V E I N T I U N O 💌

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V E I N T I U N O 💌

Los días cuidando a Bastian han sido realmente agradables, pero ya quiero volver a casa, a mi cama. Si ya se que es cruzando la calle, pero vamos, no quiere dejarme ir y yo prometí que no lo dejaría.

Su habitación en muy grande y un tanto simple; De paredes blancas, con una gran cama de dos plazas y mantas de seda, ah sí, también blancas. Un lindo sillon azúl oscuro. Un gran escritorio con una laptop y unos papeles regados y una biblioteca, más nada que pueda decorarla, supongo que le gusta lo simple. No olvidemos su gran baño y armario.

No voy a negar que me da curiosidad saber que hay en el escritorio, la verdad, muero de ganas por darle un vistazo, pero no seré metiche eso no.

Le sonrió a Bastian desde la esquina de la cama, estoy de pie, observándolo.

¿Como le explicas al corazón que no debes amar? ¿Que puede salir lastimado hasta el punto de sentir que se rompe realmente? No puedes controlarlo, pero si puedes apartarte antes de que suceda o en mi caso que termine de suceder.

— ¿Por qué eres tan hermosa? — Pregunta con una sonrisa en el rostro.

Me encojo de hombros y le doy una sonrisa de labios cerrados.

—Me hicieron con amor, supongo—

— Mucho amor por lo que veo — Se ríe, frunce el ceño — ¿Todo bien?

— Si por supuesto, que todo bien — Respondo sin darle mucha importancia — Iré a casa hoy, Bastian—

— Oh, es eso — Asiente serio — Supongo que nos vemos luego ¿No? —

— Aún no me voy, lo haré en unas horas —

— Eres libre de irte cuando quieras, mejor es que sea ahora —

Observó unos segundos sus facciones, son duras y no cambian, no me mira.

Asiento y me acerco a el, le doy un pequeño beso y salgo rápidamente para no dar tiempo de reclamar por nada.  Me parece que fue muy duro, pero está bien, creo.

Bajo las escaleras y salgo de la casa dando un portazo, estoy un tanto molesta.

— Hermanita — Saluda Kellan sonriente, poniendo su casco sobre su cabeza — Saldré unas horas, luego me contarás qué pasó allá — Señala a la casa Cranston —

— Ve con cuidado — Le digo pasando de el para ir a la puerta.

— Eso no suena nada bien —

Pero estoy bien — No puedo evitar soltar un poco agitada y a la defensiva— Mejor anda y lo siento, hablamos luego —

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Escucho el timbre desde la sala, dejo mi portátil a un lado para ir a abrir.

Me estiró en el camino, debo hacer más ejercicio.

Abro la puerta encontrándome con Christophe, ruedos los ojos antes de darme la vuelta y caminar a la sala nuevamente.

— Que grata bienvenida — Lo escuchó reír a mis espaldas.

— Como te la mereces tanto — Murmuró sarcástica sentándome en el sofá, cierro la portátil para evitar que el lea que hago.

— Como sea, hay algo que necesito que compruebes, si es que lo recuerdas — Comenta sentándose a mí lado, lo ánimo a seguir — ¿Recuerdas de que trabajaba tú papá? —

— ¿Papá? Era abogado y economista, creo —

— ¿Sabes dónde trabajaba? —

— Que voy a saber, no recuerdo ni su rostro ya, nunca mencionaron su trabajo mientras estaba en esa casa—

Cartas De Tu DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora