Capítulo dedicado cintiaa19
Peter.
Tengo hacer que abra los ojos no puedo perderla. La muevo y de pronto la escucho gemir. Veo que medió entre abre los ojos y me da gusto.
— Mi amor no cierres los ojos. — ruego.
La puerta se abre y veo entrar a: Eugenia, Nico, Fabiola y otras dos personas.
— ¡Qué pasó! — Eugenia se acerca a nosotros.
— Se tomó unas semillas.... Luz dijo que eran venenosas.
— ¿Qué? Dios mío, hay que hacerle vomitar rápido. Traigan el recipiente. — da órdenes Euge. — Agárrala fuertemente. — asiento.
Ella pone el recipiente cerca de Lali. La agarró como me pidió y veo como Euge, le abre la boca a Lali. Le introduce unos dedos, Escucho las arcadas, después ella comienza a vomitar. Miro a Eugenia y ella tiene el fruncido el ceño.
No comprendo porque tomó esa decisión, no lo entiendo o tal vez sí y fue culpa mía. Por haberla dejado sola. Cierro mis ojos y me siento culpable por haberla mandado a este punto que de no querer seguir más con vida.
— Hay que cuidarla... ¿Qué le hiciste para que ella llegara a este punto?
— Yo no.....
— Ya no importa. Fabiola trae un poco de leche.... Eso ayudará algo.
— Ahora mismo.
— Hay que estar con ella en todo momento. Tú te puedes ir. — me dice molesta.
— No voy a irme, es mi esposa y estaré aquí con ella.
— ¿Ahora sí? Cuando la dejaste todo este tiempo, ahora sí es tu esposa.
Mi hermano se acerca ella y le pone una mano en el hombro para calmarla.
— Eugenia no es momento para culpar. Mi hermano tiene derecho a quedarse con ella.
— Bien, pero estaré viendo a cada rato. Ya no confío en ti. — se pone de pie.
Fabiola entra con la taza de leche y como podemos hacemos que Lali aunque sea tome un poco, después la vuelvo a dejar en la cama, pero no me aparto de ella.
— hay ponerle algo cómodo.. — dice de pronto Euge.
— Yo lo haré, déjenme solo con mi esposa.
Todos salen y el cuarto queda en un total silencio. Con sumo cuidado la acuesto y voy a buscarle que ponerle, en el suelo hay un camisón que nunca se lo había visto puesto a Lali. Lo tomo y ese es lo que le pondré porque se ve cómodo.
Con cuidado le quito la ropa y le pongo el camisón. Siento el cuerpo caliente, está ardiendo en fiebre. Echo un poco de agua en el cuenco y tomó una tela y voy junto a ella y se la pongo en la frente. Ella tiembla y empieza a quejarse.