Capítulo 24

1K 69 19
                                        


Capítulo 24

El captor de Jared está de pie en la puerta, con una taza de hojalata en la mano y un bol balanceándose en la parte superior. Con una sonrisa satisfecha en sus labios, se mueve hacia Jared. Se ha puesto una camiseta blanca y una camisa de franela roja, con la parte superior tan manchada como la de tirantes que llevaba antes, pero con un gran agujero en el dobladillo. Abstractamente, Jared también nota una larga mancha negra en la pierna derecha de sus vaqueros.

—Me alegro de que hayas decidido comportarte. Sabía que verías el error de tus formas. Mis sumisos siempre lo hacen, tarde o temprano. Nunca he tenido uno que peleara como tú. —Aprieta su erección, mirando a Jared como si fuera algo bueno para comer.

—No puedo decir que no haya sido divertido, siempre prefiero que mis sumisos estén un poco rotos. Me encanta la mirada en sus ojos tristes cuando saco mis juguetes, y saben, simplemente saben, que voy a hacer lo que quiera con ellos. Cielo, deberías oírlos, lloriqueando y gritando. —Sonríe ampliamente al recordar, mostrando los dientes manchados. Se instala acuclillado frente a Jared. —Mis cuchillos son lo mejor, todos se vuelven jodidamente locos cuando empiezo a cortarlos con ellos.

El bastardo se ríe un poco con eso, obviamente disfrutando de revivir sus recuerdos de torturar a víctimas indefensas. Jared se estremece al mencionar los cuchillos, un oscuro temor se apodera de él. La confirmación de que no es el primero en ser retenido aquí hace que Jared quiera vomitar. La mirada en la cara de su captor, la retorcida alegría que brilla en sus ojos, hace que su piel se erice.

—No te pongas celoso, no eran nada comparados contigo, sólo vagabundos y basura callejera. —Acaricia la cara de Jared con su mano libre, malinterpretando completamente la reacción de repulsión de Jared. —En el momento en que te vi, supe que eras el único, los otros se rompieron tan pronto, demasiado fácil, me aburrieron muy rápido, y deshacerse de ellos fue un gran dolor de cabeza. —Jared traga con fuerza ante el mensaje implícito. —Tú, sin embargo, eres especial, me tomaré mi tiempo contigo. Seguro que eres grande, construido como una maldita casa de ladrillo como mi padre solía decir, pero sé que por dentro sólo quieres, no, necesitas, que tome el control. —Tira del pelo de Jared, trayendo lágrimas a sus ojos. —Ahora, porque fuiste bueno y no intentaste escapar, tengo una recompensa para ti, aquí mismo. —Colocó la taza y el bol en el suelo delante de Jared.

Cuando Jared no se mueve para cogerlo, el otro hombre se ríe a carcajadas. —Mira, estás aprendiendo. —Frota su mano a través del enmarañado cabello de Jared; es un movimiento que se supone que debe resultar afectuoso y juguetón. Hace que Jared quiera alejarse del contacto, para golpear al bastardo condescendiente justo en su fea y engreída cara. No tiene ni idea de cómo se las arregla para ocultar su reacción de repugnancia, pero el gilipollas continúa como si, realmente, no se hubiera dado cuenta. —Puedes comer. —Lo dice como si fuera una línea ensayada, como si hubiera estado recogiendo consejos de "Como Dominar 101". Se debe haber perdido el capítulo sobre el consentimiento, y no ser un psicótico, abusivo, secuestrador, violador, asesino gilipollas, piensa amargamente para sí mismo.

Jared no quiere nada más que tirar la sopa de aspecto grasiento a la cara de su captor, pero tiene un plan y si hay la más mínima posibilidad de que funcione, necesita mantener la calma. Alcanza el tazón, sólo para que le agarren la parte de atrás de su cabeza con una mano gruesa. —¿Qué se dice? —susurra cerca del oído de Jared, a través de dientes apretados.

—Gracias, señor. —La mano lo libera. Jared espera un momento para cualquier otra interacción, y cuando no llega, Jared finalmente recoge el tazón. No hay cuchara y el recipiente es de plástico... nada con lo que pueda hacer un arma improvisada. Jared está decepcionado, pero se lleva el tazón a los labios. Está frío y si alguna vez supo bien, ahora no lo hace. Toma unos cuantos tragos y luego lo deja en el suelo para tomar la taza; el agua, al menos, es fresca y fría, y tiene que refrenarse para no beberla de un solo trago.

The ScarletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora