Martillos

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Estaba temblando.  Los dientes le castañeaban dentro de la boca, se había mordido la lengua y no podía hacerse dar un paso más. Pasaban de las diez y media y no sabía mentir, sus padres pronto llamarían para saber por qué estaba demorando tanto en volver, si acaso estaba bien y él no iba a poder mentirles pero tampoco explicarles. Tenía el uniforme escolar y por más que se estaba ocultando, sobresalía. Le marcó a Genya, con la esperanza de estar en un lugar equivocado o que al menos se hubieran ido ya. Timbró y la misma canción que sonaba en la calle sonaba tras la bocina así que no debió decirle más que estaba afuera y el muchacho le dijo entre risas que iría por él, que caminara hacia el callejón tras la entrada. El corazón le retumbaba al mismo ritmo de la canción de moda, las miradas le siguieron hasta que notaron a dónde iba y comenzaron a ignorarlo. Era una zona invisible, tocar los lugares que Mui pisaba lo volvía invisible y todavía no encontraba más que pánico ante ello. El callejón se hacía mucho más oscuro y angosto a medida que se adentraba, no sabía dónde terminaba y se preguntaba si la puerta tendría alguna clase de protección más intimidante que la seguridad de la entrada principal. 

-¿Tuviste problemas para llegar?- sólo escuchaba la voz de Genya pero no podía verlo hasta que escuchó una puerta abrirse justo frente a él, sin embargo no había luz. Su amigo le estiró la mano - está muy oscuro, deja que te guíe- 

Y podía que aquello llevara más una predicción que una simple cortesía. 

Respiró, mantuvo el aire en sus pulmones con los ojos cerrados, tomando la mano de Genya y dejando que le llevara al interior. Lo primero que notó fue el aroma mucho más limpio de lo que esperaba, a lavanda y menta. El sonido no le llegaba y eso debía relajarlo. Escuchó otra puerta abrirse y la luz en los ojos, las risas animadas y el aroma a comida caliente le hicieron abrir los ojos. Ellos lo miraron un par de segundos sin detenerse, enseguida volviendo a su charla. Tengen, el hombre de la tarde, tenía a Zenitsu sentado en sus piernas, a su lado estaba el hombre de los ojos heterocromáticos y la mujer del cabello rosa. Inosuke estaba sentado frente a ellos, comiendo lo que estaba en la mesa donde todos estaban reunidos. Ese lugar no parecía la parte trasera de un bar, sino un comedor familiar, incluso había una cocina y un refrigerador. Se veía tan hogareño y tranquilo. No había gente muerta, rastros de sangre, armas ni nada más que una estampa tranquila y familiar. Genya le apretó la mano, haciéndole sentar junto a él e Inosuke.

-Tengen dice que Kyojuro viene en camino, creo que te va a caer muy bien, es una persona bastante enérgica- Tengen le extendió un plato, y le acercó el platón que contenía la comida. Realmente no tenía mucha hambre pero no quería ser descortés. Genya le sirvió té, con una sonrisa limpia, familiar. Exactamente así lucía, como si estuviera en su propia casa- con un poco de suerte también conocerás a Shinobu-



-¿Este chico tan lindo es el novio de Mui?- la chica se inclinó al hombre a su lado, quien asintió sin mucho interés. Ella lo miró fijamente, con una sonrisa encantadora, extendiendo su mano- Yo soy Mitsuri, él es Obanai- el hombre miró la mano de Tanjirou, como midiendo qué tan apropiado era que la apretara y con cuánta fuerza. El muchacho tragó saliva, soltándola para extendérsela a él- vamos, no seas huraño, es el novio de Mui- le reprendió, chocando su hombro con el propio, haciendo que él enseguida le respondiera el apretón. En otras condiciones se hubiera reído.

-Yo soy Tanjirou- sonrió, más relajado. Se sentía tan normal. Zenitsu bostezó, acomodándose en el cuerpo de Tengen, quien le besó la frente, acunándolo, preguntándole si quería irse a dormir.

-¿Ya están las chicas en casa?- preguntó a medio bostezo.

-No, siguen con el Patrón- besó su frente de nuevo- sé un niño grande por una vez en tu vida y duerme solo-

- Compartiendo la cama con cuatro personas a la vez, dudo que alguien se acostumbre a dormir solo de nuevo- dijo Obanai con un ligero siseo ácido, sin mirarlos. La cara de Tanjirou debió decir mucho de la sorpresa que sentía, dejando caer la comida del tenedor. Zenitsu se rió con algo de altanería y Tengen ladeó los labios.

-Te ahorraré la pregunta. Zenitsu y yo tenemos una relación con tres preciosas e increíbles mujeres- elevó el mentón, siempre con ese tono exagerado, excesivo- más bien, ellas y yo tenemos una relación con Zenitsu, es nuestro pequeño mimado- le besó los labios, sujetando su mentón, echándose a reír. 

-Nunca había escuchado algo así- Tanjirou se rió también, mirando con algo de envidia la desenvoltura con que ambos se tocaban. 

-Deberías sacar más partido de tener una relación con alguien de la mafia- Tengen le volvió a mirar- ¿No eres muy joven para estar trabajando hasta  estas horas? Incluso entre semana ¿Qué pasa con la escuela?-

-Bueno, mis padres tienen suficientes gastos con mis hermanos más pequeños, y en realidad no me va tan mal en clases-

-Pero siempre te estás durmiendo- Inosuke rodó los ojos, quitándole el cucharón para servirse más - y nunca tienes tiempo de nada, pareces un viejo-

-Oye- Genya resopló, golpeándole la nuca- Tanjirou hace lo que puede para ayudar a su familia-

-Mui siempre alardea de lo buen chico que eres - Mitsuri volvió a tomar su mano, sonriendo cálida- no es algo de lo que debas avergonzarte, es hermoso tener una familia que te cuide y te acepte, debes ser alguien muy querido por tus padres- las mejillas del muchacho se encendieron ante el halago. 

-Tú eres muy querida por nosotros también, Kanroji- interrumpió Obanai, mirando de nuevo a Tanjitou en advertencia.

-Lo sé, todos aquí han sido tan buenos conmigo- suspiró, sonriendo y soltando a Tanjirou para pasar su mano por el brazo de Obanai, recargando su cabeza en su hombro- los quiero muchísimo a todos- 

-Nosotros también te amamos, niña- Tengen le mandó un beso volado- a ti también te amamos, Iguro, aunque estés tan amargado-  todos se rieron por el sonrojo mal disimulado del hombre. La puerta se abrió y entraron un hombre alto con un llamativo cabello amarillo a puntas rojas, con esa aura de energía, de vitalidad que ponía de buen humor sólo verlo, a su lado una chica bajita, con el cabello negro y puntas violeta. Ambos miraron a los adolescentes con duda- Kyojuro, Shinobu, llegaron a tiempo, miren a quién tenemos de visita- 



La noche iba pasando y no quedaba nada de la incertidumbre del principio. Se animó incluso a escribirle a sus padres, diciéndoles que estaba con sus amigos. Se sentía algo tonto por los juicios que se había hecho porque todas las personas allí eran increíblemente agradables, haciéndole sentir tan bienvenido entre ellos que se sentía obligado a disculparse. Comprendía por qué Mui les profesaba una lealtad tan alta. Lo escuchaba por la forma en que ellos hablaban de él, por la forma cautelosa, sí, pero definitiva con la que guiaban sus preguntas para asegurarse que sus intenciones con él no habían nacido de una ambición sino del cariño sincero. Y él lo quería, lo quería muchísimo. Ellos podían verlo, aprobaban  cada palabra que salía de su boca en una flor hacia él, con un aroma profundo de maravillas. Era su estrella favorita, su pequeño pedacito de infinito y lo adoraba. Ahí no se sentía ya inseguro de llevar dos meses apenas saliendo con él, podía decir con calma que estaba enamorado de él sabiendo que nadie lo estaba juzgando.Zenitsu incluso comenzó a darle un par de consejos. Inosuke había comenzado a roncar, dormido en la mesa y decidieron que era momento de irse. Zenitsu prácticamente obligó a Tengen a llevar a sus nuevos amigos a sus respectivas casas. Pensó que llegaría a su casa con una calmada satisfacción, en cambio le latía una euforia incontenible. Fue un esfuerzo entrar sin hacer ruido, entrar de puntitas hasta su nueva habitación improvisada en el ático. Se dejó caer en la cama, rodando en ella, ahogando su risa en la almohada.Sacó su celular, notando que en algún momento se había quedado sin batería y se levantó para conectarlo. Se quedó pensando, mordiéndose la punta del dedo índice, considerando. Ya era bastante tarde y además seguro no había regresado. Bueno, no era obligatorio que le contestara enseguida. Sólo necesitaba contárselo a alguien.

"Hoy conocí a casi toda tu familia. Son personas increíbles ¿Tuviste un buen día? ¿Podemos vernos mañana saliendo del trabajo?"

El corazón le latía en los labios, le guiaba los dedos. No podía contenerse. 

"Te amo."



Velvet MouthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora