Al calor de las últimas velas

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Pero pronto se convirtió en un verdadero problema. Debió adivinarlo, Senjuro no era la clase de personas que se amedrentan, lo suficiente seguro en sí mismo como para haber puesto sus ojos en Tanjirou sabiendo que estaba en una relación, y posteriormente haber descubierto qué clase de persona era él. Estaba escudándose en ser el hermano de uno de sus colegas, pero si alguien podía contar los hilos que quedaban para sujetar a Muichirou de hacer algo de lo que podía arrepentirse, sabría que su paciencia se estaba agotando. Leía los mensajes que insistía en enviarle, a pesar de que Tanjirou cambiaba periódicamente de número,  veía las fotografías porque su novio había decidido que no quería mentirle. Pero la gota que colmó el vaso fue cuando fue a su casa, aprovechando que Muichirou estaba fuera ese día. Tanjirou intentó hablar con él, decirle que había sido un error y en verdad lamentaba si lo había herido, pero Senjuro no parecía estarle prestando mucha atención, decidido a besarlo, arrinconándolo contra el recibidor y por mucho que Tanjirou de verdad se estaba deshaciendo en el dulce de esos labios, lo tomó por los hombros y lo sacó de su casa. Muichirou estuvo callado un par de días, haciendo que Tanjirou pensara que había sido una pésima idea contarle. 

Pero si era sincero, con Muichirou todo siempre parecía una pésima idea. 

- ¿Vas a salir?- Tanjiro besó su mejilla, abrazándolo por la espalda, ayudándole a terminar de abotonarse la camisa.

-Sí, debo ir a atender un asunto que olvidé, pero no tardo mucho- se giró para besar su frente, sonriéndole. Acunó su rostro en su mano, mirándole con atención. El borgoña de sus ojos , la suavidad con que miraba y esa sonrisa siempre cálida, siempre sincera. Quedaría ciego por un disparo algún día, era posible, y aún así seguiría viendo ese rostro, escondido tras su cerebro.

- ¿Es necesario que vayas? Hoy es nuestro aniversario- gruñó, haciendo un puchero de niño mimado, haciendo que Mui sonriera.

-Lo lamento, amor, pero no puedo dejarlo pasar. Te prometo que volveré para la cena, pasaré a comprar el postre- besó su frente, sus mejillas, abrazándolo contra él, sus labios, su cuello y Tanjirou se colgó de su cuello, ambos estaban riéndose. Se pegó a su oreja, bajando la voz- te amo muchísimo-

-Y yo a ti. Te espero para la cena-





Había una mesa reservada para ellos dos, en el fondo de aquél café porque ninguno bebía , lo suficiente lejos para que nadie escuchara ni les interrumpiera. Ambos llegaron al mismo tiempo, apenas con un gesto para saludarse, yendo a tomar asiento, ordenando y mirando en silencio el rostro del otro hasta que les fue entregado el café y la comida. Pestañeando, como midiéndose mutuamente, quien tomara primero la palabra determinaría el resto de la conversación y debían ser cautelosos. Muichirou tomó su taza de americano, con la espalda recta y sus modales de alcurnia, sin apartar sus ojos de Kyoujuro, quien tomaba su capuccino un poco menos elegante, pero igual con cortesía. 

-No tengo intenciones de empezar una pelea , Rengoku, así que no voy a comenzar insultando tu intelecto. Sé que eres tú quien le ha estado dando el teléfono de mi novio a Senjuro y  sé que fuiste tú quien le dio nuestra dirección. Me atrevo a decir que tú mismo lo llevaste hasta nuestra casa. No te voy a cuestionar por tus motivos, honestamente no me interesan. Ni siquiera quiero una disculpa, sólo deja de estarte entrometiendo-

- Yo no tengo la culpa de que Senjuro esté enamorado y como hermano mayor mi deber es-

-Tu deber es mantener el pene de tu hermanito en sus pantalones en lugar de estarlo alentando para que sea una puta ofrecida- dejó la taza, sin alterar ni un solo músculo en su rostro o en sus manos tomando la servilleta, siempre mirándolo a él- no te lo voy a decir dos veces, ni voy a tener esta cortesía contigo siempre, tú eres miembro pero tu hermano no. Si lo asesino no va a pasar nada, no entra en ningún código que no pueda matarlo. Sólo no lo he hecho por respeto a ti-

- ¿Me estás amenazando? Te has vuelto un poco engreído sólo porque el Patrón tiene unas cuantas consideraciones contigo, pero no creas que no voy a proteger a mi familia, niño- Kyoujuro lucía más calmado de lo que podían delatar sus palabras, incluso sonriente con el rostro manchado de la espuma de su capuccino. 

- Nosotros somos tu familia-

-Senjuro también lo es. Además si Tanjirou es más feliz con él ¿ Por qué no sólo lo dejas ir? Ambos tienen un carácter muy parecido, se ven más lógicos juntos que tú y él si me lo preguntas-

-No, no lo estoy haciendo- partió una galleta con los dedos, masticando pausadamente-  En verdad no quiero perder la compostura así que mejor mide mejor tus palabras-

- Sabes, Mui, siempre te he considerado una buena persona. Eres excelente en tu trabajo, nadie lo pone a duda, y eres sumamente leal. Pero tampoco tengo por qué sentarme aquí a escucharte lloriquear porque tu novio siente algo por mi hermano, si ellos se quieren y tú lo quieres a él ¿Por qué no lo dejas ser feliz?-

-¿Como tú hiciste con Mitsuri?- el sonido de la porcelana al chocar por la impresión hizo voltear un par de miradas, pero nadie se atrevió a ir a limpiar los restos- siempre me pareció sospechoso que tú fueras el que la llevó con nosotros porque huyó de casa, cuidándola de esa manera y jurando al mismo tiempo que no sentías nada por ella. Pero es que eres un buen tipo, Kyo, y sabías que Iguro se quedó flechado de ella desde el primer momento ¿No? Por eso nunca intentaste nada con ella, pero al final ni siquiera tú eres tan fuerte ¿No? O ¿Es una tradición familiar meterse en relaciones ajenas?-

-¿Qué rayos estás diciendo?-

-Senjuro no es parte de la asociación, así que no importa realmente lo que él haga o no, pero tú sí lo eres, Kyo ¿Qué crees que pasaría si nuestros compañeros se enteraran que Iguro no es el padre de ese niño?- Muichirou ladeó los labios en una sonrisa complacida, burlona, ante la palidez de su acompañante- ¿Pensaste que nadie se iba a enterar, de verdad? Vamos, hasta tú cometes errores-

-No sabes lo que estás diciendo-

-Lo sé perfectamente. Y por la cara que estás poniendo puedo asegurarlo con mayor firmeza. Imagina que alguien dijera de manera anónima que ese niño necesita una prueba de adn, y que a Iguro se le ilumine el cerebro para hacer cuentas, cuando ese niño fue concebido tú y Mitsuri estaban en una misión, creo que estuvieron fuera casi un mes ¿No?- tomó otra galleta, mirando en un aleteo hacia abajo, volviendo sus ojos al hombre- no sólo sería escandaloso, Kyo, por nuestro código de honor Iguro tendría derecho a matarte a ti y a ella. Probablemente no lo haga, pero...-

-¿Cuánto tiempo llevas sabiendo esto? ¿Por qué nunca dijiste nada?-

-Porque no soy estúpido, amigo. Un secreto siempre es más útil cuando está guardado- sonrió, levantando su taza, brindando en su dirección. Kyoujuro tragó saliva, sintiendo los labios temblarle. De rabia, de vergüenza.

-Eres un ser humano horrible- suspiró, haciéndole un gesto a una de las meseras para que se acercara, pidiéndole que limpiara y que le trajera una nueva bebida- Hablaré con mi hermano-

-Somos parte de la mafia, Kyo. No podíamos ser buenas personas. Ninguno de nosotros-







 Abrió la puerta silenciosamente, notando que todo estaba en penumbras. Menos un destello viniendo del comedor, guiándolo. Se descalzó, caminando en puntitas, sujetándose el cabello y quitándose el saco, dejándolo olvidado en cualquier lado. Tanjirou estaba sentado en la mesa, esperándolo con una sonrisa y toda la luz de las estrellas resplandeciendo en sus ojos. Dejó la bolsa con el postre favorito de Tanjirou en la mesa, justo detrás de la cacerola humeante, notando que ya estaban puesta. Se inclinó a besarlo, acariciando su mejilla. 

Velvet MouthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora