Flores de espuma

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Sintió el peso de una mano sobre su espalda, unos labios cerca de su oreja cantando dulcemente, el calor de la seguridad de un cuerpo contra el suyo y por instinto cerró los puños. 

-¿Papá?- apoyó la oreja contra el pecho que lo sostenía, la canción se detuvo pero sintió un beso en su frente en un arrullo mucho más cálido. Dobló las rodillas, las manos recargadas contra su pecho. 

-Tienes las manos muy frías pero el resto de tu cuerpo está ardiendo- susurró, un aliento intentando infundirle calor a los dedos, sus labios contra sus mejillas- Sé que no quieres pero voy a tener qué llevarte al médico, Yui-

-¿Sanemi?- apenas sentía la cabeza, apenas podía enfocar la vista pero sentía sus ojos moverse con rapidez, a la misma de sus manos y piernas- ¿Podemos ir por helado?-

-Claro que podemos ir- suspiró, alcanzando la sábana para envolver a Yuichirou, todavía contra su pecho, tentando en la cama su celular- sólo si te portas bien-

-No me quiero portar bien otra vez- se deslizó de sus brazos, apenas alcanzando a ser sujetado por la cintura, pero sus rodillas cedieron a su peso, cayendo sentado al suelo. Sanemi apenas alcanzó a tomar el cesto de basura para acercárselo a Yui y pudiera vomitar ahí. El color amarillento de la bilis mezclado con la sangre le hizo olvidarse de limpiarle el rostro y el cabello, más preocupado por cargar de nuevo al niño y envolverlo en la sábana. Estaba ardiendo y su corazón latía tan rápido que incluso lo sentía golpear contra él- no me gusta el salmón, no quiero comerlo otra vez-

-Lo que tú digas, niño- suspiró, tomando su celular y programando un viaje hacia el hospital más cercano. Abrió la puerta de la habitación que compartían Genya y Muichirou. Ambos dormían tranquilamente, desparramados en las dos camas con las sábanas en el suelo. Suspiró, cerrando con cuidado para no hacer ruido. Avanzó hacia la pequeña sala, mirando que todavía le faltaban un par de minutos al conductor para llegar hasta el hotel. Caminó al baño, pensando que podría al menos lavarle el rostro. Vio la puerta cerrada y la luz encendida. Se había olvidado de su huésped indeseado. Podía golpear la puerta pero eso sin duda sólo iba a despertar a los demás y no tenía la más mínima intención. Corrió a la cocina, abrió el grifo, mojando una servilleta de papel y pasándola por el rostro de Yui. Su cuello sonaba como plástico al moverse, totalmente laxo. Sanemi se mordió los labios, tirando la servilleta y saliendo, intentando por todo lo posible no hacer ruido al cerrar la puerta.  El auto ya estaba en la esquina y agradeció que no necesitara darle indicaciones al conductor. Pegó a Yui contra él, sintiendo la sábana empapada de sudor adherirse a su ropa mientras apoyaba sus labios contra su oreja para cantarle de nuevo otra canción de cuna.




Tanjirou salió del baño, restregándose los ojos con sueño, intentando recordar el camino hacia la sala, al pequeño sillón donde Sanemi le había permitido dormir a fuerza de que Mui prácticamente le rogara que no lo dejara dormir afuera. Era evidente que no le agradaba y aunque él no era la clase de persona sumisa que admite esos maltratos como un ritual para ganarse a nadie, entendía de alguna manera la actitud del hombre hacia él.Bostezó, alcanzando la orilla del sillón, a punto de dejarse caer sobre él, escuchó una risita y abrió los ojos. Los ojos menta de Muichirou resplandecían en la oscuridad, traviesos como el dedo en sus labios para hacer silencio.

-Sanemi salió con Yui hace unos minutos así que aproveché para venir a verte, te veías muy solo-

-¿Tan noche? ¿A dónde fueron?-

-No sé- por un segundo los labios de Mui se curvaron hacia abajo y sus ojos brillaron con más intensidad, como si fueran a quemarse por todo lo que estaban ocultando- cuando Yui pasa mucho tiempo sin beber se pone muy mal, la última vez que intentó dejarlo sólo duró cuatro días. Intenté darle algo a escondidas de Sanemi pero como ya no estoy herido, no conseguí que comprara un poco más de alcohol- intentó sonreír, pero sólo logró un gorgojeo cansado, levantando las caderas, rozándose apenas insinuante contra las de Tanjirou, que sostenía sus brazos a los lados de la cabeza de Mui para no caer, balanceó ante sus ojos un sobre con polvo blanco que sacó de su ropa interior- me siento un poco mal por haberla escondido incluso de Yui, pero seguro no me hubiera dejado nada - se lamió los labios, repasando con la punta de sus dedos el mentón del otro- ¿Quieres probar un poco? Tengen dice que el sexo se siente increíble con esto-

Velvet MouthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora