Capítulo 12

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Capítulo 12

Jared está de rodillas, con los brazos atados a la espalda y la cuerda atada alrededor de los codos y las muñecas. Se siente como si hubiera mantenido la posición durante horas, pero podría ser mucho menos, su sentido del tiempo, en la habitación de la calma, lo ha abandonado. Así que cuenta sus respiraciones, después de 312 inhalaciones y exhalaciones lentas y constantes Jensen regresa. Jared no puede verlo, sus ojos están cubiertos por la tela sedosa negra que Jensen ató allí, pero puede sentir a su Dom, escuchar sus suaves pisadas mientras se mueve a su alrededor, dándole vueltas, una, dos veces. El aire se mueve por delante de su cara y Jared espera el toque, la caricia, pero no llega y el siguiente sonido que oye es el de Jensen alejándose, una puerta abriéndose y cerrándose. Jared empieza de nuevo, 1... 2... 3... 4...

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Se despertaron temprano esa mañana, Jensen apartando el pelo de los ojos de Jared e informando a su sumiso que irían a correr otra vez. El aire había sido un poco frío pero las calles estaban tranquilas y Jared disfrutaba del ejercicio, del estiramiento de sus músculos y de la claridad mental que siempre parecía traerle una carrera.

La ruta de Jensen los había llevado a un parque, sus colores comenzaban a cambiar, desde los verdes exuberantes hasta los primeros indicios de los dorados, rojos y amarillos del otoño. Las únicas personas que vieron fueron otros corredores y un tipo que paseaba un perro de aspecto desaliñado, que había dado un emocionado brinco al pasar.

Cuando Jensen se desvió del camino y se dirigió a un grupo de altos arbustos y árboles, Jared lo siguió obedientemente. Había perdido de vista su Dom cuando este rodeaba un árbol y unos segundos después se encontró agarrado y empujado bruscamente contra un gran árbol, la gruesa corteza contra su espalda. Entonces los labios de Jensen estaban en los suyos, urgentes y cálidos, con las caderas rozando las suyas. Sus muñecas se mantienen cautivas sobre su cabeza en el firme agarre de una de las manos de Jensen, mientras que la otra buscaba y encontraba su pezón, primero a través del material de su camiseta, y luego alcanzando debajo de la tela para pellizcar y tirar de la sensible protuberancia.

Alejándose abruptamente, pero sin aflojar su agarre sobre Jared, Jensen lo había mirado a los ojos, todo intensidad y control, y los movió hasta que fue su espalda la que estaba contra el árbol. Había tocado el hombro de Jared y a su lujurioso y confuso cerebro le había llevado un segundo recordar lo que esto significaba.

Mientras lo recordaba y se ponía de rodillas, Jared había sentido una oleada de entusiasmo y miedo por lo que iban a hacer, el riesgo de ser visto, de ser atrapado, le volvía loco y hacía que su corazón se acelerara. Las manos sobre su pelo habían llevado la cara de Jared hasta el abultamiento de los pantalones de Jensen. Jared había frotado su cara, su boca sobre esa parte, explorando, chupando y lamiendo la forma de la erección de Jensen a través del fino tejido.

Cuando Jensen liberó su polla a merced del aire fresco, Jared no perdió tiempo y se llevó todo esa longitud a su boca, anhelando el dulce sabor del precom y el sentir a Jensen pesado en su lengua. Esperaba que su Dom follara su cara tal y como había hecho antes, pero el agarre de Jensen se quedó en una simple guía y permitió a Jared marcar el ritmo. Sólo la ocasional maldición de Jensen y el crujido de las hojas caídas por la brisa habían perturbado la tranquila quietud que les rodeaba.

—Joder, sí, baby. —Jared había sentido cada palabra y gemido como una caricia, como un codiciado estímulo.

Cuando los dedos apretaron su pelo, Jared había pensado que era una advertencia para que se diera cuenta de que Jensen estaba a punto de llegar. Se había preparado para tragar lo que Jensen tenía que darle, pero Jensen había usado su agarre para apartarlo de su polla y tirar de él hacia arriba, hasta que sus labios volvieron a chocar, las lenguas enredándose, saboreándose. Tan abruptamente como el beso había empezado, este terminó y Jared fue girado, manipulado a una nueva posición. Sus pantalones fueron bajados hasta que pudo sentir el aire fresco en su culo expuesto. Su pecho estaba presionado contra el árbol, sus piernas separadas alrededor del amplio tronco, sus rodillas ligeramente dobladas.

The ScarletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora