Capítulo 32.

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Capítulo dedicado a Charipdp Espero que te guste ❤️
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Quiero agradecerles por apoyarme mucho con esta historia y votar y comentar siempre❤️ también quiero decirles que el 29 voy a publicar una maratón 😉 Gracias nuevamente y espero que el capítulo les guste.

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Lali.

Me renuevo y siento los rayos del sol entrando por la ventana. Al abrir los ojos; rápidamente los cierro a causa de la luz. Los vuelvo abrir y mi vista visualiza a una mujer que ha amarrado las telas.

— Siento despertarla mi señora, pero ya es algo tarde y pensamos que debe tener apetito.

Me siento y me restriego mi ojos, mientras bostezo.

— ¿Peter?

— Él señor se fue desde muy temprano junto a unos hombres a revisar los campos de siembras.

— Oh. ¿Cómo te llamas?

— Soy Margarita, mi señora. Yo seré su acompañante. Ya tengo su baño preparado.

— Muchas gracias. — iba a levantarme, pero como ella es mujer no me da vergüenza que vea mi cuerpo desnudo.

Voy a la tina y suspiro al entrar en el agua. Veo a Margarita, buscar un vestido y lo deja en la cama.

— ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

— Desde que eres una niña. — me ayuda a salir y me entrega una manta de piel para secarme.

Me ayuda a vestirme y después comienza a peinarme el pelo. Al estar presentable; bajamos y me siento en el comedor mientras ella va por mi comida. Muchas de las personas ya han comido, pero no sé que me pasa, yo siempre me levanto temprano, pero me siento tan cansada.

Margarita me sirve la comida y al verla, vuelvo a sentir nuevamente esas náuseas.

— ¿Le ocurre algo?

— Pasa que no me apetece comer. Creo que he agarrado alguna enfermedad.

— Oh, eso no es bueno. Le diré a Fabiola que le prepararé algo para eso.

— No te preocupes. Mejor vamos a caminar y puede que después me venga las ganas de comer.

Asistiendo, ella pide a otra de las mujeres que se lleven la comida y nosotras salimos del castillo y comienza a mostrarme todo. Cuando llegamos a una cabaña; le pregunto de quién es.

— Era la cabaña en donde la curandera nos ayudaba, pero ella murió y no hay nadie que sepa el arte de curar.

— ¿Podemos entrar?

— Claro. Usted es nuestra señora, usted puede entrar en cualquier lugar.

Sonrió y entramos. Veo el lugar y es casi igual al mío. Veo que está todo tipo de artilugios que puedo necesitar, pero nada de infusiones.

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