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Después de haber estado tonteando durante unos meses al final Juan Pablo Isaza y Martín habían empezado a salir oficialmente y después de un tiempo habían decidido contarlo a sus padres. Los del menor no tuvieron ningún inconveniente, la madre de Juan Pablo no tuvo ningún problema, pero sí su padre al cual no le hizo mucha gracia.

-¡Ni hablar, Juan Pablo! - gritó el hombre.

-¿¡Y por qué!? - preguntó el nombrado a su padre.

-¡Entendí tu tontería de que seas bisexual, pero esto ya es pasarse! - respondió.

-¡No son tonterías, yo le quiero! - afirmó Juan Pablo y su padre golpeó con fuerza la mesa.

-¡No quiero verte más por acá! - gritó el hombre a Martín, pero este se mantuvo firme y sin hablar.

Juan Pablo temiendo que a su padre se le fuera la mano pasó su brazo por la cintura de Martín y le pidió silenciosamente que salieran de ahí.

-Te dije que algo así podría pasar - dijo Martín una vez que estuvieron en la calle.

-Y me da igual - afirmó Isaza.

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Había pasado un tiempo desde aquella discusión y padre e hijo seguían manteniendo una relación bastante tensa por lo cual Martín decidió poner cartas en el asunto.

-¿Que hace acá? Creo que dejé en claro que no lo quería ver - dijo el señor Isaza.

-Estoy acá por Juan Pablo - respondió Martín sentándose frente al hombre.

-¿Ya dejarán su tontería o seguirán? - le preguntó.

-Yo le quiero y se acabará en el momento en que él me lo pida - afirmó Martín -. Pero yo vengo a conocer que es lo que está tan mal de esto - añadió.

-Tú, no puedes ir así, se supone que eres una mujer - dijo él.

-Soy un chico porque realmente lo siento así y créame que esto no afectará a su hijo ni a nadie que no sea a mí mismo - le aseguró.

Fue complicado y se necesitaron de muchos argumentos para que el señor Isaza entendiera y se disculpara ante ambos jóvenes por su actitud (aunque un poco a regañadientes por haber perdido la discusión).

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-¿Realmente te irás? - preguntó Isaza a su novio.

-Sí, es una buena oportunidad y el trabajo no es malo. Además podré ayudar más a mamá - afirmó Martín.

-¿Y que harás con la operación? - preguntó el más alto.

-Todavía hay tiempo, prefiero devolverle el favor de estos años a que tenga que seguir gastando en mí - dijo Martín.

-Sabes que podría ayudarte... - comentó Juan Pablo.

-No, no quiero que gastes ni un peso en algo que no te hará feliz a ti - se negó.

-¿Y si soy feliz cuando tú eres feliz? - le preguntó antes de besar su mejilla -. Y no me vale el "No valgo tanto, Juan Pablo" - añadió.

-Imagina que un día quieres viajar lejos de acá, vas a tus ahorros y te das cuenta de que te falta lo que invertiste en mí. No quiero que malgaste su dinero ni nada - argumentó Martín.

-Para mí en esta vida no es sólo lo material, Martín. Las experiencias y sentimientos también son importantes - afirmó el más alto.

-Estoy consciente de ello - le aseguró -. Sabe que le quiero ¿cierto? - preguntó e inmediatamente Isaza sonrió.

-Claro que sí, mi niño - afirmó Juan Pablo.

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-Ya, ni que me fuera para siempre - dijo Martín siendo abrazado por Aleho.

-Pero ¿cuando nos volveremos a ver? - preguntó Villa y el menor suspiró.

-Pues esperemos que pronto - comentó Simón antes de abrazar a su hermano.

Villamil también abrazó al menor y lo mismo hizo su tocayo, solo que este se inclinó hacia delante para poder besar a su novio antes de que este se fuera.

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-¡Perros! - gritaron Villamil e Isaza desde la cocina.

Aleho y Simón corrieron hasta el lugar encontrándose con ambos Juan Pablo sonriendo como locos.

-¿Qué pasó? - pregunto Aleho.

-Paulina Rubio aceptó grabar con nosotros - respondió Isaza.

-¿¡En serio!? - preguntó Simón intentando aguantar la sonrisa.

-Compruébenlo ustedes mismos - dijo Villa dándole la vuelta al portátil para que los otros dos pudieran leerlo.

Después de que los dos más mayores leyeran el correo los cuatro empezaron a saltar, gritar y abrazarse, emocionados.

-¿Que está pasando? - preguntó Pedro entrando a la sala.

Villamil se acercó con el portátil y Malaver leyó lo que el de ojos avellana le enseñaba.

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-Entonces... ¿me están diciendo que han conseguido que Paulina Rubio cante con ustedes la canción que compusieron? - preguntó Martín.

-¡Sí! - respondieron los cuatro con descoordinación.

-Bua, tienen una suerte impresionate - comentó Martín con una sonrisa.

-Más o menos, hemos tenido que cambiar el nombre de Malta a Morat porque el primero ya estaba escogido - comentó Isaza.

-Morat... Me gusta como suena - comentó Martín.

-Ven, yo dije que era un buen nombre - dijo Villa.

-Pero si eras tú el que estaba en contra - se quejó Simón.

-¡Falso! - negó Villamil.

-En fin, acá ya es tarde y debería dormir, no quiero despertar a nadie - comentó el menor de todos.

-¡Oh! Es cierto, que allá es de noche ya - dijo Isaza.

-Lo sentimos - se disculpó Aleho.

-No pasa nada - afirmó Martín.

NO SOY ELLA | Finalizada | MoratDonde viven las historias. Descúbrelo ahora