Peter.
No puedo dejar de sentirme culpable por haberme alejado de Lali, pero no puedo dejar de pensar que ella acabó con la vida de nuestro hijo, solo porque para ella fue concebido en un momento malo. Creí que hablar con ella y hacerle ver qué yo la iba apoyar en todo, le había hecho cambiar de mentalidad. Que equivocado estaba.... No de si seré capaz de perdonarla.
Preferí irme a otra habitación porque no quería llegar a decir o cometer una tontería. Quiero tiempo para poder olvidar. Olvidar que la mujer que quiero cometió algo tan horrible. Aunque Eugenia me ha dicho que la vaya a ver porque está preocupada por ella, cada vez que intento acercarme a ese cuarto; recuerdo lo que ella hizo y hace que no pueda entrar a verla. Me preocupa que no salga, ni coma, pero no puedo olvidar. Ese es mi mal, pero no puedo evitarlo.
Estar con Bruno o Luz me ayuda a superar el dolor de haber perdido un hijo, pero siento que ese vacío siempre estará en mi. No es porque esos niños no me llenan de alegría mi existencia, es porque de verdad deseaba tener un hijo que Lali y yo habíamos creado. Independiente como fue concebido. Quizás en algún momento pueda olvidar, pero si no lo puedo hacer, prefiero dejar que ella se vaya, porque tampoco puedo castigarla por no desear algo; aunque muy dentro de mí, sabe que no sería capaz de dejarla.
— Señor, su hermano y los demás hombres acaban de llegar. — asiento hacia uno de los hombre y voy a recibir a mi hermano.
Llego a la entrada y nos damos un abrazo.
— Gracias a Dios estás sano y salvo en nuestras tierras. ¿Cómo te fue en el viaje?
— Fue algo tranquilo y tengo las nuevas armas.
— Eso es muy bueno. Vamos entren todos y coman algo que se lo merecen.
Todos entramos. Las mujeres sirven, pero le doy la orden que la nuestra la lleven a mi oficina.
— Como va todo aquí. ¿Que nuevo ha pasado?
— Pasó muchas cosas desde que te fuiste....
— Esa cara no me gusta. ¿Que pasó? Eugenia está bien ¿verdad?
— Tu mujer está bien..... Ya no va haber más bebé.
— Oh no, ¿que pasó?
Cuando iba a contarle, no pude ya que la puerta de abrió de pronto y Eugenia entra corriendo y se tira a los brazos de Nico.
Veo a mi hermano y aunque él diga que le cuesta querer, es pura mentira. Ya que lo veo sonreír. Eugenia es la mujer que vino a cambiarle la vida.
— Mi amor, cuando me dijeron que habías vuelto me puse tan feliz. ¿Estás bien? ¿No te pasó nada? ¿Ya comiste? ¿Quieres descansar?
— Cálmate bonita. — abro los ojos al escuchar esa forma de cariño que nunca en mi vida la escuché decirle. — Estoy bien, con mi hermano íbamos a comer aquí.