Yue, hija de la Luna, puede ver el futuro, pero no vio llegar a Choi Soobin, un ser de luz. Ambas almas se han encontrado repetidas veces en el pasado, pero a causa de hechizo nunca han podido terminar juntos.
Los hijos de la luna han sido perseguid...
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Eran aproximadamente las 6 pm., cuando Soyeon decidió dejar la habitación al estar cansada de esperar que Soobin despertara. Se dirigía hacia la alberca en la parte trasera de la su casa. Se mantenía serena, pero estaba un tanto preocupada por el largo tiempo que la sustancia se tomaba en desaparecer por completo del cuerpo de Soobin.
— Señorita Soyeon ¿Desea algo de comer? —la señora Sok menciona al toparse con ella en el pasillo principal, pero no recibe una respuesta. Soyeon caminaba con la mirada perdida sin prestar atención a su alrededor— ¿Señorita Jeon? —la silueta de la misma desaparece al final del pasillo—.
Vestida con un camisón claro dejaba al descubierto algunas cicatrices en las piernas. Mucho antes ser una de las chicas más bellas en el instituto, Soyeon se culpaba a sí misma por no ser lo suficientemente bonita para los demás. Las cosas habían cambiado cuando Soobin llegó a su vida, pero él no podía controlar los pensamientos de la chica, mucho menos cuando esta se encontraba sola. A una edad temprano y con el consentimiento de sus padres, se operó en Japón.
Después de tanto dolor físico, al mirarse al espejo veía a una persona diferente, alguien hermosa. Al regresar a Corea cambió de instituto, justamente al que su padre dirigía. Amigos, popularidad, belleza, lo tenía todo, pero además se dio cuenta de lo valioso que Soobin era. Alguien que realmente la apreciaba mucho antes de todo el cambio.
Soyeon había comenzado a verlo con otros ojos y cuando al fin se sentía segura de sí misma confesó sus sentimientos a aquel amigo incondicional y puro. Aquel día había llorado por primera vez por amor. Él era su primer amor y la rechazó con mucha delicadeza, típico de Soobin. Pero no cambia el hecho de que Soyeon se sintiese miserable otra vez.
Los padres de Soyeon siempre quisieron a Soobin para su hija. Era un muchacho educado, hijo de un gran amigo y de familia acomodada. El momento de mover algunos hilos llegó cuando su hija les confesó entre lágrimas lo mucho que gustaba de Soobin. Con una llamada a la madre del chico, resolverían aquello. Al ser la única hija de la pareja, los señores Jeon harían todo para verla feliz, hasta donar un órgano para cerrar el trato.
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