Bruno no paraba de llorar y solo deseaba llegar con Peter. No podía quitar la imagen de su madre muerta y eso lo estaba matando por dentro. Amaba a su mamá, a pesar que ella no mostraba su afecto muy seguido; llegó a pensar que su madre no le quería. Hasta este día. Ella le dijo que lo quería y le dio mucha felicidad, pero ahora la perdió y nunca más la volvería a verla.
Ella le dijo que debía sobrevivir y llegar al clan Lanzani. Eso lo iba a conseguir para que ella se sienta feliz en donde sea que ella estuviera. Le haría ver que él sería alguien como ella siempre quiso, pero no sería como ese hombre que mató a su mamá. Sería como Peter.
Benjamín estaba furioso al escuchar que el niño había escapado. ¿Cómo un niño pudo escapar así como así? Estaba seguro que alguien debió ayudarlo.
— Tráeme algo de beber. — dijo a la mujer que entró viendo hacia el suelo. Ella sirvió una copa y con la mano temblorosa se la entregó. — ya debes saber que tu querida hermana está muerta. — ella hizo una mueca al escucharlo. — ¿Te duele Leonora? Te duele saber que tu hermana está muerta.
— Claro que me duele señor....... — dijo con temor sin verlo. — Laila era mi hermana..... Ella hizo mucho por mi.
— ¿Hacer algo por ti? Te dejó aquí conmigo sin importar como estarías.
Ella no dijo nada, ya que no tenía que decir. A pesar de todo Laila la salvó muchas veces, pero tampoco tenía que esperar que siempre la salvará. Su hermana vivió muchas cosas desde su padre las vendió a ese burdel, su hermana hizo un trato con el dueño para que no la tocaran a ella. Su propia hermana vivió un calvario cuando los hombre abusaban de ella. Para Laila, Benjamín era su salvador, pero él fue el mismo Diablo. Su hermana se enamoró e hizo todo lo que Benjamín le pedía. Ella nunca se imaginó que al dejarla con él, la estaba dejando a su peor pesadilla. Ahora era ella la que Benjamín violaba, deseaba con todas sus fuerzas que los Lanzani hubieran venido y que lo hubieran matado. Para ella en este momento hubiera deseado poder morir, pero sabía que debía luchar y más ahora que conoció a su sobrino.
— ¿Por qué tan pensativa? — él la tomó del brazos y la acercó a él. — pensabas que ibas a lograr irte y dejarme, pensabas que tu hermana vendría por ti, pero ya no podrá ser. Ella está muerta y tú eres mía. Hasta que me aburra y piense si dejarte vivir o morir. Ahora sé buena y sácate la ropa que quiero hacerte mía, antes de irnos de aquí.
Con las manos temblorosas, lo hizo y Benjamín la tiró al suelo. Comenzó hacerle sentir dolor, y a utilizar su cuerpo como si no valiera nada. Solo deseaba que todo esto terminara pronto y vivir en paz.
Bruno estaba cansado, sentía mucha sed y todo su cuerpo dolía. Estuvo cabalgando toda la noche y sentía que los ojos pronto se cerrarían a causa del cansancio, pero apretaba el bolso que su madre le pidió que cuidara con su propia vida. Sonrió como pudo al ver las puertas del clan e hizo que el caballos fuera más rápido.