Capítulo 33
Después de limpiar el pegajoso desorden del pecho de Jared, Jensen coge un tapón de goma negra del cajón de la mesilla y le ordena a Jared que se levante y se incline.
—Muéstrame tu agujero. —La voz de Jensen es mesurada y dominante.
Con la cara ligeramente ruborizada, Jared se echa hacia atrás y separa sus mejillas para su Dom. Jensen admira la vista por un momento antes de usar un dedo para empujar hacia dentro el esperma que está empezando a gotear desde el agujero de Jared. Toma el tapón y empuja la punta contra el borde rosado de Jared, girando y facilitando la introducción del juguete, conteniendo su recién derramada corrida dentro de su sumiso.
—Buen chico —murmura una vez que el extremo acampanado está ajustado al agujero de Jared. Acaricia el culo de Jared, pasando las manos por sus caderas y muslos fuertes.
—Me gusta esto. Saber que estoy dentro de ti incluso cuando estás caminando por ahí —confiesa Jensen.
Se reúnen entonces con los demás, Jensen en shorts gris oscuro que abrazan su culo deliciosamente y Jared desnudo a excepción del arnés y su collar. Hace unos meses, Jared podría haber tenido un problema por estar tan expuesto frente a tanta gente, pero a estas alturas, lo ha hecho más de una vez y cualquier ansiedad persistente que pudiera quedarle se ve opacada por la ola de felicidad postcoital que sigue montando. La música baja llena la habitación y la vista que los saluda le recuerda a Jared una orgía romana, la ropa desechada yace en montones en el suelo, piel por todas partes, hasta donde Jared pueda mirar.
Jeff ya no se está tirando a Meg, pero su esclava Amanda está de rodillas, las manos agarrando los muslos de Meg, la cara pegada al coño de la otra mujer, lamiendo con avidez. Jeff tiene agarrado el pelo de Amanda, la rubia cola de caballo envuelta alrededor de su mano, dirigiéndola. Se inclina hacia su esclava y le murmura al oído. Tomando su barbilla en su mano, lleva su cabeza a un beso descuidado antes de permitir que la húmeda boca deje la suya y que su esclava regrese a su ansioso trabajo.
Misha ha intercambiado posiciones con el sumiso desconocido y tiene los brillantes labios de Meg envueltos alrededor de su polla. Ty se extiende detrás del sumiso desnudo, una mano rodeando la base de la longitud de Misha, la otra presionada entre las nalgas, dos dedos penetrando su culo, entrando y saliendo, girando. La cara de Misha es una máscara de placer, con los ojos cerrados y los labios separados, las manos enrrolladas a los lados como si intentara evitar el orgasmo.
Katie no está con la pareja, sino arrodillada a unos pies de distancia observando el libertinaje a su alrededor. Con sus muñecas aseguradas a sus muslos por correas de cuero y sus rodillas abiertas de par en par, es incapaz de tocarse a sí misma o al juguete que está desapareciendo en su cuerpo. El vibrador se mantiene en su lugar por un cordón asegurado alrededor de la parte inferior del juguete y luego alrededor de sus muslos. Las bragas de la sumisa no se ven por ninguna parte y Jared puede ver los labios de su coño brillando alrededor del plástico vibrante. Sus pezones expuestos son unos capullos rosados y apretados, con pequeñas abrazaderas plateadas que los aprietan. Hay una mordaza negra entre sus labios, una correa la sujeta alrededor de su cabeza, el color contrasta con su boca roja, manchada de lápiz labial.
Junto a las sillas, Rachelle está de rodillas, desnuda a excepción del arnés, unido a un consolador rosa, colgado alrededor de sus caderas y muslos. Delante de ella, en sus manos y rodillas, está Andrew. Ella está sosteniendo sus caderas mientras lo penetra con el juguete brillante. Él, a su vez, tiene la cabeza enterrada en el regazo de su amante. Maggie está sentada, con las piernas abiertas para permitir el acceso de Andrew, su falda subida hasta la cintura. Ella agarra su corto cabello para mantenerlo en su lugar, allí donde él adora su coño.

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The Scarlet
Fiksi PenggemarJared entra en el Scarlet, el principal club fetichista de Estados Unidos, sin tener idea de lo que realmente espera conseguir, tan solo con la seguridad de que tiene un tipo de necesidad que ya no puede seguir ignorando. Cuando conoce al deslumbran...