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Juan Pablo Isaza miraba como Martín estaba decaído, sabía que las palabras de aquellos compañeros suyos de clase le habían hecho mucho daño y era consciente de que no se sentía agusto con su cuerpo actual.

Por qué sí, Isaza había estado estudiando sobre el tema para poder comprender mejor a su amigo y sabía que la disforia de género podría llevar a la depresión y más tarde al suicidio.

Y él no quería que Marina.... Digo Martín, todavía le costaba un poco referirse de esa manera, llegara a ese punto.

Debía ser difícil escuchar los susurros de los pasillos y leer las desagradables cosas escritas en su mesa, libretas o libros y por ello iba a intentar apoyarlo lo máximo posible.

-¿Por qué lloras Marto? - preguntó Juan Pablo.

-Lo primero, no estaba llorando y lo segundo: ¿Marto? - cuestionó.

-Sí, te puse un nuevo apodo - respondió Isaza -. Pero no me cambie el tema - añadió.

-¿Por qué todos quieren saber que me pasa? - preguntó Martín un poco mosqueado.

-¿Tal vez por qué nos importa? - preguntó, sarcásticamente, Juan Pablo.

-¿Quieres saber que me pasa? - preguntó Martín, a lo cual Isaza asintió -. Simplemente me odio, mírame estoy enfermo - dijo señalándose a sí mismo.

-No, claro que no. Tú estás bien y no deberías hacer caso a lo que dicen esos estúpidos - dijo Isaza abrazando por los hombros al menor.

-¿Pero y si también me gustan los chicos? ¡Soy una completa abominación! - gritó Martín al borde del llanto importándole ya un pimiento que otra persona más le viera llorar -. ¡Y no puedo dejar de sentirme así por lo menos dos veces a la semana! ¡Simón no tendría que aguantar mis ganas de encerrarme para no salir de mi habitación y lo hace igualmente! ¡Aleho no tendría que haberme visto llorando! ¡Villamil ni tendría que ver algo que le disgusta día a día! ¡Y usted no tendría que escucharme! - añadió golpeando el suelo con sus nudillos.

-Ni se te ocurra volver a decir o pensar nada de eso, no hay nada de malo en ti y fin de la discusión. Yo te escucharé si me da la gana, Aleho sabe que te cuesta, Simón es tu hermano y Villa está tratando de comprenderlo, ¡entiende que no eres una molestia o carga para nosotros! - dijo Juan Pablo intentando encontrar una forma de expresar parte de lo que sentía -. Venga, ahora vayamos a casa de Aleho, que nos estará esperando - añadió mientras que con suavidad quitaba esa lágrima rebelde que se había escapado del ojo contrario y se paseaba por la mejilla libremente.

-Lo siento tanto - se disculpó abrazando fuertemente al mayor una vez que estuvieron de pie.

-Todos podemos sentir que tocamos fondo, pero aquí estamos - le aseguró.

Caminaron hablando de diferentes temas hasta llegar a la casa del mayor del grupo.

-Ya pensé que habían muerto ¿por qué tardaron tanto? - preguntó Aleho.

-Había un michi gordo y peludo y me dejaba acariciarlo - respondió Martín.

-Tiene sentido, pasad - dijo Aleho.

Los recién llegados dejaron la comida en la mesa del salón y los cinco se sentaron en el sofá y las butacas. Mientras comían empezaron a hablar de temas banales hasta que Villa hizo una pregunta.

-¿Como supiste que eras Martín y no Marina? - preguntó el chico de ojos avellana -. Intento entenderlo ¿vale? - se defendió.

-Pues... Bueno... Es complicado... - intentó contestar el menor sintiéndose bastante incómodo -. Creo que desde siempre no me sentí totalmente agusto conmigo mismo y sentía que lo que me mostraba el espejo no era yo - se explicó mejor.

-Incluso una vez, antes de esto, le robé a Simón bastantes prendas con la excusa de que lo necesitaba para una obra - comentó.

-Por eso nunca me devolviste las dos camisas y el pantalón - dijo Simón.

-Pero yo también te presté algo y nunca supe más de ello - comentó Aleho.

-A si bueno, sobre aquello... También está en mi casa junto a la ropa de Simón - afirmó Martín.

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Buenas, ya estoy de vuelta por acá y vengo a contarles que estoy un poco atascada en "Cuatro pendejos, cuatro responsables y un bebé", pero espero poder sacar capítulo pronto.

Gracias por su atención.

~Diana

NO SOY ELLA | Finalizada | MoratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora