Entonces los derrumbes

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Tenía una coartada perfecta pero no iba a usarla. No era necesario con Mui en la casa del Patrón entregando su informe mensual. Solía volver hasta la noche y apagar el celular hasta entonces, dejándole un excelente marco de tiempo. Aunque por supuesto que el corazón se le revolvía en el pecho al descubrirse pensando de esa manera pero ¿Era realmente su culpa? Él sólo quería charlar un poco con su nuevo amigo sin tener miedo de que Mui descubriera que había vuelto a obtener su número, sin guardarlo en los contactos para que no lo rastreara. En retrospectiva era hasta sospechoso que Kyoujuro no le hubiera cuestionado al pedirle el número de su hermano menor, casi como si pudiera oler lo que estaba ocurriendo entre ellos. No era difícil darse cuenta que Kyoujuro era el hermano mayor demasiado consecuente y quizá estaba minimizando el hecho de que Senjuro estaba muy abiertamente interesado en Tanjirou ¿Cómo más explicar que lo llevara hasta la puerta de su casa sin preguntar y se marchara, sin siquiera dignarse a inventar una excusa?

Tanjirou estaba temblando cuando tocó la puerta pero con una sonrisa que poco ocultaba la realidad de aquello que no tuvo el valor de confesarle a Muichirou. Senjuro fue cauteloso, sutil, pero directo. Y aunque al principio él se resistió, algo en él se acabó destruyendo. Ahora estaba allí, con las piernas temblándole pero las manos sujetando con decisión ese bonito ramo de narcisos y calas amarillas. Kyoujuro debió darse cuenta, las flores no dejaban lugar a las malinterpretaciones y aún así lo dejó en la puerta, con un apretón de hombro ambiguo entre amenazante y alentador. Se sintió como si lo estuviera sirviendo él mismo sabiendo que iba a ser ...Tenía miedo de pensarlo. Quería salir corriendo, no iba a pasar nada en el mundo si se arrepentía a tiempo. Sólo lo había visto en persona aquella vez que se conocieron, después todo fue sólo un intercambio de mensajes amables, de preguntarse por su día a día, de contarse anécdotas, de intercambiar gustos, fotografías, insinuaciones, videos. 

- Lo siento, me quedé dormido mientras te esperaba- Senjuro abrió con la carita marcada por la almohada, el cabello revuelto y los ojos todavía rojos del sueño. Sonriéndole asueñado, haciéndose a un lado para dejarle pasar- ¿Son para mí?- pero el sonrojo lo despalibó, mirando con ilusión las flores en sus manos y Tanjirou supo que su punto de retorno había quedado muy atrás.

-No sabía cuáles eran tus favoritas y si te preguntaba iba a arruinar la sorpresa, eres muy inteligente y lo hubieras sabido enseguida- sonrió también, extendiéndole el ramo, viéndolo ocultar su bochorno por el halago tras las flores. Le corrió dulce por la garganta, cálido en el estómago sin poder contenerse, acercándose para besar su frente. Senjuro apenas levantó el rostro, todavía tímido, sonriendo mientras tomaba su mano para llevarlo al interior de su casa- ¿No prefieres que vayamos a comer a algún lado? Creo que me has dicho que tu padre es un poco especial con los extraños-

-Está bien, fue a visitar a unos amigos, creo que se va a tardar bastante- volteó a verlo casi imperceptiblemente menos tímido y más insinuante- vamos a estar solos por un par de horas-

Tanjirou intentó no reírse por lo normal que le resultaba aquella situación mientras entraban, pasando la sala hasta llegar a la habitación de Senjuro. Tan directo a pesar de intentar verse espontáneo, mientras le pedía que se pusiera cómodo en lo que dejaba las flores en el jarrón, preguntándole si quería algo de beber. Negó, esperándolo de pie, mirando los afiches en las paredes, los cuadernos y los libros en su escritorio, animándose a sentarse para leer mejor. Él continuó sus estudios con profesores particulares al igual que los gemelos. Era algo tonto si lo pensaba, pero extrañaba esa antigua rutina de levantarse temprano, convivir con sus compañeros, ser reprendido  a veces por olvidar la tarea. 

-Qué vergüenza que veas mis notas, y sobre todo de esa asignatura- la suave voz de Senjuro lo trajo de vuelta, clavándosele ante un recuerdo. Cerró el cuaderno, levantándose de la silla, intentando sonreír. Senjuro se sentó en el suelo, de espaldas a la cama, extendiéndole una bolsa de frituras a Tanjirou, invitándole a sentarse junto a él- Recuerdo que diijste que estas eran tus favoritas ¿Verdad?-

Velvet MouthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora