Peter.
Estoy tranquilo que Lali no se haya enojado al darse cuenta cuales fueron mis planes desde el principio de todo. Lo que me preocupa son mis hermanos, Nico que está con la mirada perdida, y Pablo que no quiere hacerse cargo de su propio hijo. Yo hubiera deseado que a pesar de que Laila era la peor mujer, Bruno hubiera sido mi hijo, cosa que lastimosamente no pudo ser.
Quisiera poder acabar con Benjamín para así lograr estar tranquilo y no pensar que en cualquier momento él llegue hacerle algo a mi familia.— No sé porque nos estamos dirigiendo a un campamento que sabemos que ya no debe seguir más en ese lugar. Benjamín no es idiota. — la voz de Pablo me saca de lo que estaba pensado.
— Por la única razón que tal vez Benjamín haya dejado alguno que otro de sus hombres. Sería bueno poder encontrar alguno para sacarles información. — le explico.
— Peter más bien deberíamos hacer es atacar, así como lo hicieron con nosotros. — vuelve a decir Pablo.
Suspiro negando.
— No voy atacar un lugar en donde hay personas que no tiene nada que ver en esta guerra.
— Ese maldito no pensó en nuestra gente cuando mandó una zorra como espía y mataron tantas personas.
— ¡Basta Pablo! ¿Ahora eres vos qué quiere guerra? Voy atacar cuando vea a ese imbécil fuera o intente algo, no voy a destruir un clan en donde hay personas inocentes, entiende.
— No lo entiendo. Nico, Vos eras el primero que deseaba empezar una guerra contra ese clan.
— Si nuestro hermano no quiere atacar a ese clan estoy con él. No es el momento para atacar. — sonrío al saber que aunque sea Nico está conmigo.
— Donde quedó eso de buscar justicia por nuestro clan. Hacerle justicia a nuestro padre. ¿Donde quedó?
— No se me ha olvidado, pero no te voy a permitir que vengas a querer que empiece una guerra, cuando, vos ahora eres de otro clan. Que no se te olvide Pablo, que yo soy el líder del clan Lanzani.
Pablo no vuelve a pronunciar palabra y seguimos nuestro trayecto. Odio hacerle ver a mis hermanos que yo soy el líder y que solo yo decido si comenzaré una guerra o no. Pero ahora no reconozco a Pablo. Él nunca había deseado comenzar una guerra y ahora es lo que desea.
— ¡Quiero que abran bien los ojos! — grito a todos.
No quiero que por andar descuidado y discutiendo que o no hacer, nos terminen atacando. Benjamín le gusta atacar por traición. No quiero perder a ninguno de los hombres que vienen conmigo.
De pronto se escucha unos galopes y nos detenemos en alerta y sacamos nuestras espadas. A los lejos se ve que alguien se acerca rápido con su caballo, a causa del sol no se ve bien, pero entre más se viene acercando, más puedo visualizar de quién se trata. Bajo la mano para que todos guarden las espadas al ver que se trata de Gastón.