Yue, hija de la Luna, puede ver el futuro, pero no vio llegar a Choi Soobin, un ser de luz. Ambas almas se han encontrado repetidas veces en el pasado, pero a causa de hechizo nunca han podido terminar juntos.
Los hijos de la luna han sido perseguid...
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Soobin...
Yue es realmente linda, pero ¿qué fue eso?. Tenía que conseguir su número, no iba a perder la oportunidad de verla otra vez.Después de verla salir del lugar camino hacia la caja.
— Disculpe, señorita —me dirijo a la mesera y esta me mira—.
— ¿Si? ¿en qué le puede ayudar?
— Bueno esto.. ¿Podría darme el billete de 10.000 wons que la chica castaña le dio? No se preocupe le daré otro billete a cambio —la chica levanta la ceja y sonríe un poco burlona ante mi propuesta—.
— No puedo está en la lata, disculpe.
— ¡Pero le daré otro! —se va sin pensar un segundo en mi propuesta—.
Miro la lata frente a mí y está totalmente sellada. Trato de meter mis dedos sin triunfo alguno.
— Ahora robas las propinas, que bajo caíste Soob —una voz femenina detiene mis acciones—.
— Soyeon llegaste. Te estaba esperando —sonrío y me acerco a ella—.
— Si ¿Por qué me citaste aquí? No podrías llevar a tu prometida a lugares más románticos —toma mis mejillas y la alejo. Sonrío ante su actitud de niña mimada de siempre, a veces es molesta, pero la mayoría del tiempo es tierna—.
— Lo haré, cuando en verdad lo seas.
— Ash, como eres —me toma de la mano— vamos te aceptaré un helado.
— Soyeon.
Tomamos asiento en la misma mesa en la que Yue estaba. Específicamente, Soyeon se sentó en su lugar. Estuve mucho tiempo sentado esperando por ella cuando Yue apareció en la cafetería. Robó mi atención desde el primer instante, todo en ella es como un hada.
— ¡Que horrible! Se nota que algunos no tienen sentido de la moda —Soyeon rompe mi burbuja mágica y levanta una manilla negra con una luna en el centro. Lo siguiente son sus intenciones de arrojarla al basurero—.
— ¡Espera! ¡No la tires! Yo lo haré —me mira de reojo— solo dámela.
— Primero las propinas y ahora una baratija. Estás raro hoy Soobin.
— Aquí tienen las cartas —la mesera las deja en la mesa—.
— Gracias. —decimos al unísono—.
— Y ¿para qué me citaste? —me mira directamente a los ojos dificultando mi habla. Genial, lo que más odio es sentirme así—.
— Bueno Soyeon, solo quería agradecerte por... Ya sabes.
— ¿Por fingir ser tu novia frente a tu madre? No hace falta, estamos comprometidos desde que nacimos. Solo faltar que tú te enamores de mí para que esto funcione.
