La vida cambia con el pasar del tiempo y con ella también lo hacen las personas, ¿cuantos cambios está dispuesto a soportar? ¿y cuántos aceptarán ese cambio?
~Diana
-¿¡Me estas diciendo que vamos a hacer playback!? - preguntó Aleho sintiéndose un poco estafado.
-Sí, nos lo acaban de decir - afirmó Juan Pablo Villamil antes de esconder su rostro en el hombro del mayor y este lo abrazó.
-¿Pero por qué? ¿No nos consideran suficiente profesionales para hacerlo bien o qué? - preguntó Simón enfurruñado.
-No lo sabemos, Moncho - respondió Isaza.
-No sé que sentir en este momento - confesó Aleho dejando pequeñas caricias circulares en la cintura de su novio.
-Igualmente tendremos que hacerlo lo mejor posible - dijo Isaza.
-Cambiando de tema, ¿alguno sabe cómo le va a Marto? - preguntó Villamil.
-La última vez que hablé con él me dijo que le estaba yendo bastante bien - respondió Simón.
De repente el móvil de todos sonó advirtiéndoles de que tenían un mensaje, por lo que Aleho sacó su celular.
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(Foto del grupo arriba)
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Nada estaba saliendo bien, al principio sí y de repente ¡pum! Todo se iba al traste en menos de lo que canta un gallo. ¿Cuánta mala suerte se debe tener para terminar en una familia transfóbica? Pues créanme que mucha.
No pregunten el como lo supieron, porque ni siquiera él sabe cómo la mujer lo había descubierto y más tarde despedido con la excusa de "No quiero que mis hijos se contagien".
El dinero se le estaba acabando y debía encontrar un empleo ya. Sentía que la había cagado en grande, pero Martín era muy orgulloso y no le iba a contar a sus padres, a Moncho o a los demás y se las apañaría el solo.
Y encontró la suerte en forma de un viejo amigo.
Era una fría mañana en la cual lo único apetecible era tomar algún líquido bien caliente para desayunar, por lo cual no era de extrañar que la cafetería más cercana estuviera a rebosar de gente, pero por suerte él había logrado sentarse en una mesa dentro del local.
-Désolé, puis-je rester ici un instant? (Perdona, ¿podría sentarme aquí un momento?) - le preguntó un joven el cual iba cargando en los brazos muchos papeles.
-Sans problème (No hay problema) - respondió Martín acercándose su vaso de café para que el otro pudiera dejar sus papeles.
Martín miraba disimuladamente al chico que estaba frente a él, pues se le hacía demasiado conocido.
-Puis-je connaître votre nom? (¿Puedo saber cómo te llamas?) - preguntó Martín intentando comprobar si era cierta su teoría.
-Je m'appelle Santiago (Me llamó Santiago) - le contestó.
-¿Santiago Gómez? - le preguntó.
-¿Como lo supiste? - preguntó el nombrado.
-Ibamos juntos al colegio, Soy Martín Vargas, aunque tal vez te suene más Marina Vargas - respondió Martín.
-No manches, ¿en serio eres tú? - preguntó el chico.
-Sí - afirmó Martín.
Ambos habían sido mejores amigos de pequeños hasta que Santiago tuvo que mudarse debido al trabajo de su padre.
-Tenemos mucho de lo que hablar, Vargas - afirmó.
-Y tanto ¿como le trata la vida? - le preguntó.
Ambos comenzaron una larga charla en la que se estaban poniendo al día, contándose los triunfos y las penas. Era algo que no habían pensado que necesitaban tanto, pero no por nada se hicieron mejores amigos en un inicio y reencontrarse después de tanto tiempo era algo que les hacía muy felices.
-Tu vida es digna de un libro - comentó Santiago.
-La suya no se queda atrás - afirmó Martín.
Ambos tomaron una pausa para poder beber la nueva bebida que habían pedido y luego Santiago le dijo:
-Me comentaste que te echaron del trabajo porque descubrieron que eras trans ¿no?
-Correcto - afirmó Martín dejando el vaso en la mesa.
-Yo te propongo un empleo como canguro para mi hermana - le ofreció.
-No sabía que tenías otra hermana aparte de Carlos - comentó Martín.
-No tengo más, Celia está pasando por una situación similar a la tuya - afirmó Santiago.
-Entiendo, ¿cuando empiezo? - preguntó Martín con una sonrisa.
