Save me •Kaisoo•

Capítulo 12; Dejando miedos.

¡Do! ¡Do! — Exclamó un chico a la vez que se lanzaba a la espalda del nombrado quien hasta ese momento compartía de una agradable copa de champán con Jongin.

—¡Xiumin! — Exclamó intentando mantener el equilibrio para no tirar la copa y pasar una vergüenza

—¡Adivina que! ¡Me pidió una cita! ¡Me pidió una cita! — Exclamaba el joven a la vez que daba pequeños saltos pero solo alcanzó a recibir la felicitación cuando el moreno lo fulminó con la mirada — Bien..me voy . disfruten —Dicho eso se perdió entre la multitud con su cabeza agachas, si las miradas mataran el estaria bajo tierra.

—¿Una cita? —Pregunto tomando entre sus dedos un pequeño trozo de chocolate amargo.

—Si jongin una cita ¿Alguna vez has tenido alguna? — Preguntó tomando un sorbo del licor.

—Mmm…no, jamás —Murmuro frunciendo un poco el ceño a la vez que caia de lleno en la realidad, jamas había tenido algo tan común como eso.

—Una cita es para dos personas que se gustan, hablan, se conocen mas, estan cerca…un buen momento —Sonrio con levedad y dio un suspiro— Esto está aburrido, creo que me iré — Comento mirando a su alrededor, todos estaban en sus mundos millonarios hablando de acciones, dólares, empresas y demás, sin duda el no cabía alli por ningun lado.

— Vamos, te llevaré, me aburrí de hace rato, odio este tipo de cosas.

— ¿Porque viniste?

— Por ti — El mayor lo miro con sus ojos abiertos de par en par como era típico de el  cuando se sorprendía y el menor le estaba llevando seguido aquella expresión, provocaría que sus ojos se agrandaran aun mas.

En el viaje se mantuvieron hablando de todo y nada, pasaban de temas y temas manteniendo siempre un ambiente  cómodo y risas inundando sus oidos. De vez en cuando se daban una que otra mirada con sonrisas complices y suspiros secretos. Eran dos chicos que comenzaban algo que los estaba cambiando sin que se dieran cuenta

— Hyung, tengo su plumón en mi casa, por favor venga se lo entregaré —.Estaba demás la respuesta del mayor ya que en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba subiendo las escaleras. Todo estaba una vez mqs desordenado, la ropa tirada por todos lados y una que otra hoja caída

—¡Jongin! Mira como tienes esto —Regaño comenzando a ordenar todo, tenia ese defecto de que no podia ver nada fuera de su lugar que de inmediato lo ordenaba, era digno de el.

—Yah hyung,  si fue porque buscaba que ponerme. No suelo usar cosas formales

— Te veías y te ves bien con cualquier cosa, lo sabes. —.Cuando una vez mas el linóleo se vio se sento sobre la cama manteniendo sus ojos fijos en los contrarios. De pronto ambos se quedaron en un completo silencio, el tiempo se detuvo haciendo arder aquella habitación entre deseos y palabras atrapadas. Do lo abrazaba por el cuello dejando que sus labios fueran  atendidos por los del menor, quien se encontraba sentado sobre sus caderas acariciando con ambas manos todo lo que encontraba. El moreno sentia su pecho explotar debido a su corazón latiendo, la intensidad del beso le habia provocado que se separase un poco, necesitaba aquello llamado oxigeno pero como no se queria perder un solo segundo del cuerpo ajeno, el cual ahora se encontraba completamente desnudo a su disposición, se inclinó hacia adelante y se dispuso a atacar el cuello, donde presionó sus labios bajando de esta manera hasta llegar al hombro, para dejar suaves caricias con la punta de su nariz y al mismo tiempl disfrutando del suave aroma que emanaba la blanca piel.

El mayor ya no aguantaba mas, deseaba poder ver ese cuerpo de Jongin que tanto estaba comenzando a adorar, pero tenía miedo, no quería que aquello parara como la vez pasada, entendia y respetaba la desconfianza pero realmente lo necesitaba, asi que con sus manos temblorosas las llevo hasta el borde de la camisa.

—Hyung..no…— Susurró separandose un poco ya dispuesto a arrancar, pero unos pequeños brazos lo detuvieron antes de siquiera irse

— Jongin…Por favor…— Solo eso dijo para enseguida desabrochar la prenda, no le daría tiempo ya que eso sería un rotundo no, junto a una pérdida. Poco a poco fue dejando al descubierto aquella piel morena, su abdomen marcado y pectorales bien formados, si bien era delgado poseía todo aquello en las proporciones exactas, nada que produjera en si una mala cara. Con sus yemas y sus labios se decico a recorrer toda la silueta del mas alto, llegando a lugares donde jamas nadie habia tocado, haciendo caminos que marcaba, borraba y volvia a marcar, mientras el joven lo tocaba y lo marcaba en cada embestida que daba en su interior.

El calor y el deseo llenaba e inundaba el cuarto entre jadeos y gemidos, ambos se estaban entregando los unos a los otros en el acto mas puro del amor, sin temores, sin prejucios y sin reprimiendas. Solo eran ellos dos en su propio mundo, explorando sus cuerpos y siendo uno solo.