|C U R I O U S L O V E | Whis x Bills / En Corrección /

'Ellos'.

Fue de pronto que los labios se sellaron, en cuanto los iris morados vislumbraron el mar de iguales yacientes en el cuarto.
Era un hecho, el trabajo había sido realizado con éxito mientras los seres de luz eran presentados delante de sus ojos. Por petición, se acumuló una cantidad considerable de esos entes de los cuales, y sin falta, debían ser adoctrinados por aquel quien posee ahora el nombre de Padre. No obstante, Daishinkan no ha dicho nada tras desvelar la idea de lo posible que ha sido efectuar el labor, sin embargo, es la sonrisa que se realiza sobre las comisuras aquella que brinda su satisfacción ante la presencia.
Claro tiene que serán parte del reino celestial, además del tiempo que le llevará enseñar cada pequeña y sencilla habilidad; Los niños son niños, podría decirse como un planteó de consuelo, pero consciente es de la diferencia que aquellos poseen de la mortal. Los ángeles pueden ser bebés, pero el desarrollo que contemplan y exponen es ajeno al normal. El conocimiento se formara con el tiempo, las palabras serán escuchadas, tanto la liberación de poder y las reglas podrán ser implantadas para luego conformar la jerarquía que por tanto ha permanecido solitaria.
Tiene por tarea brindar su guía, siendo libre de nombrar y designar cada diminuto detalle a los pequeños celestes;  Zen-Oh Sama permitiría aquello, viendo como un hecho el que se divirtiera junto a ellos empero las rosas pueden marchitarse con el tiempo y eso es algo que incluso aquel hombre tiene conocimiento.
Hay labores que deben ser tomados con dureza, decisiones que deben considerarse con neutralidad ya que ni siquiera él está exento de las prohibiciones del Rey. Cuidarlos no significa quererlos, nombrarlos no quiere decir añorarlos.
La estabilidad universal es más importante, le repiten y repite con una nublada visión de los hechos. Una lucha que se determina interna hacía los retoños que felizmente le sonríen. El principio del fin ante un hecho que ha sellado en la memoria durante bastante tiempo.

—Gran sacerdote.

Llamó la voz de la primera hija quien cogió una acercamiento considerado a su persona. La diestra se extiende con sutileza revelando la pura presencia de la fémina.
La mente del padre se pierde y cae sobre la realidad presente. Sus ojos no tardan en observarla, tampoco al colectivo celestial. Algo dicen, algo quieren, ¿Por qué lo han de llamar si no?.

—¿Qué ocurre?.

Pregunta tras esbozar la duda en la fisonomía y arquear apenas un poco sus cejas. Ve esas sonrisas, puede observar cada pequeño lucero del mismo color mientras el brillo de sus rostros señalan el gusto. Están en orden, se acercan de forma des-proporcional sobre su cuerpo apenas animándose a coger la extremidad del Santo.

—¿Podemos decirle Padre?.

El conocimiento crecerá con el tiempo, las palabras se desarrollaran en presencia de lo que aprenderán. El idioma, el lenguaje exclusivamente universal se acercará, ellos podrán formar parte de su mundo. No, ellos ya son parte de su mundo.
Es extraño, y lo piensa, quizás demasiado.
¿Cuál sería la diferencia?. El que crea no padece, el fundador será idolatrado, será visto como una figura popular, una omnipotente.
Ellos te amaran, tú le has dado vida. Ellos te seguirán, tú les ha dado conocimiento. .¿Qué debería hacer?.

Resonaban las voces, se mezclaban en sus oídos a merced que los iris perdían su enfoque. Morados observando la nada, profundos y vislumbrando un vacío sobre el grupo que espera y espera.
Padre, una etiqueta ¿Será realmente merecida?.
Creador ¿No será mejor?, pero ellos quieren, añoran. .  no podrían sólo tenerlo.

—Padre.

Llama el sexto ángel, Vados tiene por nombre.

—¡Padre!.

 En constancia, el octavo vuelve a pronunciar la etiqueta, luego los demás.
De pronto, el silencio se transforma en sonido, y el corazón nublado comienza a calentarse. Atípico, se dice elevando y suavizando la expresión sobre las comisuras, separando los labios y permitiendo que la respiración se dispersará sobre el ambiente.

El cielo nunca había sido más brillante, las estrellas eran más coloridas. Él las veía coloridas, como las nebulosas y el mar de pureza que se reflejaba sobre ese mundo. Un mundo sólo de ángeles, una tierra sólo de ellos; Por primera vez en su vida se lo dijo, ya no estaba solo.

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Presume olvidar aquel día que el empíreo resplandeció con intensidad sobre las colonias del cosmos y las estrellas se pintaban durante esa época, cuando las aves ancestrales cantaban y el cristal brillaba en sus aguas. El viento gentil y cálido rozó su ser al movilizar las blancos mechones yacientes de su cabellera.
En esos días de nacimiento fue cuando el corazón dio un vuelco ,y el santo entendió que en sus condiciones de superioridad ese sentimiento de amor existía. 

Monopolizar la creación tras la perdida, conservar los fragmentos de herencia que ha creado. Él sólo quería impedir que el daño volvería, evitar el dolor, evitar más y más perdidas.
Se ha obsesionado con el caso, piensa en no tener ningún arrepentimiento. No podría tener culpa, no. .  él no podría.

Pero ¿Por qué ha vuelto a ese mundo?. ¿Por qué ha buscado escarbar sobre el pasado?.
No, ¿Por qué esos son los recuerdos que se han depositados en su cabeza?. No lo entiende, supone que hay perfección en su existencia, no podría simplemente fallar. Él no podría terminar de esa forma.
Zen-Oh Sama descansa, sólo hay silencio en el hogar y aun así, sabe que hay una brecha que los separó. Sus hijos dibujaron esa brecha, ellos participaron de su castigo, de ese juicio; Sin embargo, no lo consideró.
  ¿Cuantos han de sufrir?, ¿Cuantos han de llorar?.
Los ángeles no lloran, ellos no pueden sufrir esa intensidad. Son seres neutrales, no hay bien, tampoco hay mal. . pero ¿Y si el bien jurado le ha fallado?. ¿Y si él fue aquel quien trajo el abismo y se hundió en su propio mal?.

No, él no está muerto. Él ha regresado a su mundo, se repite y convence mientras los pasos se detienen en un escenario completamente vacío.
El eco, la respiración, el cielo, su presencia, ellos. . ya no están. Whis ya no está, pero ¿Qué podría hacer?.

El que crea no padece del mal sólo perece con su infelicidad.
Ha perdido ya varios de esos retoños, el árbol ha perdido sus frutos. Otra perdida, él ya no quería más. . 

 ¿Qué se supone que debería hacer?.

Sólo el tiempo podría decirlo, pero ¿Por cuanto más podría ser capaz de esperar?.