arregla la chaqueta con ironía. – Yo también diré que tu querido amigo tiene un tío que está metido en muchos temas ilegales. Será una lástima, a él la pobreza no le cae nada bien.
¿Cómo puede...? ¡Dios!
Tengo que estar tranquila.. Tengo que..
– ¡Vete al diablo! – yo me sentía frustrada, él solo levanta sus manos y se aleja.
– Cuando vengan a rescatarnos lo mejor será que te guardes tus palabras. – se sienta en un rincón. – Dulces sueños, princesa.
Jamás me imaginé conocer a alguien tan parecido y despreciable como Elizabeth. Son dos gotas de agua.
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•Nunca Digas Nunca•
Novela JuvenilNo había mucho entusiasmo en la vida de Elsa, no hasta que sus padres le dan la noticia de que debe continuar con sus estudios en otro país, en otra ciudad. Las expectativas de cambiar su tímida personalidad estaban muy lejos de cumplirse, ya que pa...